jueves, 17 de mayo de 2012

Sanhedrín 76 - Casarse con la persona apropiada (o ser casado)

En nuestra página a estudiar aparecen dos citas de dos sabios diferentes. Vamos primero a enunciarlas y luego las analizaremos: 

  1. El que casa a su hija con un viejo o quien casa a su hija con un niño..., la escritura dice sobre ellos: "de modo que arrase la tierra regada junto con la sedienta. D-s no estará dispuesto a perdonarle." (Deu 29:19-20)
  2. El que ama a su mujer como a su propio cuerpo, el que la honra más que a su propio cuerpo, el que guía a sus hijos por el buen camino y el que los casa cerca de "sus tiempos", la escritura dice sobre ellos: "Sabrás que tu tienda está en paz; revisarás tu morada, y nada echarás de menos." (Job 5:24)
Lo primero que decir es algo obvio. Los sabios del Talmud tienen una mirada negativa sobre los que cometen alguna de las primeras acciones mencionadas, por eso eligen un versículo por el cual expresan que "por sus acciones" D-s no los perdonará. Todo lo contrario los que realizan el segundo conjunto de acciones, a estos D-s les da paz y plenitud. 

La primer cita. ¿Por qué esta mal casar a alguien con una persona muy mayor o con alguien muy joven? Lo primero que debemos decir es que en la antigüedad, y hasta no mucho tiempo atrás, los padres entregaban a sus hijos en matrimonio. Los mismos eran arreglados, por eso se dice "el que casa". Los comentaristas del Talmud nos dicen que esta advertencia de los sabios se debe a que si uno casa a una mujer con alguien muy viejo, ya impotente, o con alguien muy joven, que todavía no puede mantener relaciones sexuales, está incitando a su hija al adulterio. Viendo que con su pareja no puede satisfacer sus necesidades sexuales se verá "forzada" a buscarlas fuera del matrimonio. 

Segunda cita. Un hombre debe amar a su mujer como a su propio cuerpo. El Meiri, un comentarista medieval, nos dice que el amor no tiene medida, no se puede medir al amor y por esto los sabios nos dicen que amemos a nuestra pareja tanto como a nuestro cuerpo, lo más preciado que uno tiene. Pero el honor si tiene medidas, si se puede medir. Honrar a una mujer, nos dice el Meiri, es haciendo que ella siempre esté mejor vestida que uno, regalarle joyas y cosméticos para que siempre se mantenga bella (el amor cuesta caro! ;). Por otro lado, el criar hijos en el buen camino, el camino de la Torá, de los preceptos, del amor y la sabiduría también le traen paz y plenitud al hombre. Finalmente, la gran alegría de todo padre, imagino, es ver a sus hijos entrando en el altar con la persona que aman y piensan honrar el resto de sus vidas.  

Dos pasajes a tener en cuenta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario