domingo, 20 de enero de 2013

Kidushin 5 - Harei At Mekudeshet Li

Hay tres caminos y no cuatro para adquirir una mujer. Si la Mishná dice que hay tres formas diferentes de adquirir una esposa (Dinero, Documento o relación sexual) no puede haber un cuarto camino. Esto mismo enseña el sabio amoraita Raba en contraposición a la opinión del sabio Rab Huna. Este útimo sostenía que la Jupá en sí misma es una forma de consagrar a una mujer en matrimonio. Raba lo que sostiene es que si la Mishná dice que hay tres caminos para adquirir a una mujer y no nombra a la Jupá entonces ésta nunca puede ser una forma de realizar el casamiento de forma acabada. Sostiene que efectivamente es un paso pero que ese paso sin los Kidushin previos no consagra a una mujer en matrimonio. 

Ahora bien ¿Qué es una Jupá? ¿Cómo es una Jupá? Hoy día si le preguntan a cualquier judío que es una Jupá les dirán que es el famoso palio nupcial. El Talmud no aclara a qué hacen referencia cuando hablan de una Jupá. Los sabios medievales discuten sobre qué es entonces una Jupá. Algunos dicen que efectivamente es el palio nupcial. Otros dicen que es el momento en que luego de realizarse los Kidushin la pareja se reúne a solas por primera vez (Ijud) y por último otros sostienen que es ese momento en el cual el novio cubre a la novia bajo su Talit, simbolizando así el comienzo de un nuevo hogar en el pueblo de Israel. 

La forma tradicional. Todos los que fuimos a algún casamiento judío estando también muy avezados es las películas hollywodenses pudimos observar que en ningún momento el novio o la novia dicen el famoso: “Sí, acepto”. Esa no es la fórmula tradicional que en la comunidad de Israel se utiliza para consagrar a un matrimonio. Para hacer efectivo un casamiento, a través del camino del “dinero” (Kesef) se deben realizar dos acciones: el hombre le debe dar a la mujer una suma “x” de dinero y decir luego “tu estas consagrada para mí” (Harei At Mekudeshet Li). Estas dos acciones son las que efectivamente consagran el matrimonio.

El dar dinero y el decir estas palabras o palabras afines (siempre y cuando lo que se diga haga referencia al hecho que la Torá prescribe que el hombre debe tomar a la mujer, en este sentido puede decir también: “tu estas separada para mí” pero no puede decir “yo seré tu esposo”), certifican la unión de una pareja. El Zohar, un libro cabalista de finales del siglo XII, es quien incorpora que en vez de dinero se debe dar un anillo (con un valor equivalente). El anillo es la “forma de pago”. Por otro lado es Rabi Moshe Isserles, un sabio judío del siglo XV, quien afirma que aparte de aquellas frases se debe agregar “De acuerdo a la ley de Moshe y de Israel” (KeDat Moshe veIsrael), aunque técnicamente no es necesario. 

Por último y volvemos a insistir en esta idea. Según la Torá es el hombre quien debe buscar y desposar a su mujer, y no a la inversa. Los sabios del Talmud son muy enfáticos al respecto y aclaran una y otra vez que es el hombre quien debe realizar estas dos acciones: dar el dinero (hoy en día el anillo) y luego pronunciar aquellas palabras clásicas heredadas de antaño. Nuevamente este es uno de los grandes desafíos de los movimientos liberales de cómo realizar un casamiento igualitario sin atentar contra las formas clásicas que heredamos de la tradición talmúdica. Mi humilde y seguramente errada sugerencia es mantener el canon clásico de la tradición y seguir el precepto de “todo aquel que agrega será bendecido” y luego de que el hombre pronuncie las palabras santificadas por la tradición y le entregue el anillo la mujer haga luego exactamente lo mismo. Legalmente ella quedará desposada aún antes de afirmar aquellas palabras, no obstante para la pareja y para todos los presentes el acto será simbólicamente igual para ambas partes.

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