viernes, 18 de noviembre de 2011

Berajot 28 - Deponiendo a los lideres

Rabán Gamliel era el líder de la comunidad judía en el siglo I a.e.c. Al parecer empezó a decepcionar a la gente y buscaron reemplazarlo. Primero propusieron poner en su lugar a Rabi Ioshua pero luego dijeron que no porque él fue una de las partes involucradas en un altercado que llevó a la expulsión de Rabán Gamliel de su cargo. Sugirieron también que Rabi Akiva sea el nuevo líder de la comunidad judía en Israel pero luego también abandonaron esta posición porque él no tenía Zjut Abot, no tenía el merito de los padres (una ascendencia "respetuosa") ya que era un converso. Finalmente deciden poner en la posición de presidente del Sanhedrín a Rabi Eleazar ben Azariá quien era muy sabio, muy rico y correspondía a la décima generación de descendientes de Ezra (quién trajo de vuelta a los judíos luego del exilio babilónico). Estas tres cualidades le permitían responder por un lado a cualquier pregunta de Halajá, pagar algún impuesto o presión por parte del imperio y por último, al venir de una familia respetable, Rabán Gamliel - a quien estaban deponiendo - no iba a poder maldecirlo. ¿Qué edad tenía cuando fue elegido el líder de toda la comunidad judía? 18 años y un día! 

Volver a estudiar. Ese mismo día cuando depusieron a Rabán Gamliel e instauraron a Rabi Eleazar ben Azariá el guardián de la puerta de la casa de estudios fue removido de su lugar. Ya no había Bitajón o Patovica que impedía el ingreso a los estudiantes. Ya que al parecer durante el mandato de Rabán Gamliel él había decretado que quien en su interior no sea como su exterior no podría entrar a estudiar. Ese mismo día, dependiendo de diversas opiniones, entre 400 y 700 bancos se agregaron a la casa de estudio. Las puertas de la casa de estudio se abrieron una vez más para todo Israel. 

De la dureza a la flexibilidad. El Talmud, en este caso por lo menos, presenta a Rabán Gamliel como un hombre muy duro y muy estricto. No obstante, aunque lo destituyeron de su cargo, él no se ausentó de la casa de estudios ni por una hora. Se cuenta que hubo una discusión entre él y Rabí Ioshua. Al parecer un hombre llamado Iehudá ,quien era amonita, le preguntó a los rabinos si podía ingresar a la comunidad de Israel, o sea, convertirse. Rabán Gamliel inmediatamente le dice que no porque en la Torá dice que ni un moabita y ni un amonita podrán entrar a la casa de Israel ni siquiera en la décima generación. A lo que Rabi Ioshua le contesta, al amonita, que seguro puede ser parte de la casa de Israel. Rabán Gamliel le discute trayendo la cita bíblica pero Rabi Ioshua le retruca con evidencias historicas diciendole "Ahora 1200 años después del episodio de los amonitas y moabitas siguen viviendo ellos en su territorio? El rey de Asiria los mezcló con el resto de las naciones." Y concluye Rabi Ioshua con un principio talmúdico más que importante: Kol DeParish deMeruba Parish, este significa que nos debemos guiar por la mayoría. En este caso se aplica que si un amonita, por prohibición bíblica, no puede entrar a la congregación de Israel pero luego de miles de años estos se mezclan y ya no se sabe identificar exactamente quién es amonita, este hombre se podría convertir. Otro caso "práctico" sería el hecho de que si en algún lugar hay 10 bolsas de carne exactamente iguales en apariencia y sabemos que 9 de ellas son kasher y una no, podemos igual llevarnos las 10 y comer de cualquiera de esas bolsas porque nos debemos guiar por la mayoría. Finalmente el prosélito amonita fue aceptado en la comunidad de Israel inmediatamente. Esta historia nos muestra la flexibilidad y el uso de la historia y la sociología para decretar la Halajá. Rabi Ioshua no se quedó anclado en las rigidas y literales palabras de Torá sino que utilizó evidencias de cambios en la historia y en la demografía para decretar una nueva halajá. Vale aclarar que la Halajá en el Shuljan Aruj quedó como él. 

Extra. Se cuenta que Rabi Nejunia solía decir una breve plegaria cuanto entraba a dar clases al Beit Midrash y una pequeña plegaria cuando salía. Al entrar le pedía a D-s que nadie cometa un error por sus enseñanzas, que por favor no se equivoque a la hora de enseñar las halajot, que no diga que lo puro es impuro y que lo puro es impuro. En definitiva le pedía tener la suficiente sabiduría para no hacer tropezar al otro con sus enseñanzas. Al salir de dar clases daba gracias por su lugar. Agradecía al Eterno por tener la posibilidad de usar su tiempo para enseñar Torá, agradecía la posibilidad de ser estudiante y profesor. 

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