lunes, 30 de julio de 2018

Jaguigá 19 - Sobre utensilios y personas

¿Son los utensilios como personas o más bien son las personas como los utensilios? El Talmud, de una forma muy curiosa, se plantea esta misma pregunta. El tema tiene que ver con la purificación ritual. El caso puntual es el de una ola que sumerge a una persona o a un utensilio con sus aguas. El Talmud se pregunta: Si una ola que contiene más de 40 Sea (unos 350 litros) de agua envuelve a una persona o a un utensilio ¿Quedan estos en estado de pureza? Si se compara a los utensilios con las personas entonces sí pero si se compara a las personas con los utensilios entonces no. Un poco complicado ¿no? Expliquémoslo de forma un poco más clara:


  • Los seres humanos son Bar Kavaná, personas racionales y por tanto que pueden controlar sus intenciones. Entonces si los seres humanos necesitan intención de querer purificarse para que las aguas tengan efecto entonces los utensilios solo pueden ser purificados si la persona que los deposito allí tenía la intención de que se purifiquen. Siguiendo esta lógica si una persona en estado de impureza o un objeto en estado de impureza son absorbidos por una ola pero no tenían la intención de purificarse entonces ninguno se purificó. Veamos ahora el otro caso.
  • Los utensilios no piensan ni tienen intenciones, son objetos inanimados. Entonces si decimos que una ola abraza a los utensilios y estos quedan en estado de pureza (incluso aunque no hubo intención del dueño de aquellos objetos de purificarlo) por carácter "transitivo" las personas incluso sin intención si son empapadas por una ola quedan en estado de pureza. 
La halajá dictamina que las personas son como los utensilios. Si una persona, aún sin intención, se sumerge en una Mikvé o un manantial de agua o es "tragado" por una ola la persona queda en estado de pureza. Esta es la ley hasta nuestros días. Si una mujer, por ejemplo, aún sin intención luego de su periodo menstrual ingresa en el río, en el mar o incluso (hay quienes dicen) en una piscina aunque no tenga intención de purificarse la misma queda en estado de pureza. En otras palabras: no se necesita intención para el proceso de purificación. 

domingo, 29 de julio de 2018

Jaguigá 18 - Netilá Vs. Tevilá

En nuestros días solemos "lavarnos" las manos de forma ritual antes de comer únicamente pan. Muchos lo hacen únicamente antes de comer la Jalá durante Shabbat o los días festivos pero verdaderamente según la tradición judía cada vez que comemos pan, incluso durante la semana, debemos lavarnos las manos. Este lavado de manos se remonta a los tiempos del Templo de Jerusalén y una noción que las comidas debían comerse en un estado de pureza físico. Las manos, que constantemente iban tocando cosas, debían estar limpias y puras a la hora de comer. Existían en aquel momento, unos dos mil años atrás, dos formas de limpiarse las manos: Netilat Yadaim y Tevilat Yadaim. 

Netilat Yadaim, la forma que hoy tenemos para lavarnos las manos, era la que se utilizaba a la hora de comer Julin (carnes no utilizadas para los sacrificios), los alimentos del Maaser (Diezmo) y de la Trumá (la porción del diezmo destinada a los sacerdotes). Quien se disponía a comer este tipo de comida debía hacer Netilat Yadaim, es decir, vestirse pequeñas cantidades de agua en una mano y en la otra a partir de un recipiente. Hoy en día la halajá antes de comer pan es verter agua desde un recipiente primero en una mano, luego en la otra y repetirlo una vez más (por influencia de los místicos hay quien lo hace tres veces en cada mano en vez de dos). 

Tevilat Yadaim, la otra forma de lavarse las manos era para comer del Kodesh, de las carnes y de otros sacrificios entregados en el altar. La forma de hacerlo era sumergir las manos en una fuente de agua pura (como el agua de la Mikvé). Hay quienes repetían esta acción más de una vez. Esta forma era considerada como más elevada y solamente utilizada para las comidas más "sagradas". Para todo lo demas bastaba con la purificación de Netilat Yadaim. 

Recuerden la próxima vez antes de comer pan aparte de lavarnos las manos por higiene continuemos la tradición judía de limpiarnos las manos de forma ritual para disponernos a comer. 


viernes, 27 de julio de 2018

Jaguigá 17 - Tashlumim

En cada una de las tres festividades de peregrinación (Pesaj, Shavuot y Sucot) se debían ofrecer una gran cantidad de sacrificios. Algunos eran Shelamim (los cuales eran repartidos entre el altar, los sacerdotes y quien traían el sacrificio) y otros eran Olot (estos se quemaban íntegramente en el altar). Según la tradición bíblica y rabínica los sacrificios de estas festividades debían entregarse idealmente en el primer día de las festividades. El primer Yom Tov era el día para hacer dichos sacrificios. En Pesaj y Sucot, sin embargo, como la festividad se extendía por seis días más se permitían hacer Tashlumim (compensaciones) de estos sacrificios durante todos aquellos días. Es decir si alguien por algún motivo no pudo entregar su sacrificio en primer día de la festividad podía hacerlo durante los seis días subsiguientes. Sin embargo ¿Qué debía ocurrir en Shavuot? Shavuot a diferencia de las otras festividades solamente duraba un día ¿Debía haber Tashlumim o no? La tradición rabínica entiende que sí al equiparar esta festividad con las festividades de Pesaj y Sucot, tal como aquellas tenían seis días de Tashlumim los siguientes seis días de Shavuot, aunque estos no sean días festivos, también se pueden entregar los sacrificios compensatorios. 

En otras palabras: siempre hay una segunda oportunidad. Sin embargo como dice el dicho "Batel Zmano, Batel Korbano" que en una traducción libre sería "pasado el tiempo el sacrificio queda nulo". En otras palabras: siempre hay una segunda oportunidad pero si el tiempo (incluso el extra) pasa uno a veces pierde su posibilidad y ya no puede ofrecer más el sacrificio. 

jueves, 26 de julio de 2018

Jaguigá 16 - El ser humano entre ángeles y animales

¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano? El Talmud nos dice que los Bnei Adam (lit. hijos de Adán pero haciendo referencia a toda la humanidad) comparten tres características con los ángeles ministeriales y tres categorías con los animales. Estás son:

  • Los seres humanos tienen capacidades cognitivas, caminan erguidos y hablan en hebreo como los ángeles ministeriales.
  • Los seres humanos comen, se multiplican y defecan como los animales. 
El ser humano es descripto en el Talmud como un ser en un punto medio, como un ser que tiene características divinas pero también terrenales. Los ángeles son puro espíritu. Los animales son pura materia. El ser humano sin embargo es una combinación de materia y espíritu, de lo divino y de lo terrenal. Compartimos con los ángeles ciertas características pero también compartimos características con el reino animal. Cada ser humano debe decidir hacia donde inclina la balanza si hacia su costado divino o su costado animal.