domingo, 2 de septiembre de 2012

Avodá Zará 28 - Los rabinos también...


En el ultimo post habíamos dicho que los sabios comprenden que la vida está primero, que uno puede "mejalel et hashabat- violar las leyes de shabat" si es para salvar una vida. En el día de hoy los sabios serán más meticulosos y establecerán algunos criterios para establecer cuáles son las enfermedades o heridas que uno efectivamente debiera transgredir las normas de Shabat y por cuáles uno no debiera hacerlo. El principal argumento de los sabios, que guiará todas las discusiones y pormenores, es si la herida o la enfermedad presentan signos de "sakaná-peligro". Si hay peligro uno debe violar el Shabat, sino uno debe esperar hasta que termine para ir por la medicina o para curar la herida. No es lo mismo en este sentido una persona que se está desangrando que alguien que tiene fiebre. Por el primero uno debe, sin dudarlo, violar el shabat para evitar que muera desangrado mas el segundo podría, eventualmente, esperar hasta que termine Shabat para tomar un medicamento que le baje la temperatura corporal. No obstante lo previamente mencionado, considero que el avance de la medicina y la actitud contemporánea de los expertos en materia de salud considerarían que frente a casi cualquier caso, aunque aparentemente no tenga ningún peligro de muerte o daño permanente, uno debiera violar el Shabat por las consecuencias no previstas que pueden tener o bien una pequeña herida (imaginemos una eventual infección) o bien una fiebre intensa, para poner algunos ejemplos.

Los rabinos también se enferman. Para la tradición judía los rabinos son tan humanos como cualquier hijo de vecino. No son los superhombres nietzscheanos. Se enojan, se irritan, insultan, agreden, provocan, lloran, sufren y hasta a veces, se enferman. Sí, se enferman como cualquier hombre. Nuestra Guemará  narra las historias de varios rabinos, como Rab Abahu, Rab Iaakov o Rabi Iojanán que se enferman. Y luego hay largas descripciones de los remedios que les administraban para curar sus enfermedades o infecciones. Y aquí hay dos puntos interesantes para remarcar. Por más que hoy los sectores ultraortodoxos se estén reproduciendo y aumentando cuantiosamente dudo seriamente que por más reaccionarios y fundamentalistas que sean, sigan utilizando las sugerencias medicas de los sabios talmúdicos. No imagino a un jaredí comiendo 100 granos de pimientos y varios litros de vino para curar un dolor estomacal. 

Los rabinos también se equivocan. El otro punto a remarcar es la poco feliz actitud de Rabi Iojanán. En los folios anteriores se habló mucho de la poca ética que tenían los idólatras que vivían en los alrededores del pueblo judío, sin embargo hoy es Rabi Iojanán quien da cuenta de una actitud de un hombre poco fiable, poco ético. Se cuenta que cuando Rabi Iojanán cayó enfermo fue a visitar a una Matronita, una mujer de gran renombre, una médica (y aquí otro dato a resaltar, había mujeres medicas, no judías, y los sabios depositaban su vida y su salud en sus manos!!!) y ella, dos días antes de Shabat le da un remedio para curar su dolor de dientes. Sin embargo Rabi Iojanán le dice que en el día de Shabat el no podrá ir a visitarla, porque no puede caminar esa gran distancia en el día de descanso. Por este motivo le pide que le revele el "secreto" de su medicamento. La medica le dice que le dará la receta secreta sin problema, bajo la condición de que el jure por Ds de que no revelará su secreto. Así procede Rabi Iojanan. Él jura y ella le da la receta secreta del medicamento para curar el dolor de dientes. En su predica de Shabat, sigue narrando el Talmud, Rabi Iojanán quebranta su promesa y cuenta en público la fórmula del remedio. El Talmud luego trata de hacerlo quedar bien a Rabi Iojanan pero no lo logra. Los rabinos aparte de enfermarse, muchas veces mienten, rompen sus promesas e incumplen con su palabra. Los rabinos, como todos nosotros, también son seres humanos que se equivocan. 

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