Como ya hemos dicho los sabios dictaminan que el hombre está obligado a proveerle alimento, vestimenta y relaciones sexuales de forma regular a su mujer. En una nueva Mishná se nos dice cuales son las obligaciones de la mujer para con su esposo. Entre algunas de las tareas domesticas se encuentran: moler, hornear, cocinar, lavar la ropa, amamantar al bebé, hacer la cama y trabajar con la lana. En el matrimonio, según la ley judía, tanto el hombre como la mujer tienen ciertas obligaciones y ciertos derechos. Estas son las obligaciones de la mujer en la matrimonio según la Mishná. De forma interesante la Mishná nos dice que si el marido tiene los recursos económicos cada vez que contrata a una nueva esclava (empleada en nuestros días) su esposa tiene menos obligaciones. Según una opinion si la mujer tiene 4 esclavas la misma puede sentarse sin hacer nada en la "cátedra" (trono real). Sin embargo según Rabi Eliezer incluso aunque una tenga cien empleadas aún así debe realizar alguna tarea hogareña ya que la holgazanería, según él, lleva al libertinaje. Rabí Shimon ben Gamaliel redobla la apuesta y dice que un hombre que le hace jurar a su mujer que no trabajará una vez que estén casados debe divorciarla ya que la holgazanería lleva a la estupidez. ¡Cuanta verdad! La holgazanería, entre tantas cosas, lleva al libertinaje y a la estupidez.
Está Mishná dará mucho que hablar en el Talmud. Hoy quisiera sin embargo detenerme en la primera reflexión talmúdica a esta muy interesante Mishná. La voz anónima de la Guemará cuestiona a la Mishná preguntándose como "moler" puede ser una de las actividades las cuales las mujeres casadas están obligadas a hacer. Esta, según explican los exegetas, es una tarea desgastante y muy pesada para una mujer. ¿Y cuál sería el problema? Que según Rabí Jía la mujer es solo para la belleza y para criar niños. Muchos de los lectores encontrarán este comentario un tono machista y de seguro que hay algo de machismo en las palabras de Rabí Jía. Tenemos que comprender, sin embargo, que estamos hablando de un sabio que vivió hace unos 1800 años. Según los parámetros de la época la mujer estaba destinada únicamente a la belleza y a la crianza de los niños, pero nuestra Mishná nos enseña que también la mujer puede (y debe) trabajar.
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