Comenzamos un nuevo capítulo de nuestro tratado de Ketuvot. Nuestra primera Mishná discute cual es el "estado" de los objetos que una mujer recibe en herencia. Antes de analizar los diversos casos que menciona la Mishná y las interpretaciones talmúdicas al respecto es importante remarcar que por lo general la mujer no puede hacer uso de sus propiedades o bienes muebles. Mientras esta bajo tutelaje paterno es el padre quien obtiene los beneficios del trabajo de su hija y si ella llegase a recibir algo en herencia o un regalo es el padre quien puede hacer usufructo de los mismos. Una situación muy similar se da cuando la mujer está casada, es el marido quien tiene los derechos para realizar transacciones con aquellos bienes.
La duda surge en situaciones de "tránsito". La Mishná se pregunta que pasa si la mujer recibe cierta herencia antes de los esponsales (Erusin). En este caso la mujer es libre de hacer lo que quiera con aquellos bienes, puede decidir venderlos o regalarlos y aquellas transacciones son validas. Sin embargo si la herencia la recibe después de los esponsales en primera instancia la mujer no debería vender los productos ya que en poco tiempo será el marido quien deberá supervisar y aprobar las transacciones de su propiedad pero si llegase a vender alguno de aquellos bienes la transacción es valida. Ahora bien, si llegase a recibir la herencia después del casamiento y por algún motivo llegase a vender alguno de aquellos bienes el marido tiene la potestad de quitarle a los compradores aquellos bienes y ellos no pueden reclamar. La Mishná precisará luego que el marido solo puede sacarle los bienes que "son conocidos por él" de los compradores pero aquellos que él desconoce no puede sacárselos luego. El Talmud precisará que los bienes conocidos son los que se encuentran en el país mientras que los desconocidos son los que la mujer recibe como herencia en el exterior.
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