jueves, 28 de noviembre de 2013

Baba Batra 18 - Mazik y Nizak

En el último post establecíamos que ciertos productos o sustancias debían situarse a una distancia mayor de 30 centímetros de la pared que divide las propiedades con el vecino. Ahora veamos algunos motivos de está ley. Ya habíamos dicho que por ejemplo el estiércol que emite feo aroma debe alejarse de la pared que divide ambas propiedades para evitar que el olor "invada" la propiedad vecina. El Talmud nos dice también que un horno o que un molino también deben construirse a cierta distancia de la pared del vecino. ¿Por qué? El molino porque su movimiento constante puede generarle un daño a la pared del vecino, mientras que el horno por cuanto su calor y vapor pueden también deteriorar la propiedad vecina. 

¿Quién debe moverse? Los rabinos consideran que el Mazik [quien genera el daño] es quien tiene la obligación de moverse de lugar, mientras que Rabi Iosei considera que es el Nizak [el dañado] quien debe moverse. Este intenso debate talmúdico encierra grandes preguntas que hasta nuestros días cada sociedad se debate. ¿Hay que alejar al "dañador" o al dañado? La opinión mayoritaria sostiene que si hay un elemento que vaya a dañar a otro es quien produce el daño quien debe relocalizarse. Si hay un pozo y yo voy a plantar un árbol cuyas raíces pueden dañar el pozo debo entonces alejar el árbol lo suficiente para asegurarme que no voy a dañar el pozo de mi vecino. Es el Mazik, quien daña, quien está obligado a impedir que esto ocurra. Rabi Iosi, sin embargo, considera que es el Nizak, quien sufre los daños, en este caso el pozo, quien debe relocalizarse. Esto ocurre, explicará después el Talmud, cuando el árbol, por ejemplo, había sido plantado antes que se construyera el pozo. Si el Mazik tiene precedencia temporal por sobre el Nizak es el segundo quien debe moverse. 


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Baba Batra 17 - Pozos y distancia

Comenzamos un segundo capítulo. Esta segunda parte ya da por sentada un principio que se había alcanzado en el primer capítulo. Dos vecinos deben construir un Kotel [pared] de separación entre ambas propiedades. El objetivo del Kotel es cuidar la intimidad y el espacio de cada quien. Ahora bien, cuando hay un Kotel, ¿todo está permitido? Los sabios dicen que no. 

Si uno de los vecinos tiene estiércol en su propiedad, borras de aceitunas, cemento, pis o cualquier otra cosa que genere feo olor éste debe alejarlo por lo menos tres tefajim [cada tefaj son unos 10 centímetros] de la pared del vecino. Más allá del Kotel establecido para separar las propiedades hay ciertas cosas que uno debe alejarlas por lo menos unos cuantos centímetros del límite de la propiedad. Todos estos productos si uno los deja muy cerca de la pared del vecino pueden emitir mucho olor y generar un perjuicio a los propietarios de la casa lindera. Para cuidar de ellos es obligación alejarlos y "acercarlos" a tu propiedad. En otros pasajes del Talmud se considerará que estos productos deben alejarse no por su aroma sino porque emiten calor y este calor puede dañar la pared. 

Los maestros consideran que lo mismo aplica a los pozos (borot) si uno va a cavar un pozo para extraer de allí agua es necesario alejarlo por lo menos unos tres tefajim [es decir, 30 centímetros] del pozo construido por otro vecino. Ya que la construcción de un nuevo pozo puede generarle un daño al pozo de la otra persona; y según entienden los sabios quien estuvo primero tiene prioridad. 

Somos libres pero nuestra libertad no debe dañar al otro, ese es el principio madre que regirá en gran medida todo nuestro estudio del tratado de Baba Batra. Es más, estamos obligados a ser precavidos y cuidar al otro ya que el otro tiene la misma obligación. 

lunes, 25 de noviembre de 2013

Baba Batra 16 - Iob

"Iob [Job] no existió, ni tampoco fue creado, es tan sólo una metáfora", así veíamos que los rabinos defínian a Iob. Luego de intentar situar la historia de Iob en diversos contextos, en la época de Moshé, en la de Iaakov, en la de Ajashverosh y en tantas otras más los rabinos dicen que Iob es sólo una metáfora, que históricamente nunca existió. Aún así se esmeran profundamente en estudiar de forma minuciosa su libro y sus maravillosos mensajes y enseñanzas. 

¿Con quién se casó? Un rabino sugiere que si Iob verdaderamente existió este se caso con Dina, la hija de Yaakov. Es interesante como dos personajes que han sufrido (Iob perdió todo y Dina fue violada) son unidos como pareja por la mente de un sabio. Quizás cada uno entendiendo lo que es el dolor pudo comprender el dolor del otro. 

¿Era judío? Los rabinos no están muy seguros si Iob era judío o no. Algunos sugieren que era uno de los 7 profetas no judíos que según el Tanaj han profetizado a lo largo de la historia. Otros sugieren que Iob era judío simplemente que el grueso de su profecía estaba orientado a los no judíos. Al cabo ¿importa? 

Iob y Abraham. Los rabinos del Talmud recrean las conversaciones entre Dios y Satan (el diablo) que se encuentran en el primer capitulo del libro de Iob. Los sabios incluso llegan a decir que Iob era más elevado que Abraham y que por eso el Satan decide tentarlo para que peque. La Torá nos dice que Abraham era un temeroso de Dios, sin embargo a Iob se lo describe como alguien que aparte de ser temeroso de Dios es integro, correcto y se aparta del mal. El Talmud nos sugiere que el Satan no obró con maldad sino que quiso que Iob peque porque Dios se estaba olvidando de Abraham, su predilecto, ya que estaba siendo cegado por la fidelidad de Iob. Para defender la memoria de Abraham el Satan hizo lo que hizo. 

Iob no pecó. Así nos dice el Tanaj que aunque Dios le quitó todo Iob no pecó. Raba sugiere que con sus labios no pecó mas en su corazón si pecó. Que no pronuncio "herejías" pero que en su corazón tuvo algún pensamiento "no tan correcto". Raba sugiere que Iob pidió en su corazón que se anule el juicio en el mundo ya que sostuvo que si Dios creó a los justos y a los malvados desde un comienzo, Él no puede juzgar a sus criaturas ya que estas no deciden libremente sino que es Dios quien lo determina. Y según Raba el pensamiento determinista constituye una herejía ya que si bien Dios creó el Ietzer Hará (instinto del mal) también le creó una cura que para los sabios era la Torá. Si bien tenemos la posibilidad de hacer el mal podemos elegir libremente no hacerlo y guiarnos por el buen camino. Si esto es así podemos libremente ser juzgados por nuestras acciones. 

El diablo, el ángel de la muerte y el instinto del mal. Los ignorantes dicen que en el judaísmo no existen ángeles o diablos, nada más alejado de la realidad. Existe una basta literatura de estos personajes mitológicos en la cultura judía. Reish Lakish sugiere que el diablo (Satán), el ángel de la muerte (Malaj Hamavet) y el Ietzer Hará (instinto del mal) son la misma esencia. No son entidades diferentes sino como explica el Maharal son todas entidades diferentes del mal en el mundo. Son tres caras de la misma moneda que se llama mal y que se expresa de diversas formas. 

Hadran Alaj Hashutafin, de está manera concluimos el estudio del primer capítulo del tratado de Baba Batra!

viernes, 22 de noviembre de 2013

Baba Batra 15 - Moshé y Iob

Moshe y la Torá:

¿Quién escribió la Torá? El sólo hecho de preguntar algo semejante sería considerado como una herejía en la actualidad dentro de muchos sectores reaccionarios del judaísmo. Ya hemos visto en el último post como los sabios sostienen que los diversos libros del Tanaj fueron escritos por diversas personas en un periodo de más de 700 años. En está oportunidad los sabios incluso se preguntan quién escribió la Torá, y no tienen ningún tapujo en preguntarlo. Según dicen la Torá la escribió Moshé. Sin ser grandes académicos modernos los sabios, sin embargo, insisten en que si esto es así nos encontramos con un problema. Los últimos 8 versículos de la Torá relatan hechos que suceden luego de la muerte de Moshé ya que se está escrito (Debarim 34:5): "Y murió allí Moisés siervo de Adonai, en la tierra de Moab". Si Moshé murió no pudo haber escrito los versículos que le siguen y que concluyen con el relato de la Torá. Cierto maestro sugiere entonces que debemos decir que toda la Torá la escribió Moshé mas los últimos 8 versículos los escribió su sucesor Ioshua bin Nun. Rabi Shimon sostiene que ninguna otra persona excepto Moshé podría haber escrito la Torá por lo cual debemos decir que las últimos ocho versículos eran dictados por Dios y Moshé los fue escribiendo con sus propias lagrimas. Con dolor y lagrimas Moshé escribe, antes de morir, su propio destino. 

Este es un pequeño ejemplo de la libertad de pensamiento de los sabios talmúdicos. No existían las preguntas prohibidas. Cualquier pregunta era válida si tenía una correcta intención. Algunos sabios eran más racionales y sostenían que era posible que no toda la Torá la haya escrito Moshé. Otros, sin embargo, preferían justificar que toda la Torá fue revelada a Moshé regalándonos una hermosa imagen de un hombre escribiendo su propia muerte con sus lagrimas saladas. Si hace 1700 años los rabinos pudieron hacerse estás preguntas sin miedos ¿Por qué nosotros con las herramientas académicas modernas (análisis lingüístico, arqueología, literatura comparada, historia, etc.) no podemos volver a preguntarnos quién escribió la Torá, o por lo menos ciertas partes? La santidad de la Torá no radica en quien fue su autor sino en la fuerza de su mensaje. 

Iob y las metáforas: 

¿Y si todo era una metáfora? El Rambam nos enseñaba que si hay un pasaje de las escrituras que se contradice con nuestra razón y con la lógica debemos intentar comprenderlo como si este fuera una metáfora. ¿Y si toda la Torá es una metáfora? ¿Por qué no podemos comprender que "históricamente" las aguas no se abrieron sino que aquel episodio es relatado en forma de metáfora? ¿Y qué pasa si lo mismo ocurre con la creación o con cualquier otro episodio "sobrenatural" del Tanaj? Dios nos entregó el maravilloso regalo de una mente poderosa y profunda, si nos privamos de pensar libremente estamos rechazando este regalo divino. 

Los rabinos del Talmud consideraban, por ejemplo, que toda la historia de Iob podía bien haber sido una metáfora, una hermosa y poderosa metáfora. Al igual que la metáfora y la alegoría del Kibshat Harash (ver Shmuel II 12:3) Iob bien podría nunca haber existido. Así sentencian los sabios: Iob no existió ni existirá, es sólo una metáfora (Mashal). Una vez más con audacia los sabios comprendieron que semejante historia de dolor no podía haber sido "histórica"; debía ser una metáfora para enseñarnos algo a todos nosotros. Una metáfora con una profunda moraleja que se resume en un hermoso y conmovedor pasaje de su libro (1:21): "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Adonai dio, y Adonai quitó; sea el nombre de Adonai bendito."

jueves, 21 de noviembre de 2013

Baba Batra 14 - El orden del Tanaj

Para los tiempos del Talmud (Siglo V d.e.c) la Torá había sido canonizada hacía más de mil años. No había dudas sobre cuales eran aquellos libros que comprendían la Torá, los cinco libros de Moshé. Nadie discutía su orden o su santidad, era reconocido de forma unánime por todas las corrientes judías de la época como las palabras del Dios viviente. No ocurre lo mismo con los demás libros del Tanaj (Biblia). Excepto por la Torá todos los demás libros del Tanaj serán cuestionados y puestos en duda. Se preguntarán cual es el orden de aquellos y quien los escribió. Cual es su importancia y si merecen entrar dentro del canon bíblico. 

Los profetas: ¿Cuál es el orden de los libros de los profetas? Si hoy agarramos un Tanaj veremos que el orden que allí se establece es muy diferente al orden que establecen como correcto según los sabios del Talmud. No conozco el motivo de está discrepancia. Los libros son los mismos más el orden es diferente. Según el Talmud el orden debería ser el siguiente: Ioshua, Shoftim, Shmuel y Melajim, luego Irmiahu, Iejezkel, Ishaiahu y al final los doce profetas menores. Los primeros tres libros siguen un orden cronologico. Luego de la muerte de Moshé vino su sucesor Ioshua y luego de este el tiempo de los Shoftim (jueces) hasta que apareció el profeta Shmuel e instauró (muy a su pesar) la monarquía. Los otros libros no siguen un orden estrictamente cronológico ya que por ejemplo Isaías profetizo antes que Jeremías. El orden dispuesto por los sabios es temático: como el libro de los Reyes termina con la destrucción del Templo inmediatamente le anexan el libro de Irmiahu que nos cuenta los horrores de la destrucción, luego le sigue el libro de Iejezkel que comienza narrando los horrores de la destrucción pero que termina su libro con palabras de consuelo; finalmente llegará Ieshaiahu donde todo su libro (o casi todo) serán palabras de consuelo. De lo malo a lo bueno, de la oscuridad a la luz, de la destrucción a la reconstrucción. Así debemos narrar nuestras historias, comenzando con lo malo (Puranut) y concluyendo con lo bueno (Nejama). De está misma forma está compuesta la Hagadá de Pesaj. 

Los escritos: ¿Cuál es el orden de la última sección del Tanaj, los escritos? Rut, Salmos, Iob, Proverbios, Kohelet, Shir Hashirim, Eijá (llamado Kinot por el Talmud), Daniel, Ester, Ezra y Crónicas.  Algunos datos para resaltar: este orden también es diferente al orden en que se encuentran estos libros en nuestras Biblias hoy en día. Por otro lado al parecer el libro de Ezra incluía en aquel entonces al libro de Nejemia que hoy es una unidad independiente dentro del texto bíblico. 

¿Quién los escribió? Luego de ordenar los diversos libros del Tanaj los sabios del Talmud se preguntan sobre quien escribió cada uno de estos libros. Dios está ausente de sus cálculos. Hombres, profetas y sabios escribieron cada uno de los libros del Tanaj (quizás inspirados por Dios pero está suposición no se encuentra expresada en estos pasajes). Moshé escribió la Torá, Ioshua escribió su libro, Shmuel escribió su libro homónimo como también el libro de los Jueces y el de Rut. David escribió junto a 10 "asesores" el libro de los Salmos (según el Talmud incluso Adam, el primer hombre, escribió uno de aquellos salmos). El profeta Jeremias escribió su propio libro, el libro de los Reyes y las lamentaciones de Eija. El rey Jizkia escribió según el Talmud los libros del profeta Isaías, los proverbios, el cantar de los cantares y Kohelet (atribuidos normalmente en la sabiduría judía popular, estos últimos tres, al rey Shlomó). Los hombres de la gran asamblea, allá por el siglo IV a.e.c, escribieron los últimos libros del Tanaj: la historia de Ester, el libro del profeta Ezequiel y de los 12 profetas menores, como así también el libro de Dabiel. Por último Ezra escribió su libro homónimo y el libro de Crónicas hasta los hechos de su generación. 

Extra: La Torá nos relata que luego de ver al pueblo de Israel idolatrando al becerro de oro Moshé rompió las tablas. Dios, podriamos haber pensado, podría haber castigado a Moshé por semejante acto (Moshé había quebrado la palabra de Dios!). Dios podría haberse enojado. Sin embargo Reish Lakish sostiene que Dios en aquel momento mientras las tablas se quebraban en el suelo le dijo a Moshé: Iesher Kojeja Sheshibarta [muy bien haz hecho en romperlas]. Dios no se enoja y no castiga a nuestro profeta sino que lo felicita. Por qué lo hace: ustedes dirán!

martes, 19 de noviembre de 2013

Baba Batra 13 - ¿Me vendes o me compras?

La convivencia, como ya venimos observando, trae sus beneficios y a la par complicaciones. En esta oportunidad el Talmud tratará el dilema de que hacer cuando dos socios son dueños de un mismo objeto. ¿Puede uno obligar al otro a dividir aquel objeto? ¿Qué se debe hacer cuando uno no lo quiere más? Los hombres no sólo comparten medianeras sino un sinnúmero de objetos o incluso empresas. ¿Cómo se deben dividir estos bienes? 

El Talmud nos enseña que si dos socios (shutafim) comparten un campo es sencilla hacer la división. Si ambos quieren romper la sociedad mitad del campo le pertenece a uno de los socios y la otra mitad a su compañero. Esto siempre ocurre en los casos que el objeto a dividir tenga un Din Jaluká, una ley de división; es decir un objeto que luego de ser dividido siga teniendo utilidad y conserve su nombre. Si dos personas comparten un campo lo suficientemente grande para dividirlo y aún así cada uno poder seguir cosechando se lo divide 50% para cada socio y se cerro el asunto. Sin embargo si lo que se comparte es un auto el mismo no puede dividirse a la mitad como si fuera un campo. Los sabios dan dos opciones para solucionar este aparente conflicto. Si ambos quieren desprenderse del auto, o cualquier otro objeto que dividiéndolo pierda su esencia, lo que se debe hacer es venderlo y se deben dividir las ganancias de aquella venta entre los ahora ex-socios. 

¿Qué ocurre si uno quiere vender y otro no? Este conflicto es absolutamente actual. Una de las dos partes quiere desprenderse de aquella "inversión" y la otra no. ¿Cómo se soluciona este conflicto? Con la ley que los sabios denominan: "God o Agod", está frase muy corta en arameo viene a significar: "Vos le pones un precio o yo le pondré un precio". Es decir: "o me vendes tu parte o me compras mi parte". Se lo obliga a una de las dos partes afectadas a comprar las "acciones/parte" de su compañero o bien se lo obliga a vender su parte. Para superar una eventual parálisis que podría traer consecuencias muy negativas a ambos socios los sabios deciden que ante una situación así uno de los dos siempre debe ceder, y la otra parte siempre debe compensar al otro económicamente. 

lunes, 18 de noviembre de 2013

Baba Batra 12 - La profecía: tontos, niños y sabios

א"ר יוחנן: מיום שחרב בית המקדש, ניטלה נבואה מן הנביאים וניתנה לשוטים ולתינוקותאמר רבי אבדימי דמן חיפה: מיום שחרב בית המקדש, ניטלה נבואה מן הנביאים וניתנה לחכמים.
Dijo Rabi Iojanan: desde el día que se destruyó el Beit Hamikdash, se les quitó la profecía a los profetas y le fue entregada a los tontos y a los niños. Dijo Rabi Abdimi: desde el día que se destruyó el Beit Hamikdash, se les quitó la profecía a los profetas y le fue entregada a los sabios.

El día en el cual se destruyó el Beit Hamikdash, aquel fatídico 9 de Av del año 70 d.e.c, algo cambió. Fue un momento de quiebre en la historia según los rabinos que fueron testigos y herederos de aquella tragedia. La destrucción del centro político, religioso y cultural del pueblo judío marcó un antes y un después en la historia. Nada volvería a ser lo mismo. Lo que la Shoá fue a la judería del siglo XX, la destrucción del Templo de Jerusalém fue a la judería del siglo I.

La profecía [Nebuá], aquellos hombres y mujeres, 55 según el Talmud, que le transmitían al pueblo la palabra de Dios se terminó. Dios ya no se comunicaría con Su pueblo a través de los profetas. Sin embargo aquella capacidad profética, según los rabinos (sucesores políticos de los profetas, en cierto sentido), no desapareció de este mundo. La misma les fue transmitida a los tontos, a los niños y a los sabios. Aquella capacidad de captar la voluntad de Dios y de expresarla con vehemencia reposaría ahora en un nuevo tipo de personas.

Los niños y los tontos, según Rabi Iojanan, recibieron la capacidad profética. Ellos son depositarios de una inocencia, una ingenuidad y una honestidad poco frecuentes en el mundo. Los tontos y los niños dicen, tal como los profetas de antaño, lo que piensan, sin importar quien lo escuche. Son sinceros, no conocen de filtros culturales ni de represiones sociales. Son la voz sincera que habla sin miramientos. No temen ni miden las consecuencias de sus palabras, cuando sienten la necesidad de hablar o de gritar así lo hacen.

Los sabios, en cambio según Rabi Abdimi, son los que recibieron la continuidad profética. Los sabios, por el contrario, son aquellos que sopesan con cuidado las palabras, aquellos que sólo expresan las palabras justas y necesarias luego de una intensa reflexión. Según Pirkei Avot los sabios deben ser muy cuidadosos en el uso de la palabra. La nebuá entonces pende entre la honestidad brutal y el discurso sopesado; entre la vehemencia de la niñez y el apaciguamiento de la sabiduría.


La profecía se encuentra entonces en cada momento que escuchemos con atención a los tontos, a los niños y a los sabios. 

domingo, 17 de noviembre de 2013

Baba Batra 11 - Munbaz y la Tzedaká

  
Sucedió cierta vez que el rey Munbaz repartió [a los necesitados] todas sus riquezas y las riquezas de sus padres en los años de sequía. Se congregaron sus hermanos y le dijeron a él: tu padre atesoró [toda está riqueza] y tú la estás desperdiciando! Munbaz les contestó: mi padre lo atesoró para abajo [el mundo material] y yo la atesoró para arriba [el mundo celestial]. Mi padre lo atesoró en un lugar donde la mano tiene control [el dinero puede ser robado] y yo lo atesoró en un lugar donde la mano no tiene control. Mi padre atesoró algo que no da frutos mientras que yo he atesorado algo que da sus frutos. Mi padre atesoró dinero y yo he atesorado almas. Mi padre atesoró para otros [a la familia que recibiría la herencia] mientras que yo he atesorado para mí. Mi padre atesoró para este mundo y yo he atesorado para el mundo venidero [Holam Habá].

El Talmud nos regala este maravilloso Midrash sobre el rey Munbaz, un personaje conocido por su generosidad, y el valor de la tzedaká. Está historia es rica en sentidos y en posibles interpretaciones. La pregunta nodal que atraviesa todo este Midrash es ¿para qué sirve el dinero? Según los parientes del rey Munbaz las riquezas en oro estancadas en un lugar le dan a uno seguridad, poder y prestigio. Según ellos Munbaz no tenía razón alguna para estar repartiendo las riquezas que supo acumular su padre. Es más para ellos Munbaz está desperdiciando (mebazbez) el dinero repartiéndolo a los más necesitados; la riqueza de la familia hubiera estado mucho mejor protegida en una bóveda de un banco. El rey Munbaz, por el contrario, considera que no es riqueza atesorar oro y plata en grandes bóvedas; que la riqueza no se mide en toneladas de oro sino en la ayuda y en la justicia que uno puede hacer con las riquezas materiales.  Y Munbaz de seis motivos por los cuales él decidió en años de necesidad y de sequía vaciar sus arcas y repartir toda su riqueza entre los más necesitados:

1.       Bajo y alto. Su padre tenía una concepción de la riqueza material, del mundo terrenal, de las necesidades del cuerpo mientras que él concebía a la riqueza en su sentido más elevado, en un sentido espiritual, en la posibilidad de ayudar a otros con sus propios recursos.
2.       El control de la mano. Su padre atesoró el dinero en bóvedas que podían fácilmente ser robadas mientras que él al hacer tzedaká imposibilitó que le roben las riquezas repartiendo los millones en pequeñas fracciones, insignificantes para el ladrón pero trascendentes para cada hambriento y necesitado.
3.       El tener frutos. El dinero en una caja de seguridad no genera frutos, no aumenta ni disminuye, se estanca. En cambio el dinero en la mano de los necesitados genera grandes frutos. Con aquel dinero cientos y miles pueden comer, sostener a su familia y proveerles la esperanza de un futuro distinto.
4.       Dinero vs. Almas: Hay quienes guardan su riqueza en monedas, en bonos o en acciones. Hay otros que su riqueza se basa en cultivar almas y en ayudar a los demás. Munbaz no invirtió en la bolsa pero decidió invertir en algo mucho más valioso: en las personas y en su futuro.
5.       Para otros o para mí: hay quienes durante generaciones o decenas de años acumulan fortunas familiares para la posteridad de su familia, para poder dejarlo en herencia. Otros, sin descuidar a sus familias, prefieren gastar sus riquezas en el presente para ellos mismos. En este caso no fue para darse grandes lujos sino para ayudar.
6.       El Olám Habá: La riqueza material es la moneda de cambio de este mundo. En el Olám haba no es rico quien cosechó más dinero sino quien cultivo su mente y su espíritu; quien se dedicó durante su vida a ayudar a tan sólo a otro ser humano. 

jueves, 14 de noviembre de 2013

Baba Batra 10 - Tzedaka

Para comenzar les presento un Midrash: "Turnusrufus el malvado le preguntó cierta vez a rabi Akiva: Si su Dios ama a los pobres ¿Por qué no los alimenta él mismo? A lo cual rabi Akiva responde: para que nosotros [el pueblo de Israel] podamos salvarnos del infierno"

Este Midrash aparece en nuestro folio del día dentro del contexto de todas las enseñanzas en torno al valor de la tzedaká [justicia social]. Ahora bien ¿cómo nos relacionamos con un Midrash así? El mismo sostiene que Dios mantiene y permite que haya pobres en el mundo para que sus hijos -el pueblo de Israel- pueda cumplir una mitzvá -el mandamiento de dar tzedaká- y así salvarse del infierno. Vuelvo a preguntarnos ¿Cómo reaccionamos ante un Midrash de estás características? ¿Estamos obligados a aceptarlo? Sí y no. 

La literatura rabínica esta llena de hermosos midrashim, enseñanzas que nos enamoran y nos conmueven. Sin embargo, también, hay cientos de midrashim que nos perturban y nos angustian. ¿Cómo podemos hoy afirmar que Dios hace que miles de millones de personas sufran diariamente tan sólo para que el pueblo judío pueda cumplir con la mitzvá de hacer tzedaká? Dentro de mis categorías y mi teología está no es una opción. En este sentido no estoy obligado a aceptar y tomar cual doctrina está enseñanza. Debo aceptar, no obstante, que esta teología es parte de mi tradición. De la tradición de mi pueblo. Sin embargo es eso solamente, una parte de mi tradición. No la totalidad. Ningún Midrash es absoluto y vinculante. Cada Midrash fue pronunciado por un sabio de acuerdo a su sensibilidad moral, a su ideología y a su teología. En este caso, puedo decir, disiento humildemente con la teología del gran rabi Akiva. Sin embargo vuelvo a recalcar: no estamos obligados a aceptar como verdades universales y absolutas todos los midrashim. Somos libres para tomar los midrashim que nos conmueven y dejar a un lado los que se oponen a nuestras concepciones teológicas o ideológicas. No obstante: estamos obligados a estudiarlas y a valorarlas porque todas ellas son nuestras, partes de un legado eterno. 

Lo mismo que ocurre con los midrashim ocurre también con ciertas creencias de los rabinos. Nuestros sabios de bendita memoria son humanos y nunca debemos olvidarnos que son humanos. Todo lo que enseñan y pronuncian son elaboraciones de grandes eruditos pero humanos al fin. Falibles e incompletos. Por dicha razón no debemos aceptar de forma ciega y absoluta toda enseñanza de nuestros rabinos. Debemos sopesarlas, analizarlas y evaluarlas con nuestras propias mentes. Y podemos "descreer" reverentemente de ellos también. Y este es mi caso cuando leo afirmaciones tales como "¿Qué debe hacer el hombre para que sus hijos salgan varones? Debe dar tzedaká". ¿Estoy obligado a creer que es la tzedaká la que determina el género de mis hijos? No! Ya que como dos sabios disienten entre sí nosotros también podemos disentir con ellos. 

Como les decía antes ciertos pasajes de los sabios son hermosas manifestaciones de una sensibilidad notable. Y los folios de hoy están lleno de este tipo de enseñanzas que para finalizar quiero compartir con ustedes. Rabi Eleazar enseñaba que la piedad se manifiesta en Gemilut Jasadim [actos de amor] mientras que la misericordia se manifiesta a través de la tzedaká. Rabi Iehuda, incentivando el cumplimiento de este precepto, nos decía que "la tzedaká apresura la llegada de la redención". Rabi Ioshua ben Karja condenando a quienes no daban tzedaká les decía que su acto equivale a la idolatría, la peor de las transgresiones. 

martes, 12 de noviembre de 2013

Baba Batra 9 - Tzedaká o justicia social


Rab Huna y Rab Iehuda tuvieron una importante discusión. Ambos sostenían que se debía ayudar a los más necesitados sin embargo disentían si se debía averiguar o asegurarse si realmente la persona que venía a solicitar ayuda era realmente un carenciado. A muchos de nosotros alguna vez nos ha pasado lo mismo. Andabamos por la calle o el tren y alguien se nos acercó a pedir unas monedas. Por un lado siempre nuestro corazón tiende a dar y a tratar de ayudar mas hemos escuchado muchas historias de "estafadores callejeros". Cuando nos dicen que son minusvalidos, o que tienen HIV o que tienen 7 hijos traídos de Rumanía ¿les creemos o no? Queremos creerle pero a veces dudamos. A veces dudamos pero le damos igual y otras veces nos abstenemos de ayudarlos.  


Rab Huna y Rab Iehuda tenían hace 1700 años el mismo dilema. Rab Huna decía que si la persona venía en busca de ropa se le debía dar inmediatamente porque una persona no se pondría ropas harapientas porque sí, ya que eso es humillante. Sin embargo si una persona venía a pedir comida se debía investigar si realmente aquella era una persona necesitada o solamente era un "vago" o alguien que andaba buscando molestar o sacar algún rédito económico extra. Rabi Iehuda opina exactamente lo contrario. Si alguien viene buscando ropa podemos esperar y hacer las averiguaciones correspondientes. Sin embargo si alguien viene y pide comida se lo debe alimentar inmediatamente. No se debe dudar ni hacer ninguna averiguación. Quizás está debe ser una de nuestras actitudes a la hora de ayudar a los más necesitados. Muchas veces dudamos si con el dinero que le damos se irán a drogar o lo gastarán en alcohol, entonces siguiendo la enseñanza de Rab Iehuda siempre podemos dar algún alimento. Ir un instante a un almacén y darles algo para comer quizás valga mucho más que unos pesos que podamos darle. 

Los sabios estimaban mucho y le daban una gran importancia a la practica de la tzedaká. Tzedaká no traducida como caridad sino como justicia social. La tzedaká no es un acto de caridad que hacemos por amor sino es un acto de justicia redistributiva. Es tomar conciencia que no todo lo que poseemos nos es propio, que siempre una parte de lo nuestro le pertenece a los más necesitados. Es por eso que Rab Así enseñó: [el cumplimiento del mandamiento de] tzedaká se equipara con [el cumplimiento] de todos los preceptos.

Y así nos enseñaba, para finalizar, Rabi Itzjak: "El que sigue la justicia (tzedaká) y la misericordia 
hallará la vida, la justicia (tzedaká) y la honra (Mishlei 21:21)." Si entendiésemos este pasaje en su sentido simple este nos vendría a enseñar que quien da tzedaká finalmente terminaría recibiendo tzedaká, es decir: terminaría siendo pobre necesitando de la justicia de los demás. Sin embargo Rabi Itzjak nos enseña que toda persona que persiga la tzedaká finalmente Dios le pondrá más monedas en el camino para que pueda seguir haciendo justicia. 

lunes, 11 de noviembre de 2013

Baba Batra 8 - La Olla popular


A la cultura occidental de "derechos humanos" el judaísmo le contrapone la noción de "obligaciones humanas". Estamos acostumbrados a exigir nuestros derechos sin responsabilizarnos por nuestras obligaciones. La tradición talmúdica considera que antes de los derechos están las obligaciones. Estamos obligados a dar y es sólo en consecuencia de esta obligación que otros podrán recibir. Los derechos comienzan con obligaciones. 


En el Post anterior analizamos que los habitantes de una ciudad están obligados a aportar para la construcción de una muralla. La pregunta que hoy intentará responder el Talmud es ¿Quién es considerado un habitante? Luego de varias discusiones, como en todo folio talmúdico, los rabinos dicen que hay dos categorías a diferenciar: Anshei Hair y Ioshvei Hair. Los primeros son los habitantes de una ciudad, los que podríamos llamar ciudadanos. Después de doce meses de residencia en un lugar somos considerados como hombres y mujeres de la ciudad. La segunda categoría, Ioshvei Hair (los que se asientan), son los que por lo menos están más de treinta días en una ciudad. Estos no tienen el estatus de ciudadanos pero tampoco son considerados como medios turistas. 

El ser ciudadano o habitante de una ciudad no da derechos sino más bien implica responsabilidades. Desde los 30 días uno está obligado a aportar para el Tamjui (una "olla popular" con la cual se alimenta a los pobres), desde los 3 meses uno tiene que aportar a la Kupá (la caja de Tzedaka, de "caridad"), a los seis meses uno tiene que aportar también para dar ropa a los más necesitados, a los nueve debe aportar para financiar el entierro de quienes no pueden hacerlo y finalmente a los doce meses ya se convierte en un ciudadano de la ciudad y debe aportar también para la seguridad de la misma. Habitar en un lugar no nos da en primera instancia beneficios sino que nos genera responsabilidad. Una responsabilidad absoluta e inclaudicable con el Otro, el que necesita más que uno. 

Según el Talmud únicamente sobre los huérfanos no decretamos que deben aportar para la ayuda social. Según los sabios los Gabaei Tzedaka (los recolectores de de ayuda social) cumplen una función central en la comunidad. Ellos pueden obligar, y tienen la autirodad para hacerlo, a todos los habitantes de la ciudad a contribuir con la Tzedaka. Y su tarea es tan noble que según los rabinos su recompensa "divina" es más grande que la recompensa de quienes dan tzedaka ya que ellos no solo dan sino que hacen que los demás también lo hagan.   

Existe una diferencia entre Tamjui y Kupá. La primera es comida y la segunda es dinero. Los sabios dicen que el dinero para el Tamjui se junta todos los días mientras que para la Kupa se hace una vez por semana. Para la comida no se puede esperar. La Kupa es para los pobres de la ciudad mientras que el Tamjui es para todos los pobres del mundo. En otras palabras: la comida no se le niega a nadie. 

domingo, 10 de noviembre de 2013

Baba Batra 7 - Impuestos sociales

¿Qué podemos obligar a nuestros vecinos a hacer y qué cosas no? Este es el tema central de las primeras hojas de nuestro tratado. Habíamos dicho que uno puede obligar a su vecino a construir una pared que separe los dos terrenos para asegurarse la privacidad. En está oportunidad una nueva Mishná nos hablara no de la relación entre un vecino y otro sino entre un conglomerado de vecinos entre sí (imaginen un barrio cerrado o quizás un edificio). 

Beit Shaar. Los sabios nos dirán que unos vecinos pueden obligar a los demás a construir un Beit Shaar (una entrada y una puerta) a su condominio. Los propietarios de un edificio pueden obligar a sus vecinos a realizar cualquier construcción o arreglo que sea elemental para la convivencia mas no pueden obligarlos, por ejemplo, a adornar ciertas partes del espacio en común. El Beit Shaar, era una puerta que se construía en la entrada del conjunto de casas que evitaba que de la calle puedan entrar directamente a la propiedad. 

Jomá. Los vecinos de una ciudad, no ya de un condominio en común, pueden obligarse mutuamente a construir un muro que proteja la ciudad. Un vecino, por más que no quiera el muro, no puede negarse a contribuir económicamente en la construcción ya que se comprende que la Jomá (muro) no es un capricho o un adorno superfluo sino algo elemental para la seguirdad de todos los habitantes. 

¿Cómo se cobran los impuestos? Para construir un muro se necesita que todos los ciudadanos aporten para su construcción sin embargo ¿con qué parámetro se cobran? Varias clasificaciones posibles nos ofrecen nuestros sabios: 

  1. Shebaj Mamon vs Nefashot. La primera posibilidad es cobrar más a quién más tiene y menos a quien menos tiene (Shebaj Mamon). La otra opción es cobrar la misma cantidad, es decir, una tarifa fija, a todos los habitantes (Nefashot)
  2. Kirub Joma vs. Mamon. La segunda posibilidad para aplicar los impuestos es en relación a Kirub Jomá (cercanía a la muralla) es decir que quienes estén más cerca deben pagar más porque utilizan más la seguridad que está le proporciona por sobre alguien que vive en el centro de la ciudad. A este método de cobranza se le contrapone el de Mamon (dinero), es decir: se cobra el impuesto según el poder adquisitivo. 
Los sabios y los impuestos. Luego de discutir como se cobraban los impuestos para construir una muralla Reish Lakish nos enseña: los sabios (talmidei jajamim) no requieren de protección. Es decir, no deben contribuir con sus impuestos a la construcción de una muralla porque Dios los protege. Los rabinos se veían a sí mismos como exceptuados y libres de pagar ciertos impuestos. Su teología los llevaba a pensar que ellos podían prescindir de una muralla ya que por su sabiduría y el cumplimiento de los preceptos Dios los protegía. Cualquier similitud con ciertos casos de lo que ocurre en Israel hoy en día no es mera coincidencia. Un detalle no menor: si bien los sabios según el Talmud están exentos de pagar impuestos de "seguridad" no lo están de pagar impuestos para la construcción de un pozo de agua ya que Dios puede protegerlos pero agua de algún lado deben beber y Dios no se la entrega como el maná en el desierto. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Baba Batra 6 - La difícil convivencia.

Vivir en sociedad puede traer muchos beneficios sin embargo también trae ciertas complicaciones. La Torá ya mucho tiempo atrás nos había enseñado que no es bueno que el hombre esté sólo; Aristoteles nos enseño que el hombre es un ser político, un ser que tiende a la asociación con otros hombres. Los antropólogos nos han dicho que el hombre al el animal más débil de la naturaleza necesita necesariamente vivir en comunidad para sobrevivir. Todo esto es cierto mas su contraparte también lo es: es difícil aprender a convivir. Está es de alguna manera la base que subyace el tratado de Baba Batra.  

CASO I: En está oportunidad el punto en discusión es en torno a las vayas que uno debe colocar sobre sus azoteas para evitar mirar y ser mirado. Imaginemos entonces una situación en la cual dos casas están enfrentadas y entre ellas pasa una calle muy transitada. Ambas casas tienen hermosas terrazas. Recordemos ahora que el Talmud considera que el daño visual se causa cuando uno mira/espía lo que el otro no quiere que se vea, cuando se viola la privacidad hay un Hezek Reía (daño visual). Ahora bien, para evitar que esto suceda, se debe colocar un vallado o pared en las azoteas para evitar que un vecino mire a otro. Para que uno de los dos no deba afrontar todo el cargo de la construcción de este Maake (valla) uno de los propietarios debe construir en la mitad de su terraza (en la parte que está enfrentada a la de su vecino) una valla y agregarle una pequeña porción más. Este vecino puede obligar al otro a construir en la otra mitad opuesta de su terraza una valla. Así, cada uno construyendo media-valla, evitan que se miren mutuamente y cada uno preserva su intimidad. 

Los sabios del Talmud, sin embargo, no se satisfacen con respuestas tan obvias. Si la mirada del otro, del vecino, puede generar Hezek Reía ¿por qué no están obligados cada uno de los vecinos a construir una valla completa? Ya que con media valla se impide que el vecino lo vea mas la gente que transita por la calle puede levantar la mirada y ver todo lo que sucede en la terraza por la otra mitad que quedó al descubierto. Para esto los sabios también tienen una respuesta. Dicen que no hay peligro de Hezek Reía con las miradas de los transeúntes ya que el dueño de la casa sabe a que hora ellos pasan, sabe que de día tiene que cuidarse en torno a que hace en el techo ya que lo pueden ver pero de noche tiene libertad de hacer lo que quiera ya que nadie pasa por aquella calle (a diferencia del vecino que uno no sabe cuando va a estar él en el techo). Por otro lado los transeúntes deben concentrarse para ver que sucede en aquella azotea ya que no es normal que la gente mientras camine por la calle vaya pispeando que pasa en las azoteas (a diferencia del vecino que simplemente caminando por su terraza puede invadir la privacidad de su vecino). 

CASO II: Imaginemos otra situación. Planta baja y primer piso. Ambos son vecinos, uno vive arriba del otro. El techo del de planta baja es el piso del vecino del primer piso. El techo, de alguna forma, se empieza a dañar y se está encogiendo. Hay una falla estructural en la construcción y cada vez los cimientos se hunden más y más. El que es afectado es el de planta baja mientras que el del primer piso continua su vida normal. ¿Puede el vecino de abajo obligar al vecino de arriba a arreglar juntos está falla? Al respecto el Talmud nos cuenta una historia. "Luego de que el techo se empieza a caer el vecino de abajo llama a su otro vecino y le dice: ven, baja y arreglemos juntos el techo. Le contesta: no, yo estoy bien viviendo como estoy. El vecino le contesta: bueno entonces yo sólo voy a derribar la construcción y la reconstruiré sólo. Y su vecino le contesta: no tengo lugar para vivir mientras reconstruyes la casa. A lo cual su vecino le propone: no hay problema, yo te alquilo un lugar. Y por último el intransigente vecino de arriba le contesta: no, eso sería mucha molestia para mí." Así concluye la historia con una sentencia de Rab Jama: en estás situaciones no hay nada que se pueda hacer. A veces uno puede obligar a su vecino a realizar algo que el no quiera con el fin de evitar daños personales pero en otras circunstancias no hay nada legal que uno pueda hacer más allá de esperar un gesto de buena voluntad de nuestro vecino.  

jueves, 7 de noviembre de 2013

Baba Batra 5 - Pagando deudas

Seguimos construyendo. En está ocasión se trata de un Kotel (pared) que es compartida por dos vecinos y se cae. Si hay que reconstruirla los vecinos se pueden obligar los unos a los otros a construir un nuevo Kotel de hasta cuatro codos (unos dos metros) de alto. Este es el mínimo que los rabinos exigían para mantener la privacidad y evitar Hezek Reia (daño visual), si alguno de los dos vecinos quería construir más debía abonarlo de su propio bolsillo. Ahora bien, y es el punto más interesante de este debate, si el que decidió no seguir construyendo más de cuatro codos luego hace uso de aquel kotel la Mishná nos dice que se debe "detener" aquel techo que el estaba construyendo hasta que traiga pruebas de que él también abonó la construcción del Kotel. 

En este contexto Reish Lakish enseña que si alguien le presta dinero a otro y fijan un plazo de un mes (el plazo estipulado por el Talmud) para que el deudor devuelva su dinero y el día del cobro llega y dice "yo ya cancelé con anterioridad mi deuda" no se le cree. Reish Lakish sostiene que no se le cree a la persona que dice que pagó su deuda antes del tiempo estipulado ¿Por qué? Simplemente porque la gente no acostumbra a devolver el dinero antes de tiempo. Otros sabios, sin embargo, consideran que puede suceder que alguien quiera pagar su deuda antes de tiempo ya que por ejemplo en la mitad del plazo recibió una herencia y quiere sacarse de encima su deuda y decide pagarla antes de que se cierre el plazo. Sin embargo la halajá queda como Reish Lakish y es obligación del deudor traer testigos de que verdaderamente pagó antes de tiempo, sino lo hace debe pagarle al acreedor la suma total de la deuda. 

El Talmud complejiza más la cuestión. ¿Qué sucede si tiempo después de que se haya vencido el plazo para pagar una deuda viene el acreedor y dice: devolveme el dinero y el deudor le dice: ya te la devolví incluso antes de que se termine el plazo? ¿Se le cree en está ocasión o no? Los sabios, para responder a este interrogante, utilizan un famoso principio: "Ma Li Leshaker- ¿Qué gano mintiendo?". Si el deudor sabe que el principio general es que no se le cree a las personas que dicen que pagaron antes de término y él en está oportunidad podría haber sido mucho más inteligente y decir "yo lo pagué en término" ¿Qué gana con está mentira? Es decir: se le debería creer que verdaderamente pagó porque con esa mentira no lograba nada, sólo empeoraba su situación... ¿Cuál opinan ustedes que fue la resolución de los sabios en está oportunidad?

lunes, 4 de noviembre de 2013

Baba Batra 4 - Hordus y el Templo

Si hubo un rey en Israel que no encontró gracia ante los ojos de los rabinos, este fue Herodes. Este rey era conocido como Herodes el Grande (73 a.e.c al 4 a.e.c), respondía al imperio romano pero era un idumeo que se había convertido al judaísmo. Su origen (Idumeo) y su lealtad a roma no eran características muy bien vistas por los sabios. 

En el último post estudiamos que no se debe destruir una sinagoga sino hasta el momento en que hayamos construida otra para reemplazarla. La Guemará, en está oportunidad, levanta una aparente contradicción ya que Herodes reconstruyó el Beit Hamikdash [Templo de Jerusalém] pero para eso tuvo que destruirlo y claramente no construyó otro Templo de manera provisoria ¿cómo lo hizo? Según los sabios hay dos opciones posibles. La primera es que haya visto alguna fisura en la construcción y que por este motivo decidió derribarlo (algo que la halajá permite). Otra razón más factible es que cuando los gobernantes dicen que van a hacer algo, cumplen con lo que dicen y no dan marcha atrás (como puede ser el caso de los individuos particulares) y por tal motivo no se sospechaba que iba a dejar inconcluso su trabajo (si los rabinos del Talmud conociesen a los gobiernos de hoy en día quizás no tendrían está suposición). 

Vayamos al origen. ¿Quién es Hordus (Herodes) para los sabios del Talmud? Los sabios cuentan que Hordus era un esclavo de la casa de los Jashmonaim, la dinastía que reino sobre Israel hasta que los romanos conquistaron Judá. Un día, escuchó una voz que decía que aquel día quien se rebelara contra sus amos saldría victorioso. En ese instante se levanta y mata a todos sus amos; sólo deja viva a una pequeña niña. Años más tarde el intenta casarse con está muchacha para afirmarse en el trono pero la niña para evitar este casamiento sube hasta una terraza y se suicida. Tan perverso fue Hordus, en los ojos de los sabios, que luego de muerta él la pone en miel durante siete años para poder acostarse con ella sin que su cuerpo se putrefactara. 

La maldad de Hordus no termina allí. Un día aprende un versículo de la Torá (Debarim 17:15) que indica que el rey que debe reinar sobre Israel debe ser uno de "entre sus hermanos"; y no un converso o un esclavo liberado (como era su situación). Descarga su furia contra los sabios y mata a todos los rabinos de su generación, salvo a un sabio llamado Baba ben Buta. De repente, un día, tiempo después reconoce la grandeza de los sabios de Israel y se arrepiente de su asesinato masivo. Le pide a Baba ben Buta un consejo para poder hacer Teshuva, para poder corregir su error. Este sabio le dice que como él apagó la luz de Israel (asesinando a sus sabios) debe encenderla nuevamente (reconstruyendo el Beit Hamikdash). Debía encender nuevamente la luz y e iluminar con grandeza el centro espiritual del pueblo judío. Así es, según esta fabula de los sabios, como fue que Hordus decidió reconstruir el Templo de Jerusalém. 

Para finalizar, enseñan los sabios que quien nunca vio el Templo reconstruido por Hordus nunca vio una construcción hermosa en su vida. Ninguno de nosotros tuvo la dicha de poder verlo mas los sabios nos describen un pequeño y hermoso detalle. Las paredes estaban construidas con mármol azul, verde y blanco. Cierta vez Hordus quiso recubrir todas las paredes con oro para resaltar su hermosura y su grandeza sin embargo los sabios se lo impidieron. Le dijeron que lo deje como está ya que a la distancia aquellos colores intercalados daban la sensación de una ola en el mar. Su hermosura radicaba en su naturalidad. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

Baba Batra 3 - Destruyendo sinagogas

"Dijo Rab Jisda: los hombres no deben destruir un Beit Hakneset [Sinagoga] hasta que no hayan construido una nueva sinagoga". Continuamos con el tema de las construcciones. En este caso no nos referimos a una medianera, como en nuestra primera hoja, sino de una sinagoga. Rab Jisda nos enseña que no se debe demoler una sinagoga sino en el caso que ya previamente se haya construido otra sinagoga para reemplazarla. 
Dos motivos esgrime el Talmud para esta ley. Unos dicen que es por Rashlanut, negligencia. Y otros dicen que es por Tefila, por las plegarias. Quienes sostienen que el motivo de no derribar una sinagoga sino hasta que haya sido construida una nueva es por negligencia piensan que puede ocurrir cualquier imponderable o que por la propia vaguedad de la gente no se reconstruya la sinagoga. Quienes sostienen que es por la Tefilá se debe a que la gente no tendría otro lugar para ir a rezar en el mientras tanto. 

Pidion Shvuim. Si se recolectó plata que iba a ser destinada a la construcción de una nueva sinagoga pero un miembro de la comunidad es tomado prisionero ¿Qué se debe hacer con aquel dinero? La respuesta es inequívoca: se debe invertir en realizar el mandamiento de Pidion Shvuim (liberar a los cautivos). Una vida vale más que una sinagoga. Lo mismo ocurre si ya están sentados los cimientos de la sinagoga y ya se comenzó a construir. Si alguien es secuestrado se debe vender aquella construcción para pagar el rescate. Sin embargo, si la sinagoga ya está construida no se la puede vender para conseguir el dinero para el rescate ya que los sabios sostienen "no se puede vender un lugar donde la gente reside". Los Batei Knesset en la antigüedad también funcionaban como hosterías para los viajeros y hasta el siglo XX los shamashim solían vivir en la sinagoga para atender todas sus necesidades.  

Una historia. Se cuenta que cierta vez Rab Ashí vio una grieta en la sinagoga de su ciudad. Y según la halajá si uno ve una grieta en una construcción la misma debe ser reparada rápidamente para evitar un derrumbe. Rab Ashí entonces destruyó la sinagoga mas llevo su cama y se mudo hacia aquellas ruinas para que los constructores no sean negligentes ni holgazanes y que se apuren en su reconstrucción. 

viernes, 1 de noviembre de 2013

Baba Batra 2 - Los Shutafim

Comenzamos un nuevo tratado del Talmud. Cambiamos de lenguaje. Abandonamos a las mujeres sospechadas de adulterio del tratado de Sotá para sumergirnos en este nuevo desafío. Baba Batra, la última puerta. Este tratado es el más largo de todo el Talmud. Versará principalmente sobre temas de daños y de conflictos entre las partes. No es un tratado "ritual" como podría ser Shabbat o Brajot sino más bien un tratado social; sobre como la tradición judía intenta resolver los conflictos que afloran diariamente en cualquier sociedad. Comencemos entonces...

La primera Mishná nos dice lo siguiente: "Si dos vecinos (shutafim) quieren hacer una división entre sus propiedades la deben hacer por la mitad". Contexto. Si dos personas comparten un terreno, por ejemplo los patios de sus casas son contiguos, si ambos desean tener privacidad pueden construir en el punto medio una pared. La misma puede ser construida con cualquier material, la única condición es que debe impedir que ambas partes se puedan observar mutuamente (por ejemplo un vidrio no constituiría lo que el Talmud denomina Kotel/Gudá). 

Ahora bien ¿Qué sucede si uno de los dos vecinos desea construir un Kotel y el otro no? Este puede obligar al segundo a construirlo. ¿Por qué? Por lo que los sabios denominan Hezek Reía (daño visual). El que se ve "perjudicado" puede obligar al segundo a construir una pared entre ambas propiedades por el daño visual que le causa. En la actualidad entenderíamos que un daño visual (de ahora en adelante Hezek Reía) sería por ejemplo que un edificio que se construye tape mi visual; sin embargo el Talmud considera que Hezer Reía se genera cuando uno mira o fisgonea al otro. El Hezek Reía está previsto para cuidar la intimidad de uno de los dos vecinos. Si otros pueden ver lo que yo estoy haciendo en mi propiedad y eso me genera una especie de daño (me inhibe por ejemplo) yo puedo pedirle a mi vecino que entre los dos construyamos una pared divisoria. 

Algunos ejemplos para comprender. El Talmud nos da ciertos ejemplos para demostrar que es exactamente Hezek Reía. Si ciertas plantas están floreciendo en tu jardín vos podes obligar a tu vecino a construir un Kotel para que el no fisgonee tus plantas en crecimiento porque se sostenía en la antigüedad que esto generaba lo que denominamos mal de ojo (al mirar las plantas, se suponía, evita que estás crezcan de forma adecuada). Otro ejemplo. Si uno tiene en su casa una ventana que da al terreno del vecino y quiere construir un Kotel entre ambas propiedades ésta debe ser construida a cuatro codos de distancia, hacia arriba, hacia abajo y hacia atrás de la ventana. Hacia arriba y hacia abajo para que el vecino no pueda espiar que ocurre más allá de la ventana al interior del cuarto y alejada cuatro codos para no impedir que entre luz natural por la ventana.  

Pequeña conclusión: no sólo existe el daño físico o verbal, también existe el daño visual. Cada vez que uno sufre porque otro lo está viendo y uno desea privacidad se esta violentando visualmente a una persona.