Maase Bereshit, la historia de la creación basada en Génesis 1, según la Mishná no puede ser enseñada frente a dos personas. La creación es un tema que pertenece al mundo esotérico y los sabios no querían que estos temas sobre “¿Qué hubo antes?”, “¿Cómo fue exactamente el proceso de la creación?”, o preguntas similares sean discutidas entre muchas personas. En este contexto el Talmud nos trae una gran cantidad de Midrashim y dichos de los sabios sobre la historia de la creación. Se nos cuenta por ejemplo, que el hombre primordial (Adam HaRishon) era de dimensiones descomunales, su cuerpo iba desde la tierra al cielo pero una vez que pecó al comer del fruto prohibido Dios disminuyó sus dimensiones.
Se nos dice también que en el primer día Dios creó 10 cosas entre las que se encuentran los cielos y la tierra, los abismos, la luz y la oscuridad, los vientos, el agua, el día y la noche. Muchos se preguntan por aquella luz del primer día ya que según la cronología bíblica Dios creó las luminarias el cuarto día. Algunos sabios responden que aquella luz primigenia era de una intensidad diferente, mucho más potente, y de un origen divino pero que luego cuando Dios vio al ser humano pecar en la generación del diluvio y de la torre de Babel decidió guardar esa luz para los justos. Otros sabios sin embargo nos dicen que efectivamente Dios creó las luminarias, el sol entre otras, el primer día pero que la “colocó” en el firmamento en el cuarto día recién.
El Talmud nos cuenta también que el mundo fue creado con diez dimensiones entre las que se encuentran la sabiduría, el discernimiento, la inteligencia, la fuerza, la justicia, la misericordia y la bondad. También hay un bello Midrash sobre uno de los nombres de Dios: Shadai. Según este Midrash Dios se encontraba en el proceso de crear un mundo infinito, sin comienzo ni fin pero en un momento dijo “basta” (Dai en hebreo) y decidió crear un mundo limitado y es por eso que su nombre es Shadai, ya que él le dijo al mundo “basta”. Y así muchos otros Midrashim acerca de la creación son traídos en estos folios.
Ahora bien, quisiera detenerme en uno de estos pasajes de forma particular. Los siete cielos. Según la tradición midrashica y mística judía los cielos no son “uno solo” sino que están compuestos por siete cielos, uno más elevado que el otro, en el cual en cada uno se sitúa algún otro elemento. Quisiera repasar con ustedes los nombres de estos siete cielos y “que se encuentra allí” según esta tradición rabínica:
Se nos dice también que en el primer día Dios creó 10 cosas entre las que se encuentran los cielos y la tierra, los abismos, la luz y la oscuridad, los vientos, el agua, el día y la noche. Muchos se preguntan por aquella luz del primer día ya que según la cronología bíblica Dios creó las luminarias el cuarto día. Algunos sabios responden que aquella luz primigenia era de una intensidad diferente, mucho más potente, y de un origen divino pero que luego cuando Dios vio al ser humano pecar en la generación del diluvio y de la torre de Babel decidió guardar esa luz para los justos. Otros sabios sin embargo nos dicen que efectivamente Dios creó las luminarias, el sol entre otras, el primer día pero que la “colocó” en el firmamento en el cuarto día recién.
El Talmud nos cuenta también que el mundo fue creado con diez dimensiones entre las que se encuentran la sabiduría, el discernimiento, la inteligencia, la fuerza, la justicia, la misericordia y la bondad. También hay un bello Midrash sobre uno de los nombres de Dios: Shadai. Según este Midrash Dios se encontraba en el proceso de crear un mundo infinito, sin comienzo ni fin pero en un momento dijo “basta” (Dai en hebreo) y decidió crear un mundo limitado y es por eso que su nombre es Shadai, ya que él le dijo al mundo “basta”. Y así muchos otros Midrashim acerca de la creación son traídos en estos folios.
Ahora bien, quisiera detenerme en uno de estos pasajes de forma particular. Los siete cielos. Según la tradición midrashica y mística judía los cielos no son “uno solo” sino que están compuestos por siete cielos, uno más elevado que el otro, en el cual en cada uno se sitúa algún otro elemento. Quisiera repasar con ustedes los nombres de estos siete cielos y “que se encuentra allí” según esta tradición rabínica:
- Vilon: Aquí no hay “nada”, pero es la parte del cielo que deja entrar al sol y a la luna cada día para renovar la creación diariamente con el día y la noche.
- Rakia: Aquí se encuentra el sol, la luna y las constelaciones.
- Sejakim: Aquí hay molinos que muelen la maná para los justos.
- Zevul: Aquí se encuentra la Jerusalén celestial con su Templo, su altar y con sacrificios diarios que son ofrecidos por el ángel Mijael.
- Maon: Aquí se encuentran los ángeles ministeriales que pasan sus noches cantando y sus días en silencio para no competir con las plegarias de los humanos.
- Majon: Aquí se encuentran las cámaras de la nieve, el granizo, los vientos, el fuego… es decir de todos los fenómenos climatológicos que provienen “de las alturas”.
- Aravot: En el último cielo, en el más elevado de todos, se encuentra la justicia, la rectitud y la Tzedaká, también se encuentra allí la fuente de la vida, de la paz y de la bendición conjuntamente con las almas de los justos, de las vidas aún por nacer y del rocío con el que Dios hará resurgir a los muertos.
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