jueves, 12 de julio de 2012

Sanhedrín 106 - Bilam II

Continuemos con algunas reflexiones rabínicas en torno a la figura de Bilam. De todo lo malo, dicen por ahí, sale algo bueno. Y al parecer esto se comprueba con la historia de Bilam, ya que de su simiente salió Rut y como todos sabemos de Rut ¿Quién sale? El Rey David, y del rey David, ¿quién sale? El Mashiaj. Los sabios explican que a pesar de todo el mal que hizo Bilam, o por lo menos que intentó hacerle al pueblo de Israel, él mismo construía santuarios y ofrecía sacrificios a D-s y por eso, según cuenta el Talmud, él tiene el merito de ser uno de los antecesores del Mesías. 

Sobre sus profecías. La bendición más conocida, que intentó ser maldición, salida de la boca de Bilam (Bemidbar 23:5) es la famosa frase: Ma Tovu - Que buenas son tus tiendas oh Yakov, y tus moradas Israel. Pero las "bendiciones-maldiciones" continúan y los que nos dicen los sabios de que aquellas palabras que salieron en forma de bendición de la boca de Bilam en su corazón estaban pensadas como maldiciones y finalmente sólo dos de ellas fueron bendiciones y el resto fueron maldiciones que se cumplimentaron en la historia judía. Por ejemplo una maldición, que fue expresada como bendición pero con "intenciones malignas" es la que pedía que la Shejina no reposase sobre Israel, o que el reino de Israel sea destruido o bien que se acaben los viñedos y los olivares de Israel. Todas estas "bendiciones-maldiciones" se cumplieron  "en contra" del pueblo de Israel. Sólo dos frases expresadas como bendiciones pero que tenían intenciones de ser maldiciones no se cumplieron según los sabios y estas son las que empiezan con la frase antes citada "Ma Tovu". Allí Bilam pedía maliciosamente que las tiendas de estudio (Batei Midrash) y las moradas de reunión (Batei Kneset) sean destruidas pero éstas fueron las únicas dos de sus profecías que no se cumplieron. El reino de Israel cayó, hubo hambrunas en la tierra mas hasta nuestros días las casas de estudio y los hogares de reunión siguen manteniendo viva la llama del pueblo judío. 

Algunas maldiciones son mejores que algunas bendiciones. Rabi Shmuel nos dice que la maldición de Ajia Hashiloni es mejor que la supuesta "bendición" de Bilam. Ajia le dio su maldición a Israel a través de una caña y tal como la caña que crece bien en un sitio con agua, su tallo se renueva y sus raices son numerosas incluso si el viento más fuerte viene y sopla sobre ella, la misma no es descolocada de su lugar sino que se mueve a la par del viento y tan pronto como el viento amaina la caña vuelve y se para firme en su lugar, así también es Israel. Sin embargo, el maldito de Bilam, nos narra el Talmud, bendijo al pueblo de Israel con un cedro. Y tal como el cedro no puede crecer en un sitio con agua, y sus raíces son pocas y su tronco no se renueva, cuando viene un gran viento el mismo es arrancado de su lugar y arrojado con gran fuerza, así también le ocurrirá a Israel. En este hermoso relato y alegoría Rabi Shmuel, compara al pueblo judío con una caña y con un cedro. Si tenemos el mérito en nuestras vidas de ser como la caña, los vientos más potentes podrán venir y con flexibilidad y suavidad podremos desplazarnos hacía un lado y hacía el otro pero finalmente volveremos a nuestro lugar. En cambio si somos rígidos como el cedro y no echamos raíces allí donde nos toca estar, el viento más pequeño nos puede voltear y hacernos desaparecer. Y algo más, agrega el Talmud, la caña tuvo el merito de ser elegida por el Eterno para ser la herramienta con la cual se escriben los libros más sagrados del pueblo judío: La Torá, los Neviim y los Ktubim. 

Quiera D-s que podamos ser flexibles como la caña (Kane) y no rígidos como el cedro (Erez)

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