sábado, 3 de diciembre de 2016

Sucá 51 - Simjat Beit HaShoeva, un poco más.

Comenzamos una nueva Mishná que es una suerte de ventana a una festividad olvidada: Simjat Beit HaShoeva. La Mishná, y posteriormente el Talmud, nos acompañaran en un viaje hermoso hacia un pasado "dorado" del pueblo judío durante los últimos años del Templo de Jerusalén en los siglos I a.e.c y I d.e.c.

La Mishná comienza diciéndonos que quien no presenció la alegría de Simjat Beit HaShoeva nunca vivenció la verdadera alegría en su vida. Al parecer esta fiesta de la libación del agua donde se pedía por las lluvias para el año entrante era una celebración donde en el Templo de Jerusalén "se tiraba la casa por la ventana". El Talmud nos cuenta que apenas terminaba el primer día de Iom Tov de Sucot los sacerdotes, los levitas y el pueblo en general iban hacia el Templo y lo "refaccionaban". Lo convertían en un gran salon para la fiesta más esperada del año. Se cuenta que se ponían grandes columnas con menorot arriba de todo que eran encendidas por pequeños niños, descendientes de sacerdotes, con arcos y flechas de fuego. Y según la Mishná no había atrio en Jerusalén que no quedaba iluminado por estas luces. Acto seguido hombres de renombre y piadosos comenzaban a bailar y a hacer malabares con antorchas en la mano mientras pronunciaban Salmos y otros cánticos. Y así comenzaban las celebraciones que continuaban por 5 o 6 días. En los próximos días seguiremos explicando un poco más de esta maravillosa fiesta que ha quedado en el olvido.

Antes de terminar por hoy comparto una frase hermosa del Talmud. La Mishná comienza diciéndonos que quien "no presenció la alegría de Simjat Beit HaShoeva nunca vivenció la verdadera alegría en su vida". A esta frase el Talmud le suma otras tres: 1) Quien no vio Jerusalén en su esplendor nunca vio una ciudad hermosa en su vida. 2) Quien nunca vio el Templo de Jerusalén (la reconstrucción ampliada de Hordus) nunca vio una construcción maravillosa en su vida. 3) Quien nunca vio la Sinagoga de Difloston en Alejandría, Egipto, nunca vio la gloria del pueblo de Israel.

A proposito de la sinagoga de Difloston en Alejandría según el Talmud era la sinagoga más grande que jamas haya existido. Contaba al frente con 71 sillas de oro simbolizando el antiguo Sanedrín. Y según dicen era tan pero tan grande que para contestar "amén" el Jazan agitaba desde la Bimá un pañuelo para que los del fondo sepan que deben responder "amén" aunque no hayan escuchado la bendición.

¡Que ganas de estar ahí! ¡Que ganas de vivencias un Simjat Beit HaShoeva con los sabios y sacerdotes haciendo malabares! ¡Qué ganas de viajar en el tiempo y vivencias la gloria y hermosura de Jerusalén y del Templo! ¡Que ganas de pasar un Shabbat en aquella legendaria sinagoga de Egipto! Estudiar es también una forma de viajar en el tiempo y en el espacio.

1 comentario:

  1. Gracias por compartir,aprendo mucho en tu blog. Y estoy de acuerdo estudiar es viajar en el tiempo!

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