En el inicio de un nuevo capitulo del tratado de Ketuvot la Mishna nos habla de ciertas obligaciones que tiene la viuda para con los herederos del padre y viceversa. El Talmud luego nos comenta que las mismas obligaciones que tenía la viuda para con su padre la sigue teniendo para con sus herederos hasta que fallezca o se vuelva a casar. Los editores del Talmud en el medio de esta discusión traen otro ejemplo de obligaciones de una persona para con otra y nos dicen que las mismas obligaciones que tiene un esclavo para con su amo tiene un estudiante para con su maestro. Kivud HaRab (honrar al maestro) es un importante principio moral y religioso del judaísmo rabínico. Tal como se debe honrar a Dios, a los ancianos y a los padres según la literatura bíblica el Talmud nos enseña que también debemos honrar a nuestros maestros ya que ellos encarnan la sabiduría de la Torá. En este caso Rabi Ioshua ben Levi nos dice que las mismas acciones que un esclavo realiza para su amo un estudiante debe hacer para con su maestro excepto sacarle las sandalias. De la misma forma que si un amo le pedía a su siervo que le trajese agua o le abriese la puerte un estudiante tiene que hacer lo mismo para su rabino/maestro.
Algunos maestros podrán y pensaban que no era necesario hacer de su alumno un asistente (o en aquellos tiempos un "siervo") y que no tenían porque pedirle que le traiga una cosa u la otra o que lo asista en alguna tarea o en la otra, sin embargo Rabi Iojanan nos dice que "Todo aquel que le niega a su alumno la posibilidad de ayudarlo le esta negando jesed (bondad)". ¿Qué quiere decir? Por un lado que quizás el alumno quiera de corazón ayudar a su maestro y demostrarle en acciones concretas su cariño y por el otro es una forma de cumplir una Mitzvá (Kivud HaRab) y si uno no se deja ayudar uno le está quitando al otro la posibilidad de cumplir aquel mandamiento.
En el pensamiento rabínico cuando un hijo le trae un vaso de agua a sus padres o un alumno le abre la puerta a su maestro estas acciones no son consideradas como abuso de la autoridad ni inapropiadas, por el contrario son excelentes formas para establecer una relación de amor, compromiso y respeto e inculcar en el otro el valor del honor, del respeto ayudandolo también a cumplir una mitzvá y hacer un acto de jesed. Dejarse ayudar es también ayudar al otro.
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