Además, ninguna sangre comeréis en ningún lugar en donde habitéis, ni de aves ni de bestias. Cualquiera persona que comiere de alguna sangre, la tal persona será cortada de entre su pueblo. (Vaikrá 7:26-27)
El versículo que transcribimos previamente es el eje central de la discusión talmúdica de hoy. Como ustedes sabrán una de las reglas fundamentales del Kashrut es la prohibición de la ingesta de sangre. Toda persona que comiera una cantidad mayor de sangre que el tamaño de una aceituna, si lo hace con intención, recae sobre él la pena de Karet, sin intención, la pena de Korban Jatat. Ahora bien. La Mishná y posteriormente el Talmud complejizarán la cuestión.
La Mishná señala cuales son las sangres prohibidas y cuales las que por su ingesta uno no recibe ningún castigo. Toda sangre que surge de la Shejita (faena) de un animal tanto puro como impuro, tanto ave como bestia, está prohibida, y si uno la come sin intención debe traer un sacrificio por su pecado. Sin embargo otros tipos de sangre, entre ellas la sangre humana (luego debatiremos sobre esto), la sangre que se encuentran en los huevos o en los pescados, si uno las come sin intención uno no debe entregar un sacrificio por ello.
La gran cuestión del Talmud es intentar dilucidar porque está diferencia. El tema es complicado por el lenguaje del versículo. Por un lado el mismo dice “Kol Dam” (toda sagre), mas luego al final dice “de aves y de bestias”. Entonces bien ¿Todo tipo de sangre está prohibido comer o solo la de estos tipos de animales? Los rabinos resuelven esta aparente contradicción con una de las reglas fundamentales de la exegesis legal: Klal uFrat, lo general y lo particular. El versículo abre con un lenguaje general (klal), diciendo “toda sangre”. Sin embargo el mismo cierra diciendo “de aves y de bestias”, señalando los casos particulares (Prat). Y existe un principio que establece que cuando existe un Klal al que luego le sigue un Prat, los únicos casos posibles en esa generalidad son los que son enumerados (estos particulares). De esta manera los sabios establecen que según la Torá (ya los rabinos igual prohibirán otras cosas más adelante), las únicas sangres que están prohibidas de ingerir son la de las bestias y la de las aves.
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