שכל הכופר בעבודה זרה נקרא יהודי,
כדכתיב +דניאל ג'+ איתי גברין יהודאין וגו'.
“Todo aquel que rechaza la idolatría es llamado judío”
[Recuerden la discusión: ¿Mordejai era de la tribu de Benjamin o de la de Judá? La respuesta: era de la tribu de Judá. Ahora bien, entonces ¿Por qué era llamado un hombre judío?]
¿Quiénes son considerados judíos para esta enseñanza anónima del Talmud? Todas las personas que rechazan la idolatría. Ni quien nace de un padre judío, ni de una madre, ni aquel que cumple ciertas mitzvot; todo aquel que rechaza la idolatría es considerado como judío. Extraña definición.
El versículo que trae el Talmud
para justificar semejante aseveración es del complicado libro de Daniel (3:12)
en el que se dice “hay unos hombres judíos”. Estos hombres “judíos”
señala rashí en su glosa al Talmud son los que luego, continuará enseñando el
versículo, “no adoraron a tus dioses”, es decir no se prosternaron
frente a los dioses del rey Nabucodonosor sino que respetaron y solo alabaron a
Adonai.
Sin embargo ¿Qué es la idolatría?
¿Es únicamente adorar a estatuas y a dioses “falsos”? Esta es una versión
simplista, acotada y falsa de lo que en la mentalidad de Israel era considerado
como idolatría. Para nuestros sabios la idolatría era sinónimo de barbarie.
¿Quiénes eran los idolatras? Aquellos que no tenían moral, aquellos que no
aceptaban las leyes divinas más básicas: aquellos que asesinaban sin piedad y
que cometían actos sexuales inmorales como la zoofilia o las violaciones.
Entonces si idolatría era
sinónimo de barbarie, de una carencia de “moral”,
ser judío vendría a representar todo lo contrario. Es judío aquel que su
conducta lo hace merecedor de ser llamado “creado a semejanza de Dios”. Nacer
de una familia judía y actuar inmoralmente nos convierte en idolatras, mas
cualquier ser humano que rechaza la idolatría y las conductas impropias puede
ser llamado: judío. Será por esto que el Meirí, sabio judío francés del siglo
XIII, al comentar este pasaje talmúdico enseña que aquel que rechaza la
idolatría es como aquel que cumple toda la Torá. Toda persona de bien –toda
persona de Torá- puede ser llamada judía; ya que lo judío no se transmite a
través de la sangre sino de las enseñanzas y las acciones diarias de cada
hombre y de cada mujer.
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