Estamos a punto de finalizar el tratado de Sotá. Al final del tratado se continúa con la secuencia que comenzó unos folios atrás: ciertos sucesos que marcaron un cambio en la historia. Recordemos: los sabios enseñaron que cuando aumentaron los adulteros los rabinos anularon las aguas amargas. Cuando el Templo de Jerusalém fue destruido las frutas dejaron de tener aroma y se prohibieron las grandes fiestas con mucha música (por el duelo del Templo). Lo mismo continúan enseñando en nuestra última Mishná los sabios.
Luego de la guerra de Vespasiano los sabios prohibieron que los hombres lleven coronas en sus casamientos. Era costumbre, al parecer, que los hombres llevaran una corona ostentosa y hermosa el día de su Jupá, sin embargo, por duelo y por las victimas de aquella guerra los rabinos prohibieron su uso. También, luego de dicha guerra, fueron prohibidos también unos tambores que solían alegrar los encuentros festivos. Luego de aquella guerra contra aquel emperador romano le sucedió la batalla contra el famoso, y malvado (según la tradición judía) Tito. Luego de está guerra los sabios aumentaron las medidas de duelo. A las novias también se les prohibía en está oportunidad llevar coronas durante sus casamientos. En la antiguedad las mujeres solían llevar una corona muy especial en el día de su Jupá. Llevavan una Ierushalaim shel Zahab (una jerusalém de oro) en sus cabezas. Las mujeres más ricas ostentaban una corona en la cual estaba tallada toda la hermosura de aquella ciudad que al atardecer reluce como el oro. Finalmente luego de la última guerra, tras la derrota de Bar Kojvá, se prohibió también que las mujeres entren a su palio nupcial trasportadas en un palanquín.
El último fragmento de nuestro tratado es una enorme lista de sabios que murieron. Extraña forma de concluir un tratado del Talmud. La Guemará nos cuenta que cada vez que uno de estos sabios moría, algo se perdía del mundo. No sólo las grandes guerras o la destrucción del Beit Hamikdash traen desolación al mundo; sino también cuando ciertas personas mueren hay algo que se pierde. Cuando una persona encarnaba en su vida algún valor o algún ideal, y está persona fallecía; el mundo quedaba damnificado. Y aquí está la lista:
"Cuando murió Rabi Meir, cesaron los contadores de fabulas. Cuando murió Ben Azai cesaron los estudiosos asiduos de la Torá. Cuando murió Ben Zoma cesaron los predicadores. Cuando murió rabi Akivá cesó la gloria de la Torá. Cuando murió Rabi Janina ben Dosa cesaron los hombres de acciones (santos). Cuando murió Iosef Katontá cesaron los jasidim (piadosos). Cuando murió rabi Iojanan ben Zakai cesó el destello de la sabiduría... Cuando murió Rabi cesó la humildad y el temor reverencial". Cada uno de estos sabios eran conocidos por un atributo en particular, cuando ellos murieron toda la humanidad perdió el ejemplo de estos valores puestos en la practica.
Salika La Masejet Sotá! Hemos terminado así el estudio de un nuevo tratado del Talmud.
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