En esta segunda, y última, página del octavo capitulo del tratado de bendiciones los sabios del Talmud siguen trayendo a colación diversos debates entre la escuela de Shamai (BS) y la escuela de Hilel (BH). La mayoría de estas discusiones giran en torno a las bendiciones de la Havdalá. Tal como comenzamos Shabat encendiendo unas velas y y bendiciendo el día sobre una copa de vino al finalizar Shabat, con la salida de las estrellas del sábado por la noche, también debemos bendecir marcando una separación entre Shabat y los otros días de la semana. A esto se lo conoce como Havdalá. Hilel y Shamai vuelven a discutir en torno al orden de las bendiciones en que la bendiciones en ese momento deben ser realizadas y en relación a otros puntos relacionados con esa práctica.
Cuatro son las bendiciones de la Havdalá y sobre esto discuten BS y BH. El orden queda, como de costumbre, en concordancia (de alguna manera) con BH. La regla mnemotécnica para recordar el orden es el siguiente: IaBNHe. Iain (vino), Besamim (fragancias), Ner (vela) y Havdala (la bendición sobre la separación propiamente dicha).
Sobre la vela trenzada decimos "SheBara Meor Haesh" o "Boré MeOrei HaEsh", la primera está en pasado y corresponde a BS y la segunda está en presente y es de BH. Ambas hablan sobre la creación de la luz del fuego mas una habla cómo que D-s las creó en el pasado y otra, la de Hilel, habla sobre la continua creación en el presente, por parte de D-s, del fuego. La halajá queda como BH ya que la tradición comprende que Ds se manifiesta en el mundo de forma continua, Él no creó el mundo y se fue sino que cada día renueva Su creación. Por eso decimos cada día "Iotzer Or uBore Joshej-El que crea la luz y la oscuridad" y no decimos "El que creó...", Ds renueva a diario Su pacto con Su mundo.
La discusión deriva sobre cuáles son los elementos apropiados para hacer la bendición de la luz y la bendición de los aromas. En primera instancia decimos, de forma general, que si la luz provenía de no judíos no podemos hacer una bendición sobre ella. Tengamos en cuenta que hoy todos contamos con una vela para hacer Havdalá pero en los tiempos del Talmud, o al menos así parece, la gente hacía la bendición de la luz sobre cualquier luz que uno pudiera ver, ya sea de su propiedad o no. Por ejemplo si uno va caminando por la calle y llega a un pueblo donde la mayoría son judíos y ve una luz, uno puede hacer la bendición sobre ella sin embargo si la mayoría son no judíos no podemos hacerla. Esto se debe a que en los tiempos Talmúdicos, algo que hoy ha cambiado, estaba la conciencia de que todos los no-judíos eran idólatras y suponemos que esas luminarias las podrían haber usado para rituales paganos y nos está prohibido bendecir a Ds o tener disfrute de algo que fue usado para la idolatría. Lo mismo pasa con las fragancias.
Amén. En relación a la diferencia que hay entre un judío y un no judío los sabios señalan los siguiente: Si escuchamos la última parte de la bendición de un judío por ejemplo solamente "bore pri hagefen" debemos responder Amén al final ya que tenemos la jazaká (intuición) que él bendijo al D-s de Israel. Pero qué pasa si escuchamos a un no judío haciendo una bendición, ¿podemos contestar "amen" o no? Si escuchamos la última parte de una bendición no, porque no sabemos si le rezó a D-s o a algún ídolo pagano u otra deidad. En cambio, si escuchamos toda la bendición, y la hizo de la manera correcta si podemos, y debemos, contestar Amén.
Maim Ajronim. Tal como nos lavamos las manos antes de comenzar a comer, tal como lo hacían los sacerdotes antes de ofrecer un sacrificio, también (se supone) debemos lavarnos las manos antes de hacer el Birkat Hamazón. A esto se lo llama Maim Ajronim (las últimas aguas). Nos lavamos las manos tanto porque no debemos tener las manos sucias a la hora de bendecir así como tampoco debemos tener Melaj Sdom (sal de Sodoma) en nuestras manos a la hora de la bendición. Muchos sabios, como los Tosafot de la Guemará, indican que si tenemos las manos limpias no es necesario hacer Maim Ajronim ya que hoy en día no encontramos la sal de Sodoma a diario.
La entrada de Shabat es diferente a su salida. Así enseñan los sabios, pero ¿Por qué? Al comenzar Shabat adelantamos el encendido de las velas y al terminar Shabat atrasamos el encendido de las velas. Ahí está la diferencia, en uno buscamos adelantar y en el otro atrasar. La pregunta es ¿Por qué hacemos esto? Para que Shabat no se parezca a una carga. Si encendemos las neirot (velas) de Shabat un minuto antes que Shabat empiece o prendemos la Ner Havdalá (la vela de la havdalá) un minuto después que Shabat termine estamos haciendo como si Shabat fuera una carga que nos la queremos sacar de encima lo antes posible, queremos que pase y ya. Al adelantar la etrada y atrasar su salida, estamos dándole a este día, por lo menos de estos forma, la importancia que merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario