martes, 13 de marzo de 2012

Sanhedrín 36 - Más diferencias

Continuamos con el juego de las diferencias. En los Dinei Mamonot habíamos dicho que los jueces comenzaban a dar su veredicto desde el más grande (en conocimientos) y luego quienes estaban a su costado ¿Por qué? Porque suponemos que en casos comerciales los otros jueces no van a ser muy influenciables. En cambio, en los Dinei Nefashot, se comienza a dar el veredicto desde el costado, ya que el más grande iba al medio. Los sabios no quieren que los demás jueces en temas tan delicados como ser la vida o la muerte de una persona se vean influenciados por la posición del juez con mayor autoridad por eso ese es el último en hablar. 

Todos, según la Mishná, pueden ser jueces en los casos de Dinei Mamonot. Cuando la Mishná dice "Hakol (todos)" es para, según el Talmud, incluir a los mamzerim (bastardos) y a los geirim (conversos). Por el otro lado en los Dinei Nefashot no toda persona puede integrar la corte. Rab Iosef enseñaba que tal como el juicio tiene que salir con pureza y rectitud así también tienen que ser sus jueces. Solamente pueden integrar las cortes de Dinei Nefashot los Kohanim, los Leviim y los judíos que pueden casarse con las hijas de los sacerdotes (esto excluye por ejemplo a los mamzerim y a los geirim). Por último vale la pena mencionar que los sabios establecen que para los Dinei Nefashot sólo pueden ser jueces hombres que tengan hijos ya que si no los tienen no saben lo difícil que es criar a un hijo y por eso suelen ser más duros y severos con sus juicios. A una persona cruel tampoco se la puede apuntar como juez. 

Extra! Durante mucho tiempo, según nuestros sabios, la Torá y la grandeza política habían estado separadas. Desde Moshé hasta los tiempos de Rabí Iehuda Hanasí (siglo III, compilador de la Mishná) ningún líder judío había combinado un alto conocimiento en Torá con una alta jerarquía política. Moshé supo ser el líder político por excelencia del pueblo de Israel pero también un gran maestro de la Ley. Recién 1400 años después, en tiempos de Rabi Iehuda, un sabio pudo combinar Torá y conducción política. Luego nos dice el Talmud que desde la muerte de Rabi hasta la llegada de Rab Ashí, uno de los sabios que cerró la Guemará - junto a Ravina - no hubo ningún otro hombre en Israel que pueda combinar Torá y conducción política. Si bien afirmo que la política y la religión deben ser esferas escindidas en nuestros Estados modernos abogo porque la política no este disociada de la religiosidad. La conducción política sin un espíritu y una conciencia de lo que es moral y propio para todos los hombres puede terminar en un fanatismo tanto más o peor que una teocracia. La política no debe aliarse a una religión sino a lo que esta detrás de todas las religiones, la búsqueda de Ds y de la felicidad. La búsqueda de una vida más elevada, más moral y en paz con uno mismo y con sus vecinos. 

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