Comencemos con una cita:
Decía Rab Jisda en nombre de Rabi Irmia el hijo de Aba: Cuatro clases de personas no son recibidas por la Shejina [la presencia Divina, su parte femenina]. Estos son: los burlones, los mentirosos, los hipócritas y aquellos que calumnian [hacen Lashón Harrá].
En un contexto del Talmud donde los sabios siguen discutiendo quienes tienen o no un lugar en el Olám Habá por sus conductas en el Olám Haze (en este mundo), el Talmud, o al menos un sabio, se detiene a decirnos quienes son las personas que por su actuar durante su vida no son recibidos por la Shejina. Antes de hablar de estas personas vale la pena mencionar algunas palabras con respecto a la Shejina. Místicamente esta se refiere a la parte femenina de D-s, se la comprende como aquella mitica nube que acompañaba al pueblo de Israel durante el desierto durante el día o aquella columna de fuego que los guíaba durante la noche. La shejina representa protección y una aceptación de D-s de nuestras acciones ya que por ejemplo nos enseñan en el Pirkei Avot que quienes se dediquen a decir palabras de Torá tendrán el merito de "recibir sobre ellos" la Shejina, la presencia Divina. Es una forma de decir: "D-s aprueba y ve con buenos ojos tus actos".
Ahora sí, vayamos a esas clases de personas que por sus conductas no son "bien vistos" por D-s. No son ni los asesinos, ni los idolatras, ni los violadores. Recuerden que durante muchos folios fuimos discutiendo cuales eran los castigos para estas transgresiones "auto-evidentes". Rab Jisda nos habla a nosotros, al común de las personas, a aquellos que no matamos, ni violamos ni cometemos idolatría. El 99 % de la humanidad quizás. Mas lo que sí hacemos es burlarnos del otro, mentir, ser hipócritas y calumniar a otros. ¿Por qué? Porque todo esto lo hacemos principalmente con nuestras bocas y nuestras palabras, y una gran cantidad de horas al día nos la pasamos hablando. A Rab Jisda no le preocupa tanto, al parecer esa ínfima parte de la humanidad que hace aberraciones patentes, sin embargo le concierne hablarnos a nosotros. Aquellos que nos reímos del caído, nos burlamos del desprotegido. De aquellos que mentimos para no revelar nuestras propias limitaciones o de quienes pasan la vida siendo hipócritas, mostrando ser alguien que no son. Y finalmente aquellos que matan y lastiman de manera cobarde, con la palabra. Aquellos que con sus labios pronuncian palabras que hieren, palabras que calumnian y difaman. Todos ellos no tienen un lugar, en el Olám Habá. Todas aquellas transgresiones que ni las cortes civiles ni los Batei Din pueden juzgar son juzgados por el Creador, por aquel que sin ojos ve y sin oídos escucha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario