jueves, 10 de mayo de 2012

Sanhedrín 71 - Ben Sorer uMoré IV

Continuamos con las leyes generales sobre este hijo "rebelde y contumaz". Para que este joven pueda ser castigado bajo pena de muerte debe robarle plata a su padre, comprar a bajo costo la carne y el vino y luego comerlo en Reshut Ajerim, en un espacio que no pertenezca a su familia. Si no hace todo esto no se convierte en un Ben Sorer uMoré. La Guemará se pregunta por qué el joven le debe robar al padre y no a la madre, y la misma se responde con una ley muy propia de la época en la cual se estipulaba que todo lo que compraba la mujer era como si su marido lo hubiese comprado. 

La igualdad absoluta: Si uno de sus padres quiere acusar a su hijo frente a las autoridades y el otro no este joven no puede ser acusado. Los dos deben querer acusar a su hijo de rebeldía. Rabi Iehuda nos dice que si la mujer no es "apta" para el marido entonces el joven nunca podrá ser Ben Sorer uMoré.

La Guemará discute qué significa este término de "apta" y la misma nos dice que se refiere que la madre debe ser "igual" al padre en todos los sentidos. Como dice en la Torá: "él (el rebelde) no escucha nuestra voz", los sabios entienden que ellos, tanto el padre como la madre, deben tener el mismo tono de voz y deben decirlo al unisono. No solamente la voz debe ser igual entre los padres sino también que su altura y su apariencia física tiene que ser idéntica. Vamos un poco más en la exageración absoluta de la ley. Si uno de sus padres es manco, rengo, ciego, sordo o mudo el joven nunca podrá ser acusado de Ben Sorer uMoré porque en la Torá se nos dice que los padres, ambos dos, lo deben "agarrar" y para eso necesitan los brazos, lo deben "sacar" y para eso necesitan las piernas, y deben "decir" para eso necesitan el habla y deben anunciar "éste nuestro hijo" y para eso necesitan su visión, y por último deben anunciar que él no escucha sus advertencias para lo cual ellos necesitan su audición. 

El estudio por el estudio mismo: En el punto anterior vimos el momento cúlmine, quizás, de esta exageración de legalismo talmúdico para impedir que un joven pueda ser acusado con esta ley cuasi-barbárica.

Ahora el Talmud nos dirá lo siguiente: nunca existió y nunca existirá un Ben Sorer uMoré (es imposible aplicar esta ley), si esto es así ¿Por qué fue escrita en la Torá? Para que aprendamos algo de ella y recibamos el mérito por estudiar. Esta ley, como otras que ya veremos, nos dicen los sabios del Talmud, no fueron escritas en la Torá para que sean aplicadas, sino más bien, para que podamos aprender algo de ellas. Ningún padre acusará a sus hijos frente a las autoridades porque se haya rebelado frente a su autoridad pero la Torá debe ir a tal extremo, nos dice el Marsha, para enseñarnos la importancia de la educación. Los padres deben prestarle mucha atención a la educación de sus hijos para que estos no se desvíen por malos caminos (LeTarbut Raá). Lo mismo, acá se nos dice, que la ley que ya vimos de Hir Hanidajat nunca se llevó a cabo y tampoco se llevará. Esta ley que nos dice que una ciudad que comete idolatría debe ser arrasada y todos sus habitantes muertos, nunca tuvo la intención de llevarse a cabo en la realidad pero fue enunciada para educar al pueblo de Israel en la importancia de no cometer Avoda Zará (idolatría). 

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