viernes, 12 de octubre de 2012

Avodá Zará 53 - Anulando ídolos

¿Cómo se hace para anular un ídolo? ¿Cómo se hace para que un objeto, estatua o imagen  que fue usada para la idolatría pueda ser reutilizada? ¿Cómo se le anula la condición de "idolatría" a un objeto? Estas son las preguntas guías que nos conducirán a lo largo del estudio de este Daf. Los sabios talmúdicos trabajan principalmente sobre dos Mishnaiot que intentan explicar cómo se puede anular el estatus de Avodá Zará a una estatua. 

Lo primero que advierten los sabios es que un no judío puede anular sus estatuas y la de otros mientras que un judío no puede anular ni las propias ni la de otros. Esto lleva como consecuencia que cualquier estatua que fue idolatrada por un judío nunca podrá ser anulada de su condición de Avodá Zará por lo cual la única opción es enterrar la estatua, llevarla a una Genizá para que la misma pueda desaparecer. No obstante las estatuas o imágenes en posesión de los no judíos pueden ser anuladas y tanto los propietarios como otros no judíos, si estos eran paganos también, pueden anular la condición de Avodá Zará de aquellos objetos. 

Ahora bien, la pregunta principal es ¿cómo se hace? Una Mishná brinda la respuesta. La violencia es casi una condición necesaria para anular la idolatría de una escultura. Se puede: cortar un dedo, una oreja o la nariz de la imagen. Esta acción, aunque no destruye completamente la estatua, la desacraliza y así la anula. La idea de los sabios es que ya ningún idólatra le rendiría culto a una imagen desacralizada o mutilada. Sin embargo, y con este lenguaje continúa enseñándonos la Mishna, si uno le escupe, orina sobre la figura, la arrastra o le tira excremento (estos son los términos que utiliza el texto!) la figura no queda anulada. ¿Por qué? Porque estas acciones tienen una solución muy sencilla. Si uno escupe y luego llueve el escupitajo se pierde, lo mismo sucede con la orina o con el excremento. La estatua no queda dañada y anulada de manera permanente. 

Ahora bien, el Talmud discute que ocurre si la estatua es anulada no por una voluntad fehaciente por parte del idólatra sino por alguna otra razón. Qué ocurre por ejemplo si una pared cae sobre la estatua o bien si unos ladrones la roban. Los sabios, aunque con algunas divergencias, razonan que si no hay una intención premeditada a la hora de anular la escultura la misma no queda anulada. Si una pared cae sobre la estatua y la daña, los idólatras pueden arreglarla con facilidad. Y más aún, si los ladrones roban la estatua, ellos mismos pueden luego adorarla. Por lo que aprendemos para anular y modificar el estatus de cierto objeto o situación, es imprescindible tener una intención, una kavaná

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