En la lucha contra la idolatría no hay que ceder ni un solo centímetro; ésta parece ser la idea preponderante de los sabios talmúdicos. El problema es el siguiente: La Mishná plantea que si uno vive al lado de una casa donde se realizan ceremonias paganas y la pared, que comparten ambas casas, se derrumba, a uno se le genera un gran problema.
Imaginemos dos casas que comparten una pared. Una de esas casas es un templo pagano y la otra casa es de un judío observante. Un fuerte terremoto destruye la pared que ambas estructuras compartían. La misma, para poder seguir siendo habitada debe ser reconstruida por el judío pero he aquí un grave problema halájico. Estuvimos viendo en los últimos posts que un judío no puede tener provecho o usufructo alguno de un producto con el cual se realizó una actividad idólatra. La pared en este caso fue parte de una casa donde se realizaban fiestas y ceremonias paganas, por lo cual aquellos ladrillos quedan inhabilitados para ser usados. El primer tema queda resuelto. Cuando el judío erija nuevamente la pared no puede utilizar los mismos ladrillos que había antes porque estos le están "prohibidos".
Sin embargo otro problema se presenta. Si uno levanta la pared nuevamente, en el mismo lugar que estaba, si bien esto ayudará al judío a reconstruir su hogar también ayudará a que se reconstruya un templo pagano; y esto genera más de un dilema. Por cuanto, como también hemos visto, un judío no puede ayudar y ser participe de alguna manera en que otros cometan idolatría. Y levantando esta pared uno estaría ayudando a que no judíos incumplan uno de los siete mandamientos universales, algo que está prohibido totalmente por los sabios del Talmud. Ahora bien, la Mishná encuentra una solución. El judío al reconstruir su hogar debe levantar la pared unos metros más adentro para dejar de ser lindera con la pared del templo pagano y si estos quieren reconstruir su santuario deberán levantar una pared ellos mismos. Segundo problema resuelto, ahora la pared sólo la construimos para nuestro hogar y no para el de ellos.
Los sabios del Talmud no se satisfacían con facilidad y encuentran otro nuevo problema. Imaginemos ahora que el judío levanta la nueva pared 2 metros más adentro de su hogar. Esto provocaría que los idólatras tengan un beneficio y puedan expandir su templo 2 metros más. Y tal como uno no puede tener beneficio ni ayudar a los idólatras tampoco uno puede dejarle margen para que se sigan expandiendo. Esto lleva a los sabios del Talmud a decir que en esos dos metros de margen que dejo el judío al reconstruir su pared debe plantar yuyos y diversas plantas que hagan inutilizable el lugar para así los idólatras no pueden tener ningún beneficio de aquel espacio.
Como dijimos antes, en la batalla contra la idolatría los sabios judíos no ceden ni un centímetro.
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