miércoles, 18 de abril de 2012

Sanhedrín 57 - Bnei Noaj II

Nuestra Guemará continúa trabajando sobre algunas temáticas referente a los Bnei Noaj, a toda la humanidad no judía (si no leíste el post anterior te recomiendo que lo leas para que puedas comprender de qué estamos hablando). Comienzan a discutir exactamente de dónde salen estos 7 preceptos que toda la humanidad debe cumplir. No coinciden exactamente del lugar donde la Torá lo plantea, si de un solo versiculo o de una multiplicad de versículos en las historias de Adam y Noaj. En lo que los sabios coinciden es que quien los viola debe ser muerto a través de la pena de Jenék (siendo ahorcado).

Nuevamente, un nuevo desacuerdo: ¿Qué transgresiones de los Bnei Noaj son castigadas con la muerte? Rab Iosef dice que solamente tres de aquellas: las relaciones incestuosas, el derramamiento de sangre y blasfemar el nombre de Ds, mientras que Rab Sheshet dice que son cuatro las transgresiones que acarrean la muerte, sumándole a las de Rab Iosef la prohibición de la idolatría. Finalmente, y como va a quedar la halajá, Rabi Iehuda sostiene que cualquier Ben Noaj que traspase cualquiera de las siete mitzvot que le fueron impuestas desde los tiempos de Adam, debe ser castigado con la muerte. Incluso quien roba (tengamos en cuenta que la Torá no pena al judío que roba con la muerte sino que su único castigo es la restitución de lo robado más un quinto de su valor).

Un tema moralmente complejo: Algunos estudiosos modernos sugieren que la Halajá está escindida de la ética occidental. No tienen por qué tener un correlato. Otros, sin embargo, sugieren que la Halajá como norma divina que comanda la vida judía debe estar en concordancia con la ética y la moral. En otras palabras si la Halajá es un mandato divino que rige mi vida no puede estar en contradicción con mi razón que me indica a actuar de una manera ética. Yo me siento mucho más cómodo en el segundo grupo y casi siempre la Halajá está en concordancia con lo que comanda mi "ética". Hay casos en los cuales la Halajá está diametralmente opuesta a "mi ética" y éste es uno de esos casos. Veamos!

La Guemará nos dice que un no judío que roba o asesina a un no judío o a un judío debe ser condenado a la muerte, mientras que si un judío mata a un no judío no debe ser condenado. El Talmud no da muchas explicaciones, nos dice directamente cuál es para ciertos sabios la Ley. ¿Cómo no me va a generan conflictos un pasaje del Talmud que me dice que si mato a un ser humano no voy a ser condenado? ¿Cómo aceptar esta diferenciación entre el judío y el no judío? Ahondemos un poco más. Si un no judío o un pastor judío que habitualmente roba ganado cayó en un pozo y se está muriendo, dice el Talmud, no se lo debe salvar, sin embargo tampoco se lo puede arrojar a propósito allí para que muera. Repitamoslo una vez más para que se entienda. A un no judío ladrón que esta muriéndose, según esta versión, no se le puede salvar la vida.

Entonces ¿cómo comulgar la palabra de Ds que me invita a vivir una vida según Sus leyes con estas declaraciones "poco felices"? Cada cual tiene su respuesta. Algunos rabinos, pueden decir (como me lo han dicho), que cuando una halajá entra en contradicción con su moral ellos deben revisar sus perspectivas morales. Otros pensadores, entre los que me incluyo, sostenemos que llegado el caso lo que debemos revisar es primero nuestra moral y una vez que nos aseguramos que estamos "en el camino correcto", lo que debemos con amor, respeto y reverencia, es revisar esa halajá. Haciendo esto es comprender que este dictamen del Talmud no es la palabra del Ds vivo sino que es más bien la lectura de los sabios de lo que Ds quería de sus vidas en momentos donde las relaciones con el no-judío eran poco amigables. Es comprender que Ds en cada generación se expresa de otra manera, que en cada tiempo los hombres podemos leer a Ds de una manera diferente.

La Halajá no puede ser ciega y sorda, debe elevarnos como seres morales y dignos de recibir en cada momento de nuestras vidas la presencia de Ds.

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