viernes, 26 de octubre de 2012

Avodá Zará 62 - Quemando billetes

Estamos comenzando el quinto y último capitulo de Avodá Zará. 

Nuestro tema del día son empleados judíos y empleadores gentiles. Lo primero que debemos advertir es que si la Mishná nos está narrando un escenario acerca de esta relación, casi por necesidad en los primeros siglos de nuestra era había no poca cantidad de judíos que trabajaban como empleados para diversos gentiles. Esto implica que existía, evidentemente, una relación diaria entre poblaciones de idólatras y judíos. Lo que viene a hacer la Mishná es regular este tipo de relaciones.

La cuestión es la siguiente: si un gentil contrata a un judío para que lo ayude a hacer vino de libaiones (Iayin Nesej) el dinero que éste le entrega como salario está prohibido. Lo mismo ocurre en el caso que un judío le alquile a un goi un burro para cargar vino prohibido. El Talmud nos dice que MeIkar HaDin, que en el sentido estricto de la ley, esto no debiera ser así y el judío podría tomar ese dinero y usarlo mas los sabios decidieron "multar" a los judíos que trabajasen y ayudasen a los no judíos a desarrollar algún elemento que luego sea usado para la idolatría. Sin embargo, nos aclara la Mishná, si el no judío contrata al judío para otras tareas, no relacionadas con la producción de productos que serán utilizados con fines idolátricos, pero en un momento su empleador le pide mover una botella de vino para libaciones paganas su salario no queda prohibido ya que esta no fue nunca su función principal. 

Llegado el caso de que el empleador le pague al judío ¿Qué debe hacer éste con las monedas? El Talmud nos dice que no las puede simplemente dejar tiradas por allí ya que otro judío podría agarrarlas y usar ese dinero que está prohibido (podríamos decir "haberse manchado con idolatría") y estaría así poniéndole un obstáculo a un judío, ya que estaría ayudando a que cometa una transgresión. Lo que debe hacer es algo que seguramente nosotros nunca podamos hacer...

Desde nuestra visión occidental posmoderna incluso si nos dicen que el millón de dolares tenemos en nuestras manos está "maldito" lo usaríamos igual. Los sabios del Talmud, sin embargo, sugieren que esas monedas deben ser fundidas con fuego y enterradas en la tierra; para que nunca nadie pueda utilizar aquel "dinero prohibido". La fe muchas veces no nos sale barata. 

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