viernes, 25 de noviembre de 2011

Berajot 35 - Bendiciones por la comida

"¿Cómo se bendice por las frutas?" Así comienza este sexto capitulo de berajot que es el que se enfocará en darnos detalles y enseñarnos las halajot en torno a cómo deben ser las bendiciones que debemos decir antes de comer. La Mishná da por obvio algo que luego la guemará se va a preguntar: ¿Por qué debemos bendecir antes de comer? La Mishná supone que eso se debe hacer mientras que los sabios talmúdicos intentarán dar una respuesta a su por qué. Antes de empezar con las explicaciones del Talmud voy a dar una lista de las bendiciones que debemos hacer antes de comer cada uno de los alimentos. La formula principal es Baruj Ata Adona-i Elohein-u Melej Haolam:
  1. Frutas (de los árboles): Bore Pri Haetz, el creador de las frutas de los árboles. 
  2. Verduras (de la tierra): Bore Pri Hadama, el creador de las frutas de la tierra. 
  3. Vino: Bore Pri Hagefen, el creador de la fruta de la vid.
  4. Pan: Hamotzi Lejem Min Haaretz, el que encuentra alimento de la tierra.
  5. Para trigo, cebada, centeno, espelta y avena: Bore Minei Mezonot, para el creador de distintos tipos de comidas.
  6. Para todo lo demás (lácteos, bebidas, carnes, etc.): Sheakol Nia/Nie Bidbaro, para el que hace todas las cosas.
Los sabios talmúdicos tratan de encontrar el origen en la Torá por la cual debiéramos hacer una bendición antes de ingerir cualquier alimento pero no lo encuentran. Prueban con un versículo y luego lo refutan. Prueban con otra teoría y luego ellos mismos la tiran abajo. Sabemos que sí existe el origen desde la Torá para la bendición posterior a las comidas pero los sabios en nuestra página talmúdica de hoy dicen que no se puede extrapolar esa enseñanza para decirnos que debemos bendecir antes de comer (lo veremos en los próximos días con más detalle). ¿Por qué? Porque en un caso estamos saciados y en el otro estamos hambrientos. Entonces ¿Cuál es el origen? "Le esta prohibido a un hombre disfrutar de algo del mundo sin una bendición", allí encontramos la respuesta. El mundo que Ds nos dio esta lleno de placeres para que nosotros podamos aprovechar. Colmado de olores, gustos, sabores que están para nuestro deleite pero antes de tomar prestado cada uno de ellos debemos agradecer. Debemos bendecir al Eterno por habernos entregado una infinidad de comidas y sabores diversos. 

No seamos ladrones. El judaísmo sostiene que el mundo es de D-s, a Él le pertenece toda la existencia. Mas nosotros somos invitados permanentes, por todo lo que dure nuestra vida en Su mundo. Es por esto que los sabios dicen que debemos agradecer y bendecir por todos los placeres que tenemos y de los cuales hacemos usufructo durante nuestra vida. Quien disfruta de algo y no bendice es considerado un ladrón de cosas sagradas (Mahal), como un ladrón que le roba a D-s y a la congregación de Israel. En un versículo (Salmos 24:1) se nos dice que todo el universo, todo el mundo le pertenece a D-s; mientras que en otro versículo (Salmos 115:16) se nos dice que los cielos pertenecen a D-s pero la tierra le pertenece al hombre. ¿Cómo solucionamos esta contradicción? El primer versículo se refiere a los casos antes de bendecir y el segundo es en los casos que bendecimos. Una vez que bendecimos, que le agradecemos a D-s por lo que nos dio podemos hacer usufructo de todo producto (Kasher, por supuesto) que hay en el mundo.

Extra. Los sabios discuten también la contradicción que hay entre dos versículos de la Torá. En uno se nos dice que D-s recogerá nuestra cosecha y en otro se nos dice que el mismo pueblo de Israel deberá hacer el trabajo. Los sabios dicen que aquí tampoco hay una contradicción, dicen que en el primer versículo se refieren a cuando el pueblo de Israel cumple la voluntad del Eterno y en el segundo cuando se aparta. Y en relación a esto enseñan que las generaciones pasadas no son como las actuales. En las primeras, los hombres hacían del estudio de la Torá algo fijo y de su trabajo algo ocasional pero al final del día ambas permanecían. Ahora los hombres hacen de su estudio algo ocasional y de su trabajo algo fijo y ninguna de las dos perdura. Por esto enseñan los sabios (Shuljan Aruj 156:1) que un judío debe con el trabajo de sus manos soportar su propio estudio de Torá, el trabajo debe acompañar al estudio porque sino el mismo con el tiempo desaparece. Sería bueno que muchos ultra-ortodoxos que son mantenidos por el Estado de Israel o por otras instituciones cumplan un poco más esta Halajá. 

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