Vivir en sociedad puede traer muchos beneficios sin embargo también trae ciertas complicaciones. La Torá ya mucho tiempo atrás nos había enseñado que no es bueno que el hombre esté sólo; Aristoteles nos enseño que el hombre es un ser político, un ser que tiende a la asociación con otros hombres. Los antropólogos nos han dicho que el hombre al el animal más débil de la naturaleza necesita necesariamente vivir en comunidad para sobrevivir. Todo esto es cierto mas su contraparte también lo es: es difícil aprender a convivir. Está es de alguna manera la base que subyace el tratado de Baba Batra.
CASO I: En está oportunidad el punto en discusión es en torno a las vayas que uno debe colocar sobre sus azoteas para evitar mirar y ser mirado. Imaginemos entonces una situación en la cual dos casas están enfrentadas y entre ellas pasa una calle muy transitada. Ambas casas tienen hermosas terrazas. Recordemos ahora que el Talmud considera que el daño visual se causa cuando uno mira/espía lo que el otro no quiere que se vea, cuando se viola la privacidad hay un Hezek Reía (daño visual). Ahora bien, para evitar que esto suceda, se debe colocar un vallado o pared en las azoteas para evitar que un vecino mire a otro. Para que uno de los dos no deba afrontar todo el cargo de la construcción de este Maake (valla) uno de los propietarios debe construir en la mitad de su terraza (en la parte que está enfrentada a la de su vecino) una valla y agregarle una pequeña porción más. Este vecino puede obligar al otro a construir en la otra mitad opuesta de su terraza una valla. Así, cada uno construyendo media-valla, evitan que se miren mutuamente y cada uno preserva su intimidad.
Los sabios del Talmud, sin embargo, no se satisfacen con respuestas tan obvias. Si la mirada del otro, del vecino, puede generar Hezek Reía ¿por qué no están obligados cada uno de los vecinos a construir una valla completa? Ya que con media valla se impide que el vecino lo vea mas la gente que transita por la calle puede levantar la mirada y ver todo lo que sucede en la terraza por la otra mitad que quedó al descubierto. Para esto los sabios también tienen una respuesta. Dicen que no hay peligro de Hezek Reía con las miradas de los transeúntes ya que el dueño de la casa sabe a que hora ellos pasan, sabe que de día tiene que cuidarse en torno a que hace en el techo ya que lo pueden ver pero de noche tiene libertad de hacer lo que quiera ya que nadie pasa por aquella calle (a diferencia del vecino que uno no sabe cuando va a estar él en el techo). Por otro lado los transeúntes deben concentrarse para ver que sucede en aquella azotea ya que no es normal que la gente mientras camine por la calle vaya pispeando que pasa en las azoteas (a diferencia del vecino que simplemente caminando por su terraza puede invadir la privacidad de su vecino).
CASO II: Imaginemos otra situación. Planta baja y primer piso. Ambos son vecinos, uno vive arriba del otro. El techo del de planta baja es el piso del vecino del primer piso. El techo, de alguna forma, se empieza a dañar y se está encogiendo. Hay una falla estructural en la construcción y cada vez los cimientos se hunden más y más. El que es afectado es el de planta baja mientras que el del primer piso continua su vida normal. ¿Puede el vecino de abajo obligar al vecino de arriba a arreglar juntos está falla? Al respecto el Talmud nos cuenta una historia. "Luego de que el techo se empieza a caer el vecino de abajo llama a su otro vecino y le dice: ven, baja y arreglemos juntos el techo. Le contesta: no, yo estoy bien viviendo como estoy. El vecino le contesta: bueno entonces yo sólo voy a derribar la construcción y la reconstruiré sólo. Y su vecino le contesta: no tengo lugar para vivir mientras reconstruyes la casa. A lo cual su vecino le propone: no hay problema, yo te alquilo un lugar. Y por último el intransigente vecino de arriba le contesta: no, eso sería mucha molestia para mí." Así concluye la historia con una sentencia de Rab Jama: en estás situaciones no hay nada que se pueda hacer. A veces uno puede obligar a su vecino a realizar algo que el no quiera con el fin de evitar daños personales pero en otras circunstancias no hay nada legal que uno pueda hacer más allá de esperar un gesto de buena voluntad de nuestro vecino.
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