domingo, 26 de octubre de 2014

Kritot 8 - El alto precio de las palomas

Hay ciertos korbanot en la Torá que prescriben que uno traiga dos palomos al templo de Jerusalém, como medio de expiación. El Talmud los llama Kinim. Por lo general traer dos palomos era mucho más accesible que traer un cordero u otro mamífero. Las mujeres que daban a luz o abortaban debían, como ya enfatizamos previamente, luego del periodo de purificación, traer un Korban al Templo de Jerusalém. El Talmud aclara ahora que lo que debían traer era dos pares de Kinim, es decir 4 palomos. 

En la Mishná se plantea una discusión: si uno tuvo 5 “abortos o nacimientos” ¿Debe traer un par de Kinim por cada uno o uno por todos? Los sabios estaban divididos, sin embargo en un momento se definió como que debían traer un par de palomos por cada aborto o nacimiento. Lo cual les generaba un gran costo a las parturientas, ya que los vendedores se aprovechaban y subían el valor de los Kinim. Una vez, se cuenta, un par de estos Kinim llegó a costar un Dinar de oro (un precio altísimo, ya que se calcula que un dinar de oro era equivalente a 25 dinarim de plata). Por ese motivo Raban Shimon ben Gamliel, que fue electo como Nasí (exilarca) de la comunidad judía 18 años antes de la destrucción del Templo de Jerusalém y que fue uno de los 10 sabios martirizados por los romanos, cuando se entera de esta situación y del alto costo impuesto para las mujeres pone su grito en el aire. Y él declara: “Por el Santuario de Jerusalem, no me iré a dormir esta noche hasta que su valor sea de 1 dinar de plata (es decir, 25 veces menor)”. Después de hacer estas declaraciones y protestar por el costo excesivo de los Kinim fue hasta el Beit Din y enseño que si una mujer tiene 5 “abortos o nacimientos” debe traer un solo par de Kinim por todos. Y al hacer esto reduce la demanda de palomos por lo cual el precio baja. La sugya termina diciéndonos que aquel día un par de palomos terminó costando ¼ de un Dinar de plata, es decir 100 veces menos que su valor de venta de esa mañana. 

Nuestros sabios nos enseñan que debemos defender nuestros derechos y que si los comerciantes se abusan de quienes quieren cumplir las mitzvot poniendo altísimos costos a los productos uno debe protestar. Raban Shimon ben Gamliel incluso transforma la halajá para reducir la demanda y la necesidad de palomos para que el precio baje. Ser judío es caro pero no debiera ser tan caro. Cuando en nuestros días vemos comerciantes que abusan de los consumidores, en especial en los precios de la comida Kasher, debemos reclamar y a veces la mejor forma de hacerlo es abstenernos por un tiempo de comprar ciertos productos de carne o quesos certificados, y comer otras cosas. Se cuenta que cierta vez en una ciudad los precios del pescado se dispararon. Y el rabino decretó que nadie compre pescado para sus cenas de Shabat (el único día que se daban ese gusto) hasta que los precios vuelvan a bajar. Tiempo después el valor del pescado se desplomó ya que por semanas nadie compró.

Y así concluimos el primer capitulo de Kritot. 

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