En Deuteronomio aparece la ley del violador (HaOnes) de una joven doncella mientras que en Éxodo 22 aparece una ley "similar" sobre el seductor (Hamefate). En ambos casos se trata de un hombre que tiene relaciones sexuales con una Naará (joven mujer que el Talmud limita entre los 12 años y 12 años y medio). Ambas leyes son similares pero también presentan ciertas diferencias las cuales son descriptas por una nueva Mishná. Ambos tienen relaciones sexuales con la joven pero la gran diferencia es que el violador lo hace contra la voluntad de la joven mientras que el seductor lo hace con consentimiento de la misma. Sin embargo al ser "menores", ambos transgresores, son castigados.
Nuestra Mishná nos dice que hay varias diferencias entre el castigo del violador y del seductor. El seductor debe compensar al padre de la joven (ya que ella todavía esta bajo dominio paterno hasta que alcance la mayoría de edad) con tres cosas: Boshet, Pgam y Knas. Boshet es vergüenza y el seductor debe pagar una indemnización por la vergüenza y la deshonra que le generó a la niña y a su familia. Pgam es daño y este debe pagar ya que "dañó" a la joven ya que la misma no es más virgen por lo cual su valor en una futura Ketuva será menor. Knas es multa y es un precio fijo de 50 Shekels (en monedas bíblicas) debe pagarle al padre de la niña. El violador a estos 3 pagos debe sumarle un cuarto que es el del Tzaar, el dolor que le causó a la joven al violarla.
El Talmud discute en extenso acerca del último punto: Tzaar. ¿El seductor no tiene que pagar esta indemnización? ¿Cuál es el daño exacto que un violador le genera a la mujer? A la primera pregunta la abrumadora mayoría de los sabios responde que no por cuanto la mujer aceptó tener relaciones sexuales con él y si bien la primera relación sexual genera ciertas molestias a toda mujer esto no es considerado un "daño mayor". En cuanto a la segunda pregunta los sabios están divididos. Algunos dicen que es el daño por tirarla al piso o por amarrarla a cierto lugar y otros dicen que es el daño por la penetración en sí misma ya que "no es lo mismo una relación sexual consentida que una relación sexual producto de una violación".
La otra gran diferencia entre el seductor y el violador es que según la ley bíblica y rabínica el violador esta obligado a casarse con la joven violada (si ella y su padre están de acuerdo) a pesar de que la misma no sea de su agrado. Sin embargo el seductor puede decidir no casarse con ella y simplemente pagar una "indemnización" a su padre.
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