Con este post completamos el cuarto capítulo del tratado de Avodá Zará (idolatría), sólo nos resta el último. El Talmud nos presenta la última Mishná que versa, como viene haciendo el texto desde hace un tiempo, sobre "el problema del vino". Éste, más que cualquier otra bebida o comida la que genera mayor conflicto ante los no judíos, y por eso aumenta la necesidad de precaución por parte de los sabios. De manera general, ya que no entraremos en los detalles, habla sobre qué pasa si un judío deja vino kasher en un lugar donde hay muchos gentiles ¿Cómo asegurarse, se preguntaban los sabios, de que ningún no judío iba a hacer una libación con ese vino? Los sabios del Talmud no sólo utilizan la Torá para dictaminar la ley sino que también usan la lógica y las "sensaciones". En este caso, de manera sabia, dicen que el vino estaría permitido siempre y cuando la odre esté puesta en el Reshut HaRabim, en un espacio público, donde aunque hayan muchos no judíos, siempre algún judío va a pasar por allí y va a poder ver; y por este miedo, de sentirse vigilado y observado, según los sabios, los no judíos se van a abstener de tocar el vino kasher. Si en la ciudad no hay judíos, la opción para asegurarse que el vino se mantenga apto (kasher) es que haya un Shomer, un vigilante judío, que de tanto en tanto cuide y revise que nadie tocó el vino.
Para terminar este capitulo quiero acotar unas palabras propias, haciendo unas reflexiones personales. Hoy en día ha dejado de tener sentido tomar únicamente vino kasher. Ya que como vimos, lo único que hace no apto al vino, es que un no judío lo toque. ¿Y por qué esto lo hace no apto y no pasa lo mismo con las manzanas, por ejemplo? Porque como nos explicó el Talmud en la antigüedad la gran mayoría de los no judíos, casi todos paganos, solían hacer libaciones paganas con vino. Entonces hoy en día ¿Cuántas personas conocen que hayan hecho libaciones paganas últimamente? Debemos entender, en este sentido, que la halajá no queda codificada por la Voluntad Divina sino que lo hace por la voluntad humana. Son los sabios que en una generación entendieron que por sus circunstancias socio-históricas, debían prohibir cualquier vino que fuera tocado por un no judío (también por el miedo a envenenamiento). Sin embargo hoy día, creo yo, ya nadie tiene una sospecha seria, ni siquiera remota, que el vino que es producido o tocado incluso por un no judío sea usado para libaciones paganas o que el mismo pueda estar siendo envenenado.
Por lo tanto y comprendiendo que la halajá muchas veces no queda establecida por dictámenes de la Torá sino que lo hace por sensaciones y lógicas de los sabios de cada generación, hoy día se deberían poder tomar todos los vinos (siempre y cuando sus componentes sean kasher). Seguir sosteniendo el tomar vino únicamente kasher, es seguir sosteniendo en la práctica ritual y quintaesencia del judaísmo, una mirada negativa y despectiva en relación al no judío. La halajá debiera, en cambio, ser nuestra manera de expresar en actos nuestros valores y nuestra teología. Si nuestra percepción del no judío cambió ¿no debiera cambiar también la halajá?
Por lo tanto y comprendiendo que la halajá muchas veces no queda establecida por dictámenes de la Torá sino que lo hace por sensaciones y lógicas de los sabios de cada generación, hoy día se deberían poder tomar todos los vinos (siempre y cuando sus componentes sean kasher). Seguir sosteniendo el tomar vino únicamente kasher, es seguir sosteniendo en la práctica ritual y quintaesencia del judaísmo, una mirada negativa y despectiva en relación al no judío. La halajá debiera, en cambio, ser nuestra manera de expresar en actos nuestros valores y nuestra teología. Si nuestra percepción del no judío cambió ¿no debiera cambiar también la halajá?
Hadrán Halaj Rabi Ishmael, volveremos a tí Rabi Ishmael
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