martes, 24 de enero de 2012

Sanhedrín 5 - Naktina Reshutá

La Guemará vuelve a retrotraernos al comienzo de nuestra Mishná. Un Beit Din en el caso de tratarse de un litigio comercial o civil (Dinei Mamonot) debe estar integrado por tres miembros. Pero, y siempre hay un pero, si hay una persona que es Mumje leRabim, popularmente sabia, puede juzgar de manera solitaria. Rab Najman y Rab Jia decían que ellos eran muy sabios, muy mumjim, y que por eso podían dirimir los juicios solos sin la necesidad de conformar un tribunal. La Guemará se pregunta ¿Quién es considerado un Mumje Lerabim? Alguien que ha aprendido, que sabe explicar y que ha recibido el permiso de su maestro para enseñar (Naktina Reshutá). Este, hasta hoy en día, luego de 3000 años de existencia del pueblo de Israel, en cuanto pueblo, sigue siendo el principio de sucesión de la autoridad más importante. Hoy en día para ser rabino a uno le deben entregar el permiso para enseñar y dictaminar en cuestiones de Halajá. Un rabino no es más que un maestro con ciertos conocimientos, no siempre totales, que se dispone a enseñar. Nadie puede dictaminar ni enseñar en materia de Halajá si su rabino, quien ha su vez hace tiempo fue ungido con el mismo permiso, no le da a uno la autoridad de enseñar. Al parecer, en un momento de la historia una persona más o menos con conocimientos podía dictaminar leyes pero esto llevó a la equivocación y al yerro de muchos por lo cual los sabios decretaron el siguiente principio: un estudiante no puede enseñar sino en el caso de que haya recibido el permiso de su maestro. 

En la antigüedad, en los tiempos talmúdicos, era el Rosh Galut, el exilarca de Babel quien concedía el permiso para poder enseñar en sus tierras mientras que en Israel lo hacía el Nasí, un descendiente de la casa de Hilel. ¿Cómo era este proceso? Un estudiante sabio, un aprendiz rabínico, por llamarlo de cierta manera venía ante alguno de estos sabios y les decía ¿Puedo enseñar sobre impurezas? Y ellos le contestaban sí o no. ¿Puedo legislar sobre dinei mamonot? y ellos le contestaban sí o no. Como vemos aquí, los permisos de enseñanza no eran necesariamente generales sino más bien particulares, en ciertas temáticas en particular. La Ley judía es tan amplia que es muy difícil que un rabino sea experto en todas estas áreas, por ese motivo hay "especializaciones". Por ejemplo, para dar un caso que conozco personalmente, el tema de los divorcios (guitin) es muy complejo y no todos los rabinos pueden estudiar todas estas particularidades por lo cual para america latina, el movimiento conservador, entrenó al rabino Abraham Skorka especialmente para dirimir y legislar en materia de divorcio, cualquier otro rabino del movimiento conservador en latinoamerica en un caso de divorcio debe derivar la cuestión al Rab Skorka.

Otro principio que nos enseñan nuestros sabios: un estudiante no puede enseñar en materia de halajá si su rabino está presente en el mismo lugar. Por respeto a la autoridad y a los conocimientos de quienes nos enseñaron lo que sabemos, debemos aguardar a que ellos respondan. 

Baki o Jajam. Podemos ser sabios pero no expertos. Un rabino no puede saber todas las leyes de todas las temáticas pero no por eso deja de ser un sabio, un jajam. No obstante, para ciertas cuestiones, se neceseitan de expertos, bakiim (plural de baki). Este puede no ser un sabio en el sentido estricto de la palabra, puede carecer de muchos conocimientos en Torá, hebreo, midrash, filosofía, historia o halajot en generales pero es un baki, un experto en un tema puntual. Un claro ejemplo de esto hasta nuestros días es el del Shojet, el matarife ritual. Puede ser un experto a la hora de evaluar si un animal está puro o no, cómo se debe cortar y por dónde pero puede carecer de muchos otros conocimientos. La expertiz puntual y la sabiduría general son ambas necesarias para la vida y la práctica judía. 

Beit Din Jatzuf. Tal como mencionamos, como principio general un Beit Din debe tener tres miembros y a la vez establecimos que un sabio puede dictaminar por su cuenta (aunque el Ramá nos dice que en nuestros días nadie puede ser considerado lo suficientemente sabio para dictaminar por su cuenta). El Talmud nos trae la opinión de Rab Shmuel quien nos dice que dos personas pueden también establecer un tribunal y su dictamen será considerado válido. Este tribunal recibe el nombre de Beit Din Jatzuf.

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