Uno de los temas más complejos en nuestros días en términos halájicos es como conciliar la tradición rabínica con las prácticas sexuales de la abrumadora mayoría de judíos en todo el undo. Excepto en ciertos sectores de la ultraortodoxia la inmensa mayoría de los judíos en todo el mundo, de todas las corrientes (incluso la ortodoxia moderna y muchos ultraortodoxos a escondidas), tienen relaciones sexuales antes del matrimonio. Hace unos 70 u 80 años esto hubiera sido inusitado no solamente al interior de la comunidad judía sino en prácticamente cualquier cultura. Las mujeres debían llegar virgenes al matrimonio. Como hemos visto en términos generales esta también es la filosofía talmúdica.
Si bien en la Biblia encontramos rastros de relaciones sexuales fuera del matrimonio (basta decir que el casamiento como lo conocemos nosotros no existía en los tiempos bíblicos) en general la tradición rabínica condena fuertemente este tipo de relaciones sexuales. El sexo debía ser consagrado en la santidad del matrimonio. No obstante encontramos decenas de casos, indicios y pruebas que muchas veces los sabios fueron mucho más laxos en relación a este tema en particular. Uno de los ejemplos más claros lo encontramos en nuestra Guemará del día. Aquí se nos cuenta sobre la costumbre de Iehuda. En los tiempos de la Mishná la tierra de Israel estaba dividida en dos grandes regiones, el norte conocido como el Galil y el sur conocido como Iehuda. Muchas eran las diferencias de costumbres y leyes entre ambos lugares. Una de las diferencias más sobresalientes era que desde el día que la pareja se comprometía en la ceremonia conocida como Erusin (esto ocurría hasta un año antes de la celebración de la Jupá) los mismos cohabitaban en la casa del padre de la novia. Tanto la Mishná como el Talmud asumen que la pareja tiene relaciones sexuales durante este periodo de tiempo y por este motivo el marido luego de la Jupá no puede tener un "reclamo de virginidad" frente a su mujer.
En el Talmud Ierushalmi se explica más el origen de esta practica y algunos sabios sostienen que la misma se originó por el decreto de "la primera noche del gobernador" en la cual el gobernador romano tenía el derecho de acostarse en la noche de bodas, antes que el marido, con las mujeres que llegarán vírgenes al matrimonio. Para "evitar" que este decreto se llevará acabo o bien para desinsentivar al gobernador romano a continuar con el mismo al ver que muchas mujeres ya no llegaban vírgenes al matrimonio es que según algunos sabios esta costumbre se inició en Iehuda. Lo interesante es que el Talmud nos cuenta que está tradición continuó incluso luego de que los decretos del gobernador romano sean derogados. Como dicen por ahí: "Tradición, Tradición, Tradición".
Esta antigua costumbre de Iehuda, juntos muchas otras historias y reglamentaciones de los sabios del Talmud, pueden ayudarnos a repensar la viabilidad halájica de sostener relaciones sexuales pre-matrimoniales dentro de un esquema de los valores de nuestra tradición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario