miércoles, 21 de marzo de 2012

Sanhedrín 43 - Ieshu HaNotzri

Kulan Mishel Tzibur: El Talmud continúa con las discusiones en torno a las penas de muerte. Su forma de aplicación y sus especificaciones. En esta oportunidad se discute un tema menor, pero no por eso menos importante, ¿Quién paga los costos? En un juicio de Dinei Nefashot si el acusado es hallado culpable ¿quién paga el caballo, el pañuelo, las piedras, etc.? Unos dicen que el condenado debe asumir los gastos de "su propia muerte" ya que tanto el pañuelo y el caballo pueden ser usados para su salvación, si es que se encuentran nuevos testigos. Otros sabios nos dicen que en realidad como la condena es hecha por la corte es el Tzbiur, la comunidad, quien debe afrontar los gastos. Y así se fija la Halajá, los gastos en los casos de la pena de muerte corren por parte de la comunidad local. Para enseñarnos esta ley nuestros maestros nos traen una costumbre de la época. Las mujeres más refinadas de Ierushalaim traían vino para el acusado para que este tomase antes de morir, se emborrache,  y no sufra tanto la ejecución. Aunque en nuestros días condenamos la pena de muerte, o por lo menos yo lo hago, es interesante pensar cómo nuestros sabios al aplicar la ley trataban que la persona que iba ser ejecutada sufra lo menos posible.

Nueva Mishná. Cuando un hombre es declarado culpable lo llevan del Beit Din (tribunal) a su lugar de ejecución. Un hombre debía salir a la calle y gritar: "Fulano hijo de Mengano va a ser ejecutado por traspasar tal o cual prohibición, si alguien tiene pruebas de su inocencia, que venga y declare". Si alguien aparecía y decía que tenía pruebas de su inocencia se agitaba el pañuelo (que estudiamos en la Guemará de ayer) y la persona a caballo salía rápidamente para detener la ejecución y reanudar el juicio. 

Ieshú HaNotzri. En nuestra Guemará aparece un personaje más que interesante: Jesús, el mismo aparece en diversas oportunidades a lo largo del Talmud, como se podrán imaginar, sin encontrar una gran simpatía por parte de los rabinos. En este caso se cuenta la historia donde Jesús, Ieshu (su nombre en Ivrit era Ioshua - el salvador), fue colgado y ejecutado en las vísperas de Pesaj. 40 días antes el hombre que debía anunciar que Ieshú iba a ser ejecutado salió a la calle y dio el anuncio como ordena la Mishná ¿Qué paso? Nadie, ni una sola persona en 40 días, se presentó para alegar en favor de Jesús. O por lo menos así nos lo cuentan los sabios!

Nueva Mishná. Nuestras Mishnaiot comienzan a partir de ahora a describir cómo son los momentos finales del condenado en este mundo. Cuando está a diez codos (unos cuatro metros) del lugar de su ejecución deben decirle que "confese" que haga su Vidui. El Vidui es la confesión final donde uno declara ante Ds que ha pecado. ¿Por qué el hombre debe confesarse? Porque quien se confesa, dice nuestra Mishná, tiene un lugar en el Olam Habá (mundo venidero). En un tratado donde se habla sobre la pena de muerte y el fin de la vida en este mundo los sabios ven la necesidad de incluir la noción de un mundo venidero, de una realidad futura que acontece cuando salimos de este mundo. Por más que hayamos errado, que hayamos cometido pecados, si al final de nuestros días hacemos una confesión sincera de nuestras culpas, los sabios nos dicen que nos aseguramos un lugar en el Olam Habá. ¿Cuál es la formula de la confesión? Tehé mitati Capará al kol avonotai - que mi muerte redima todas mis transgresiones. Rabí Iehuda discute y nos dice que si una persona sabe que fue acusada falsamente debe decir la frase anterior mas debe agregarle "jutz meavon ze - salvo por este pecado". Esto es algo que luego los sabios discutirán como veremos mañana. 

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