jueves, 15 de diciembre de 2011

Berajot 54 - Milagros y bendiciones

Empezamos el último capitulo del tratado de bendiciones. El noveno, comenzando con una larga Mishná que en realidad son cinco. A lo largo de todo este capitulo la Guemará irá retomando cada uno de los puntos centrales de nuestra larga Mishná. Cada día, Bezrat HaShem (con la ayuda de Ds), vamos a sumergirnos en los diferentes aspectos de estas hermosas Mishnaiot. El sentido principal de estas ultimas mishnaiot es de una serie de berajot (bendiciones) que se dicen en ocasiones diversas. El primer set que veremos hoy versa en relación a cuando pasamos por un lugar en el que se hicieron milagros.

Los milagros y las bendiciones. En hebreo uno de los nombres que se le da a "milagros", y es el que se utiliza en nuestra guemará, es נסים, los nisim son ademas de milagros estandartes. Los milagros son aquellos momentos de la vida que en forma personal o colectiva encontramos, de manera contundente, la presencia de D-s. Y como siempre estos momentos nos dan la posibilidad de bendecir y agradecer, la Mishná nos dice que quien ve un lugar donde se haya producido un milagro para el pueblo de Israel debe decir: Baruj Sheasa nisim laaboteinu Bamakom Haze - Bendito seas que prodigaste milagros a nuestros antepasados en este lugar. 

Lugares. Quien pasa por ejemplo por donde estaba la ciudad de Ierijó, donde a través del toque de shofar sus murallas cayeron y donde D-s detuvo el sol y la luna para que el pueblo de Israel pueda seguir luchando, debe decir esta bendición. Quien pasa también por el Iam Suf (mar de los juncos - mal traducido pero comúnmente conocido como mar rojo) o el mar del Jordán también debe recitar esta bendición ya que fue allí donde D-s paró las aguas de sendos mares para que el pueblo de Israel pueda pasar por allí. Quien ve la piedra donde se paró Moshe mientras el pueblo de Israel batallaba y cuando él levantaba las manos el pueblo vencía mientras que si las bajaba el pueblo era derrotado, también debe bendecir a D-s. Otro de los lugares que a modo de ejemplo nos da la Guemará a la hora de decir donde debemos bendecir es el lugar donde la esposa de Lot se transformó en una estatua de sal por mirar hacia atrás cuando iban saliendo de Sdom. En este punto la Guemará discute la idea que allí se deba bendecir ya que en todos los otros casos (y otos que nombra) allí se realizó un milagro - positivo - para el pueblo de Israel, en cambio en este caso se dio un hecho de puranut (de castigo, de terror y no algo positivo). La misma guemará contesta, como nos indica la Mishná que debemos aprender a bendecir tanto por lo bueno como por lo malo, por eso quien pasa por allí debe hacer dos bendiciones: "Baruj Daian HaEmet - Bendito el juez recto" (esta frase la decimos cuando algo malo sucede, como ser la muerte de alguien, en este caso la de la mujer de Lot) y a la par "Baruj zojer  et Hatzadikim - Bendito el que recuerda a los justos" (en referencia a Lot).

Milagros personales. Todos los milagros anteriormente mencionados son de carácter colectivo. Están relacionados, de alguna manera, con todo el pueblo de Israel en su conjunto. Pero ¿Qué pasa si de manera personal vivenciamos un milagro? ¿o sentimos algo semejante?  Cada vez que pasamos por ese lugar, donde sentimos la presencia de D-s, dice la guemará, debemos decir: "Baruj Sheasa li nes bemakom haze - Bendito sea que me prodigó un milagro en este lugar". En relación a esto último, dice la guemará que hay cuatro personas que deben reconocer y alabar a D-s. Cuatro personas que pasaron por momentos difíciles y se recuperaron, deben dar gracias a D-s por ello.

Y esta costumbre se extiende hasta nuestros días: Quien cruza un mar, o el desierto, o se recupera de una enfermedad o está cautivo y luego es puesto en libertad deben dar gracias al Cielo por su nueva situación. Ya sea por su salud, por su libertad o por haber sobrevivido a una larga travesía. La bendición se la llama "Hagomel" que significa "el que recompensa". Le damos gracias a D-s por habernos recompensado y mantenernos con vida en cada una de esas situaciones. Cada vez que superamos alguno de estos cuatro obstáculos debemos ir a la sinagoga y durante la lectura de la Torá debemos decir esta bendición. Se instituyó que se diga en ese momento ya que se necesita un Minián para poder recitarlo.  



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