Hay veces que los textos del Talmud son apasionantes, actuales y desafiantes. Hay días que sin embargo uno se encuentra con textos extremadamente legales, puntillosos y sobre temas muy lejanos a nuestra propia realidad. En el día de hoy tenemos un ejemplo del segundo caso. Por este motivo el post será extremadamente pequeño con el fin de no dejar pasar ni siquiera una hoja sin estudiar o comentar.
El vino, siempre el vino. El vino usado para las libaciones paganas era un objeto casi diabólico para los sabios del Talmud. Siquiera una gota de este vino anulaba y prohibía barriles enteros de vinos kasher. En este caso se nos cuenta que si un judío, por algún motivo que desconocemos, metía un embudo en un barril de Iayin Nesej y luego sumergía el mismo embudo en un vino producido por judíos el mismo quedaba anulado por esas pequeñas gotas que podían quedar en el embudo. Para que no se anule el vino que era kasher se debía lavar el embudo antes de volver a utilizarlo.
A estos extremos y detalles llega a veces la halajá pero como dice en algún otro pasaje del docto Talmud: esto también es Torá y yo debo estudiarlo.
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