Hay momentos en la historia que marcan un antes y un después para una cultura o una nación. La destrucción del Beit Hamikdash (Templo de Jerusalém) fue uno de estos acontecimientos trascendentales para el pueblo judío. El Talmud en está ocasión intentará mostrarnos como afecto en la conciencia colectiva la destrucción del lugar más sagrado del antiguo Israel.
Los sabios nos enseñan que desde que se anuló el Sanedrín (el cual funcionaba en el Beit Hamikdash) se eliminaron las músicas de las casas festivas. Nunca más se bebió vino al son de una hermosa melodía. La música es símbolo de alegría y regocijo, cuando un hombre está de luto no debe escuchar música durante el primer año de duelo. La destrucción del Beit Hamikdash significó un duelo colectivo de todo el pueblo judío. Por dicha razón los maestros dicen que nunca más se escuchó una canción ya que el duelo perduraba hasta sus días. La prohibición de tocar instrumentos o incluso del canto es un tema sumamente complejo y discutido en la halajá, porque si bien el duelo por el Templo de Jerusalém continúa, la realidad es que un pueblo no puede vivir en un duelo eterno. Por está razón los sabios establecieron que la música y las canciones están permitidas siempre en ocasiones de mitzvot como un casamiento o un bar mitzvá. Sin embargo este es un claro ejemplo de como la costumbre hizo caer en desuso una halajá. El duelo no puede ser eterno.
Todos habremos escuchado la frase "todo pasado fue mejor". Está no tan sana costumbre de creer que en el pasado todo era mejor que en el presente que nos toca vivir también se encuentra en la filosofía de los rabinos. Ellos enseñaban, por ejemplo, que cuando murieron los primeros profetas (identificados luego como David, Shmuel y Shlomó) los Urim veTumim ya no sirvieron más. Los Urim veTumim eran unas piedras preciosas que colgaban del pectoral del Sumo Sacerdote que funcionaban como una suerte de oráculo. Se dice que los primeros profetas le consultaban a estás piedras y ellas le daban una respuesta. Cuando toda está primera generación de profetas murió ya nunca más los Urim veTumim volvieron a funcionar. La degradación en cada generación era gradual. Si haya por el siglo X a.e.c estos oráculos dejaron de funcionar, la inspiración divina (Ruaj Hakodesh) continuó presente en el pueblo judío hasta los tiempos de los últimos profetas (Jagai, Zejaria y Mealji en el siglo III a.e.c). Desde que estos últimos profetas murieron ya no hay profecía dentro del pueblo de Israel. Lo único que resta es el Bat Kol, aquella voz de Dios que de tanto en tanto ciertos seres humanos creen escuchar.
Fue tan duro para la conciencia nacional judía la destrucción del Templo de Jerusalém que los sabios llegaron a decir que desde su destrucción cesaron de haber hombre de fe. La gente perdió su fe luego de tanta destrucción y dolor. Su fe y confianza en Dios no resistió a tanta desolación. Para finalizar ¿Quién es una persona con poca fe (Miktanei Amana)? "Rabi Eliezer Hagadol nos dice: Toda persona que tenga pan en su saco y diga "¿qué comeré mañana? es una persona con poca fe". Es decir, todas aquellas personas que tienen sus necesidades cubiertas hoy pero que constantemente están preocupadas por lo que les sucederá en el futuro carecen de fe y de confianza en Dios. Debemos, nos sugieren los sabios, saber apreciar la dicha del presente y confiar que Dios nos ayudará a que en un futuro nada nos falte.
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