Hoy nos encontramos frente a la Sugya más completa en la literatura rabínica en relación al Yetzer Hará traducido generalmente como "la inclinación del mal" (o el instinto del pecado o instinto animal). Según la tradición rabínica todo ser humano tiene dos inclinaciones naturales, una hacia el bien (Yetzer HaTov) y una hacia el mal (Yetzer Hará). En el contexto de la festividad de Simjat Beit HaShoeva donde se habla de la frivolidad y de que por la excitación de la fiesta había una gran inclinación hacia el mal (en este contexto los encuentros sexuales fuera del matrimonio) los sabios traen diversas Drashot, homilías y exegesis sobre el Yetzer Hará. Permitanme compartir con ustedes algunas de ellas.
De un pequeño hilo a una gran cuerda. Rabí Así nos dice que el instinto del mal, aquella inclinación hacia la transgresión, comienza siempre en nuestro interior como un pequeño hilo que nos va tirando de a poco pero finalmente se transforma en una gran cuerda de carrozas que nos empuja con gran fuerza.
Los nombres del Yetzer Hará. Según los sabios el instinto del mal recibe siete nombres. Mal, "prepucio", impureza, enemigo, obstáculo, piedra y oculto. Como vemos el Yetzer Hará no les caía muy simpatico a la mayoría de los sabios.
Algunos aforismos sobre el Yetzer Hará:
"Cuanto más grande (en posición social no en años) es la persona más grande es su instinto" (un sabio anciano anónimo)
"Todos los días el instinto del mal intenta dominar al hombre" (Rabi Itzjak)
"Todos los días el institno del mal intenta dominar al hombre y desea matarlo... si no fuera por la ayuda de Dios el hombre no podría dominarlo" (Rabi Shimon ben Lakish)
"El instinto del mal tienta al hombre en este mundo y da testimonio del hombre en el mundo venidero" (Rabi Iojanan)
"De cuatro cosas se arrepiente Dios de haber creado... del instinto del mal" (Rav)
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