miércoles, 28 de agosto de 2013

Sotá 8 - Cada mitzvá a su tiempo

No debemos hacer del cumplimiento de los preceptos una fabrica de chorizos. Vayamos por un momento a la Guemará para que veamos a que me refiero. El Talmud nos afirma que no podemos hacer abrevar a dos mujeres al mismo tiempo las aguas de las mujeres Sotá, tampoco podemos purificar al mismo tiempo a dos "leprosos". Es decir: no podemos realizar más de una mitzvá al mismo tiempo. ¿Por qué? se preguntarán: para no hacer de las mitzvot jabilot, jabilot (de los preceptos paquetes, paquetes). Rashí al comentar este pasaje nos dice que este principio se basa en la idea que si cumplimos dos mandamientos al mismo tiempo y nos apuramos en terminar uno para comenzar el otro, estaríamos comprendiendo a los mandamientos como una carga la cual nos queremos sacar de encima. Cada mitzvá debe ser cumplida a su tiempo y con la intención y respeto que la misma se merece. No podemos apresurarnos en el cumplimiento de las mitzvot, no podemos hacer 2x1, cada una tiene un tiempo que debemos respetar. Cada mandamiento debe ser cumplido con la atención que se merece. Quizás este principio nos deba hacer reflexionar sobre la practica de muchas comunidades de realizar 2 o 3 bnei mitzvá el mismo Shabbat. Ni los chicos, ni sus familias, reciben toda la atención que quizás deban recibir. Cada mitzvá a su tiempo y cada niño su Bar/Bat Mitzvá por separado ¿Qué les parece?

"De la forma que una persona juzga, de esa misma forma uno es juzgado" así nos enseña la Mishná. Existe algo así como el Karma. De la forma que nosotros actuamos, de la misma forma somos "premiados o castigados". Los sabios lo aprenden esto de la mujer Sotá. Por ejemplo dicen: tal como ella se adornó para la promiscuidad, así Dios la hará repulsiva [esto se debe que antes de que tome de las aguas de la Sotá los sacerdotes le debían sacar todas sus joyas y ponerle ropa fea, entre otras cosas]. Tal como ella se "abrió" para la transgresión, así el Eterno en publico la juzgará [esto se debe a que era obligación que las mujeres que estaban en el Templo en aquel momento se acercasen a ver como la hacían pasar vergüenza a está mujer que estaba siendo juzgada]. Más allá de estos ejemplos un poco aterradores el principio básico es poderoso e interesante: todo lo que va vuelve. Si uno juzga para mal, los demás lo juzgarán para mal. Si uno juzga para bien, así uno será juzgado. El Karma judío. 

Una teología compleja. Rab Iosef nos enseña que más allá de que hoy en día las penas capitales hayan sido anuladas, luego de la destrucción del Templo de Jerusalém, las mismas siguen siendo aplicadas por Dios. En otras palabras: más allá de que hoy no se pueda aplicar las leyes de la Sotá, si una mujer fue adultera Dios la castigará como debe. Y los sabios lo explican con morboso detalle. Si uno debía morir por una transgresión que le correspondía la pena de Skila (apedreamiento), uno hoy cae de un techo. Si era por Sreifa (consumido por el fuego), hoy uno moriría en un incendio. A Hariga (por espada), el castigo en nuestros días es que los ladrones lo asalten. Por último Jenek (ahorcamiento), uno moriría ahogado en un río. Está no es una teología que me hace sentir cómodo pero como dicen los sabios: es Torá y debemos estudiarla. 

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