El Talmud consta de 2700 hojas (aproximadamente). En su interior reverberan miles de discusiones, miles de alegorías, interpretaciones a los más complejos versículos y por supuesto, historias maravillosas. En el día de hoy estudiaremos tan solo una pero sin duda, una de las más maravillosas.
Primero vamos con el contexto. El mismo sigue siendo el tópico que venimos trabajando hace días: ¿Cómo se debe santificar el nuevo mes? Recordemos someramente el procedimiento: Si dos testigos veían la luna nueva debían ir hacia el tribunal rabínico de Ierushalaim, quienes evaluaban sus palabras, y si les parecían dignas de confianza santificaban el nuevo mes diciendo "Mekudash". Así de simple, así de complejo.
Cierta vez, y ahora sí metiéndonos de lleno en la historia, dos testigos atestiguaron ver la luna de una forma que a algunos rabinos no los convencía demasiado mientras que a otros sí. Algunos afirmaban que eran falsos testigos y que nunca habían visto la luna nueva. Esta era la posición de Rabi Ioshua. Sin embargo el presidente (Nasí) del mayor tribunal rabínico de Ierushalaim, Rabán Gamliel, aceptó la declaración de estos testigos y santificó el nuevo mes. Sin embargo Rabi Ioshua no aceptó dicha santificación por lo cual, por sus cálculos decidió esperar un día más para declarar el primero del nuevo mes. Esto, inevitablemente, llevó a existieran dos calendarios con un día de diferencia cada uno.
Rabán Gamliel, demostrando autoridad y consternado por la resolución de Rabí Ioshua, decidió castigarlo. Decretó sobre él que debía cargar su bastón y sus monedas en el día que para él era Iom Kippur (o sea, un día después del Iom Kippur de Rabán Gamliel y toda la comunidad). Rabán Gamliel, como autoridad máxima del pueblo judío, no podía aceptar una insubordinación semejante y decide castigarlo de la manera más dura que puede hacerlo: obligando a Rabi Ioshua a cargar sus cosas por el espacio público en el día más sagrado del calendario judío (huelga decir que cargar estos elementos, o cualquier otro, está terminantemente prohibido durante Shabbat o Iom Kippur).
Rabi Ioshua, como nos podemos imaginar se angustia ya que debía cumplir con el decreto de este gran sabio, so pena de un castigo mayor. Cuando este sabio se dirigía a cumplir su "condena" se encuentra con Rabi Akiva. Rabi Akiva lo ve triste y trata de consolarlo y le dice, para que no se sienta mal por su "supuesta transgresión" que él había aprendido que todo lo que decretase el Beit Din (tribunal rabínico) más allá de que sea por error, por equivocación con o sin intención, o por el motivo que fuese debía ser cumplido y esa era la voluntad Divina. Lo que Rabí Akiva intentaba explicar era que la decisión de santificar los meses y declararlos no dependía necesariamente de fenómenos naturales sino de voluntades de los hombres. Si el pueblo de Israel, y sus máximas autoridades, decidían que tal o cual fecha fuese indicada como el inicio del mes, ese sería el nuevo Rosh Jodesh. Con estas palabras Rabi Akiva logra aplacar el dolor y consolar a Rabi Ioshua, ya que este se da cuenta de que no esta transgrediendo precepto alguno ya que Iom Kippur fue el día anterior.
La historia finaliza con una escena hollywoodense. Rabi Ioshua agarra su bastón y sus monedas y va hacía Iavne donde se encontraba Rabán Gamliel en el día que según su cuenta era Iom Kippur. Rabán Gamliel se levanta de su "trono" y corre a besar a Rabi Ioshua en la frente y le dice: Bo Beshalom Rabi VeTalmidi (ven en paz mi maestro y mi alumno). Mi maestro y mi alumno le dice Rabán Gamliel ¿Cómo puede ser el uno y el otro al mismo tiempo? El Talmud en su inmensa sabiduría nos dice que Rabi Ioshua era su maestro por su inmensa sabiduría pero también era su alumno porque aceptó las palabras de Rabán Gamliel.
¿Qué conclusiones extraen ustedes de esta historia maravillosa?
Extra: Los sabios enseñan "Dichosa la generación en la cual los adultos escuchan a los jóvenes".
No hay comentarios:
Publicar un comentario