Comencemos con un poco de Torá para comprender mejor nuestra Guemará. Esto está extraído del libro de Devarim: 17:14 Cuando hayas entrado en la tierra que Adonai tu Ds te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas: Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones que están en mis alrededores; 17:15 ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Adonai tu Ds escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. 17:16 Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Ds os ha dicho: No volváis nunca por este camino.17:17 Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.17:18 Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley...
Nuestra Mishná continúa especificando ciertas leyes con respecto a los reyes y ahora comienza a desgranar e identificar de este trozo de la Torá diversas leyes que debe cumplir un rey. El ideal de la Torá es que no haya un rey terrenal, ya que el único Rey es el Santo Bendito Sea. No obstante, la Torá comprende la necesidad humana y política de tener un rey. Pero este rey no puede ser como el del resto de las naciones. Debe respetar cuatro cosas: No debe aumentar sus caballos, no debe aumentar sus mujeres, no debe aumentar sus riquezas y debe escribir para sí una Torá. Vamos a estudiar estas leyes una a una:
Lo Iarbé Lo Nashim. No aumentará para sí mujeres. La Torá dice que un rey no debe tener muchas mujeres pero no especifica un número. La Mishná nos dice que no debe tener más de 18. Rabi Iehudá dice que puede aumentar a más que este número, siempre y cuando su corazón no se desvíe de la Ley. Comprendamos que si los reyes tomaban para sí mujeres paganas y de otros pueblos estas podían convencerlos de que adoraran a otros dioses y no al Eterno. A esto se refiere cuando habla de desviar su corazón. Rabi Shimón nos dice que incluso un rey no se puede casar con UNA sola que desvíe su corazón. La halajá queda como el Stam haMishná, el rey no puede tomar más de 18 mujeres. Decimos mujeres y no esposas (nashim) porque el Talmud nos dice que entre estas 18 también se encuentran las concubinas (pilgashim). La diferencia entre las nashim y las pilgashim es que las primeras tienen Ketubá (contrato matrimonial) y kidushin (ceremonia de casamiento) mientras que las segundas carecen de esto. Dicho sea de paso muchos rabinos conservadores quieren volver a recuperar la figura de la pilegesh, de la concubina (para el Rambam sólo fue relegada a la figura del rey), para formalizar la relación de una pareja que nunca se casó pero que viven juntos e incluso tienen hijos.
Lo Iarbé lo Susim. No aumentará para sí caballos. Un rey nunca debe aumentar para su patrimonio personal con caballos, pero sí puede hacerlo para su ejercito. El rey no debe tener en su dominio personal y en su poder caballos en demasía, incluso nos dice el Talmud, que no puede tener caballos "batlanim", caballos en desuso, todos deben tener su función. Todo caballo que aumente para su pelotón debe tener una función y debe ser por una necesidad.
Vekesef Vezaab lo iarbé lo meod. Oro y plata no aumentará en demasía. Todo gobernante y gobierno deben poder tener poder material, deben tener dinero o metales preciosos para sus compras y para mantener su imperio. La Torá ordena que lo que acumulen no sea en demasía. Que tengan oro y plata pero no demasiado, no en exceso. El exceso siempre lleva a la lujuria y al pecado. EL rey no puede aumentar el ingreso de oro y de plata para su patrimonio pero sí puede hacerlo para mantener a su ejercito e imperio.
Vejoteb Sefer Torá Lishmó. Y escribirá un libro de Torá para él. Un rey debe escribir para sí mismo, como todo el pueblo de Israel, un libro de la Ley. Un hombre con tanto poder debe tener presente día y noche, que él sigue siendo un ser humano, un hombre de carne y hueso sujeto a una Ley superior, a la Ley Divina. El rey, quién todo lo puede aquí en la tierra tiene que saber que hay un poder y un libro de la Ley que limitan su poder. Por eso el Talmud nos dice que ese libro de la Ley debe acompañarlo cuando salga a la guerra, cuando vaya a dormir e incluso cuando come. En todo momento debe recordar que él tan solo es un grano de arena en la inmensidad del cosmos.
Los motivos de las Mitzvot: ¿Por qué no fueron revelados en la Torá, en la mayoría de los casos, los motivos de las Mitzvot? ¿Por qué no se nos dice por qué debemos comer Kasher, por qué debemos cumplir Shabat, por qué debemos hacernos el Brit Mila o por qué incluso debemos estudiar Torá? Hay muy pocos preceptos en la Torá donde la misma brinda el motivo para su cumplimiento. Rabi Itzjak en nuestra Guemará se hace esta pregunta. Él mismo nos responde que en este caso, en las leyes que estamos estudiando, se nos da el taam, el motivo, de las mitzvot. ¿Por qué un Rey no puede aumentar sus mujeres? Para que su corazón no se desvíe ¿y los caballos? Para que no se sienta con demasiado poder y quiera volver a Egipto a guerrear. Rabí Itzjak nos dice que si el hombre más sabio de la historia, Shlomó Hamelej, el Rey Salomon, erró ¿cómo no lo vamos a hacer nosotros? Shlomó dijo para si: "aumentaré mis mujeres pero no me desviaré, aumentaré mis caballos pero no volveré a Egitpo." ¿Qué termina pasando? Su corazón se termina desviando y vuelve a pelear a Egipto. La ausencia de los "taamei hamitzvot", de los motivos de los preceptos, es que Ds sabe que la naturaleza humana es confiar en su propia inteligencia. Nos creemos siempre capaces, superiores a la ley diciendo: "esto a mi no me va a pasar". Muchos decimos "en el auto puedo ir a más del límite de velocidad porque yo se manejar, no voy a matarme" por frases como éstas muchos terminan muertos o gravemente heridos. La Torá no revela el motivo de cada Mitzvá, los preceptos están para ser cumplidos. Debemos confiar que tienen un propósito y como nos dice la misma Torá "están para nuestro bien". Si le encontramos un sentido racional al cumplimiento de las Mitzvot, bienvenidos sean, pero su sentido y esencia sobrepasan a la razón humana. El comer kasher no es una dieta saludable, shabat no es un mero descanso del hombre, estas como tantas otras mitzvot son señales de lo divino que hay en nuestras vidas. Lo divino, para ser divino, muchas veces debe permanecer en el misterio.
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