jueves, 23 de agosto de 2012

Avodá Zará 22 - Las suposiciones sobre los Goyim II

Estamos comenzando un nuevo capítulo pero este comienzo tiene algo de "antiguo". Esta primera Mishná que estudiaremos es la misma que es citada algunos folios atrás en relación a cuáles son las suposiciones que tenían los sabios con respecto a su entorno no judío (lease, idólatra). Vayamos, ahora sí, al texto que está dividido en 3 secciones:
  1. Está prohibido llevar a un animal (de dueños judíos) a una habitación con un no judío ya que existe la sospecha (jashashá) que este habrá de tener relaciones sexuales con el animal. 
  2. Está prohibido la unión (ijud) en un lugar cerrado de una mujer judía con un hombre no judío bajo sospecha de violación.
  3. Está prohibido que un hombre judío esté a solas (BeIjud) con un hombre no judío ya que está la sospecha de que éste lo mate.
Al leer este texto, u otros semejantes, debemos horrorizarnos ante todo . Mas el horror que nos debe provocar un texto tan cruel debe ser seguido de una reflexión y un estudio más profundo del tema. ¿De dónde provienen estas suposiciones? ¿Tienen estas suposiciones una base histórica? y más aún, hoy día ¿Podemos seguir sosteniendo estas suposiciones?

Intentemos responder a estas preguntas de a poco. Los sabios de la Mishná al escribir estas halajot se encuentran bajo el dominio del imperio romano. Un imperio caracterizado, por los propios sabios judíos, como bárbaro y brutal. Años previos a la compilación de la Mishná hubo mucho conflicto entre las comunidades judías y el imperio. Es posible, aunque a la fecha no he leído ningún historiador que pruebe estas suposiciones,  que por aquellos años hayan habido muchas violaciones a mujeres judías (pensar solamente las historias de los soldados durante la primera o segunda guerra mundial). Es posible también que en tiempos de tanta enemistad entre el pueblo judío y sus vecinos los rabinos teman por la interacción cercana entre judíos y no judíos.

En relación a la zoofilia no tengo datos para apoyar mi teoría, pero supongo que esto era una visión polémica más de los sabios judíos en relación a la brutalidad que ellos consideraban como inherente a la idolatría. Dicho sea de paso, el Talmud cuenta que Rabi Irmía en cierta ocasión vio a un árabe que compró en el mercado un muslo y le hizo un tajo para poder "violar" al animal, para luego asarlo y comerlo. Esta exageración me hace intuir que esto es más una leyenda talmúdica que un hecho histórico, pero como les dije, habría que seguir profundizando en el tema.

De lo que sí puedo estar seguro es que estas suposiciones, ergo sus consecuencias legales, ya no son sostenibles en nuestros días; por lo menos en los contextos y en las regiones que la mayoría de nosotros vivimos (quizás mi reflexión sería diferente si mi interlocutor fuera un judío que vive con su familia en el marco de una tribu caníbal de áfrica). En primer lugar, la gran mayoría de los no judíos con los cuales los judíos dialogan, trabajan y trazan amistades a diario, no son idólatras, ni bárbaros. A menos que se demuestre lo contrario, la suposición, en primera instancia, es que se trata de hombres y mujeres con una altura moral igual o quizás superior a la nuestra. Las suposiciones dependen de los tiempos y los contextos, cuando tanto los unos como los otros se modifican, así también debe modificarse la halajá. Hoy cuando hablamos de un no judío no hablamos de un bárbaro o de un idolatra como lo hacían, en gran medida, los sabios del Talmud; sino que hacemos referencia a nuestros jefes, empleados, amigos, compañeros y hasta en muchos casos, parejas. Aprendamos a leer los textos en su contexto y por sus pretextos. 

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