miércoles, 31 de octubre de 2012

Avodá Zará 65 - El Olam Habá de Raba y Bar Sheishaj

"Raba le entregó un regalo a Bar Sheishaj en el día de sus fiestas (en el día de una celebración pagana) y le dijo: te entrego este regalo porque se que tu no cometes idolatría. Cuando fue a verlo encontró a Bar Sheishaj sentado hasta su cuello con aceites y con prostitutas paradas a su alrededor. Este hombre le dijo a Raba: ¿Ustedes (los judíos) tienen un Olam Habá (mundo venidero) como este? Raba le contestó: el nuestro es incluso mejor que este. Bar Sheishaj le dijo: ¿mejor que este, cómo puede ser? Y Raba le respondió: Ustedes (los no judíos) tienen que estar sometidos al imperio (Eimata DeMaljuta) mas nosotros en el Olam Habá no estaremos sometidos a ningún imperio. Bar Sheishaj que era un principe le dijo: ¿Qué clase de sometimiento o temor al imperio puedo tener yo? Antes incluso de que se siente vino un emisario de rey y mandó a llamar a Bar Sheishaj"

.... Y colorin colorado esta historia se ha terminado. El relato concluyó pero ahora nos queda el trabajo más hermoso y desafiante, su interpretación. Esta historia está extraída de nuestros folios que hoy debemos estudiar. Comencemos a desgranarla de a poco. Lo primero que hay que advertir es el contexto. Al comienzo del tratado de Avodá Zará vimos que le está prohibido a un judío enviarle regalos a un no judío en los días de sus celebraciones por miedo a que estos le agradezcan a sus deidades este obsequio y con esto se los este "incentivando" a cometer idolatría. Sin embargo Raba, sostiene que a un Ger Toshav, como al parecer era Bar Sheishaj se le pueden dar regalos en los días de las fiestas de los no judíos, ya que si bien el no es judío el no comete idolatría. Y si no comete idolatría la incertidumbre en relación a si podría alabar a su deidad queda anulada. 

Raba al encontrarse con este príncipe  aparentemente de Persia, lo encontró en una situación extremadamente opuesta al ideario judío de la época. Bar Sheishaj se comportaba como un típico hedonista de los placeres carnales y terrenales. Comía las mejores comidas, se sentaba de una manera haragana y tenía a su lado a decenas de prostitutas para "servirle". Para él eso era el paraíso, el mundo venidero, el punto máximo hacia donde el hombre debía apuntar y direccionar su vida. Por este motivo Bar Sheishaj desafía a Raba preguntándole si los judíos en su mundo venidero tenían tantos placeres como él allí en la tierra. Lo primero que debemos advertir es que la tradición talmúdica insistía en gran medida en que este mundo es solamente un pasillo hacia el verdadero mundo, el mundo venidero. Raba le contesta que el mundo venidero (la situación ideal) de los judíos es mejor que esa y esto se debe a que, como decía Shmuel en el tratado de Berajot, en que la única diferencia entre este mundo y el Olam Habá es que allí uno no vivirá sometido a los imperios. El mayor ideal de los judíos era no ser perseguidos, el poder vivir una vida de libertad donde poder cumplir los preceptos y estudiar Torá sin amenazas externas ni dominación extranjera sobre la tierra de Israel. El Olam Habá, según esta versión, será un lugar sin tantos placeres carnales pero sí con la posibilidad de ser verdaderamente libres, de poder ser plenos espiritual, intelectual y físicamente. 

Bar Sheishaj descree y cree que su poder, por su dinero y su estatus, lo hace diferenciarse del resto de las personas y que él no tiene porqué temer del imperio. Con ironía, el texto talmúdico dice que inmediatamente cuando este personaje enuncia estas palabras entra el emisario del rey para mandarlo a llamar. No sabemos que fue de él, seguramente fue muerto, o no, no sabemos. Lo que sí muestra el Talmud es que todos estamos sometidos, de alguna manera, aunque creamos que no, a algún poder en este mundo. Serán los Estados, las religiones o las corporaciones, no importa qué institución, todos nosotros no podemos llegar a ser plenos espiritual, intelectual o físicamente en este mundo. O por lo menos, no en estas condiciones. Esto Raba lo tenía muy en claro.

Quizás el mundo venidero no presente un paraíso para los hedonistas pero sí, según esta utopía talmúdica, permitirá que el hombre viva en libertad.

P.D: Rab Papi luego de leer esta historia dijo que Raba le debería haber contestado que en el Olam Habá "de los judíos" ellos tendrían, no simples prostitutas, sino que estas serán las hijas de los reyes... Al parecer no solo los musulmanes piensan que en cielo los esperan con 72 vírgenes ;)

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