Rabi Keruspedai, un rabino con un nombre no muy judío que digamos, nos enseña uno de los mensajes más trascendentes y simbólicos de Rosh Hashaná. Este sabio afirma que en el día del juicio tres libros se abrían en las cortes celestiales. Un libro donde serán inscritos los Reshaim Gmurim, los completamente malvados. Un libro de los Tzadikim Gemurim, los completamente justos. Y finalmen te, el último de los libros donde se sitúa el 99% de la humanidad, el Sefer Habeinonim, el de los "intermedios". Los primeros son inscritos directamente en el libro de la muerte, los segundos son directamente inscritos en el libro de la vida. Sin embargo el destino de los beinonim, la suerte de todos nosotros, queda en suspenso hasta el día de Iom Kippur.
La gran mayoría de la humanidad no es ni completamente malvada ni completamente justa. Hay algunos que sus buenas acciones sobrepasan a sus malas acciones, a sus equivocos y errores, mientras que hay otros que sus malas acciones sobrepasan sus virtudes. En este limbo, en esta sección de los Beinonim, nos encontramos todos nosotros. Es el libro más extenso que se abre cada Rosh Hashaná. Shamai, el gran sabio del último siglo antes de la era común, nos comenta que cada Rosh Hashaná es un símbolo del gran día del juicio, de aquel día que dará comienzo al fin de los días. En ese día los Reshaim Gmurim irán directamente al Gueinom (el infierno, sí! En el judaísmo existe el infierno!), los Tzadikim Gmurim irán directamente al Olam Habá, a la vida eterna, a un especie de paraíso. Y ¿qué pasará con todos nosotros? Según esta metáfora de Shamai los beinonim iremos al Gueinom mas allí clamaremos y elevaremos nuestras voces en plegarias para finalmente poder ascender a la vida eterna.
Ya que hablamos del Gueinom, de paso cañazo, los sabios del Talmud nos enseñan algo más acerca de este "espacio-tiempo" imaginario. El Gueinom al parecer no es eterno. Se nos cuenta que allí los Reshaim permanecen durante 12 meses, durante ese tiempo son juzgados. Al finalizar el año su cuerpo se descompone y su alma es quemada (el Gueinom talmúdico al parecer también tiene fuego) y luego un gran viento viene y lleva sus cenizas hacia los pies de los Tzadikim. Justicia poética, no?
Para finalizar este breve estudio sobre Rosh Hashaná comparto una enseñanza de Rabi Iojanán: "Grande es la Teshuvá (el arrepentimiento) que anula la sentencia divina impartida sobre el ser humano"
Shabbat Shalom!
P.D: no olvidemos que todas estas enseñanzas son metáforas y como tales debemos entenderlas. Quien entiende las palabras de estos sabios como certezas no es un piadoso, es un demente.
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