¿Son los utensilios como personas o más bien son las personas como los utensilios? El Talmud, de una forma muy curiosa, se plantea esta misma pregunta. El tema tiene que ver con la purificación ritual. El caso puntual es el de una ola que sumerge a una persona o a un utensilio con sus aguas. El Talmud se pregunta: Si una ola que contiene más de 40 Sea (unos 350 litros) de agua envuelve a una persona o a un utensilio ¿Quedan estos en estado de pureza? Si se compara a los utensilios con las personas entonces sí pero si se compara a las personas con los utensilios entonces no. Un poco complicado ¿no? Expliquémoslo de forma un poco más clara:
- Los seres humanos son Bar Kavaná, personas racionales y por tanto que pueden controlar sus intenciones. Entonces si los seres humanos necesitan intención de querer purificarse para que las aguas tengan efecto entonces los utensilios solo pueden ser purificados si la persona que los deposito allí tenía la intención de que se purifiquen. Siguiendo esta lógica si una persona en estado de impureza o un objeto en estado de impureza son absorbidos por una ola pero no tenían la intención de purificarse entonces ninguno se purificó. Veamos ahora el otro caso.
- Los utensilios no piensan ni tienen intenciones, son objetos inanimados. Entonces si decimos que una ola abraza a los utensilios y estos quedan en estado de pureza (incluso aunque no hubo intención del dueño de aquellos objetos de purificarlo) por carácter "transitivo" las personas incluso sin intención si son empapadas por una ola quedan en estado de pureza.
La halajá dictamina que las personas son como los utensilios. Si una persona, aún sin intención, se sumerge en una Mikvé o un manantial de agua o es "tragado" por una ola la persona queda en estado de pureza. Esta es la ley hasta nuestros días. Si una mujer, por ejemplo, aún sin intención luego de su periodo menstrual ingresa en el río, en el mar o incluso (hay quienes dicen) en una piscina aunque no tenga intención de purificarse la misma queda en estado de pureza. En otras palabras: no se necesita intención para el proceso de purificación.
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