jueves, 8 de septiembre de 2011

Guitin 47

En la última Guemará nos quedamos con la siguiente Mishná que aún no la hemos trabajado: El que se vende a si mismo y a sus hijos a un Goi no lo rescatamos, pero sí rescatamos a sus hijos luego de la muerte del padre. Lo primero que aclara la Guemará, según la opinión de Rab, es que la mishná habla en el caso de alguien que ya se vendió dos o tres veces a los no judíos. A esa persona no se la puede rescatar. Y así queda la halajá del Rambam. A la primera vez que una judío se vende por necesidad o porque no puede pagar una deuda se lo rescata. Si ya lo hace 3 veces la cuarta vez no debe ser rescatado. Y a sus hijos se los rescata, como aclara la Guemará, para que no "aprendan de las costumbres de los no judíos" y mucho más si sus vidas están en peligro. Para entender estos pasajes "fuertes" debemos comprender que hasta hace no mucho tiempo, y todavía más en aquellos tiempos, había una gran desconfianza entre las diferentes tribus o culturas. El judaísmo sentía, por lo menos en la la etapa talmúdica, que "el Otro" era casi un bárbaro y había mucho miedo de entrar en relación con ellos. Siempre hubo excepciones y como siempre estas miradas son parciales. Pero BH cuando estudiemos Avodá Zara veremos que muchos rabanim tenían un fuerte miedo de los no judíos y los pensaban como violadores y asesinos. Muchas veces sus puntos de vista habrán estado justificados y muchas otras veces no. Otro punto interesante para recalcar de la Guemará es que los jajamim se preguntan si como comunidad tenían la obligación de rescatar a un Israel Meshumad ("un apóstata"). Dicen que lo vieron comiendo carne Taref (no kasher) y que por eso no lo quieren rescatar y un rab, muy adelantado, les contesta que quizás fuera una necesidad para él o un deseo muy imperioso comer carne taref. Le replican a él que no era ese el caso porque una vez lo vieron que tenía la opción de ambos timpos de carne y eligió la carne taref. La Guemará dice que no hay que rescatarlo pero muchos ajronim, señala Steinzaltz, (el T´´az por ejemplo) permiten rescatarlo más allá de que incumpla con premeditación los mandamientos. Nota al pie: judíos que no comían kasher hubo siempre, no es una novedad del siglo XIX. Esto va para los que tratan de tener una lectura a-histórica del judaísmo. 

Nueva Mishná. El que le vende un campo (en la tierra de Israel) a un Goi debe re-comprarla y traer las Bikurim (primicias), por Tikun Olam. Hemos escuchado muchas veces que un judío no le puede vender a un no judío parte de la tierra de Israel. Como vemos, desde la historia o la narrativa talmúdica, estas transacciones pasaban. Como hemos aprendido, los jajamim no decretan sobre cosas que no existen. Pero lo que sí siempre hubo fue una discusión sobre si se puede o no se puede venderla. La mayoría dirá que no porque argumentarán que sospechamos que el Goi puede traer idolatría a la tierra. Mezclo con algo de Israel siglo XXI. Hace unos meses muchos rabinos ortodoxos comenzaron a recriminar a quienes le vendían a los árabes (en su gran mayoría musulmanes) departamentos o casas en Israel. Pero vale la pena recalcar que desde la edad media la inmensa mayoría de los sabios judíos no consideran a los musulmanes como idolatras ya que adoran a nuestro "mismo Ds" sin imágenes. Fue un detalle, volvamos a la Guemará.

Lo que nuestros jajamim dicen es que incluso si se vende parte de la tierra de Israel a un Goi la misma no pierde su "Santidad", su Kedushá, porque está escrito en Vaikra 25:23 "Porque Mía es toda la tierra (dice Ds)". Ese es el primer punto. Por otro lado Rabi Eleazar dice que se podría vender la tierra a un no judío pero si ese es el caso igualmente se debieran llevar las primicias (los bicurim) al Templo de esos campos vendidos. 

Último dato. Hablando de relaciones entre judíos y no judíos, la Guemará cuenta lo que pasa con el campo y con los productos de la tierra si el mismo pertenece a un judío y a un no judío, si son socios. Recordemos que hay muchas mitzvot como Julin, Maaser o Bikurim que se deben hacer con diversos productos de la tierra de Israel y llevar al Templo. La discusión es qué hacemos con esos productos...

Reish Lakish: En el contexto de si liberamos o no a alguien que se auto-vendió se cuenta la historia de Reish Lakish que fue un gran sabio talmúdico pero que en su juventud fue un bandido. Él mismo se vendió a la gente de Lud y llevó consigo un saco con una piedra. Cuando le preguntaron por qué lo hacía contestó que la gente de ese lugar tenía la costumbre de otorgarle al que va a ser condenado a la muerte un deseo. Cuando llegó ese día, él pidió que sus captores se atasen las manos y el los golpeó a todos y los mató. Les dejo a ustedes la reflexión.   

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