Las mujeres y la Torá. Uno de los grandes debates que entabló la modernidad fue el rol de la mujer en nuestras sociedades machistas. En el trabajo, en el hogar, en la política y también, como no podía ser de otra manera, en la religión. Hoy día hay quienes creen que la mujer debiera tener el mismo estatus que los hombres en cualquier esfera de la vida... excepto: en la religión. Por ese motivo la iglesia católica a la fecha no ordena mujeres como clérigos y por está misma razón muchas comunidades judías al día de hoy todavía no cuentan a las mujeres para el Minian o no les permiten leer Torá en público. Este es uno de los mayores atentados a nuestra honestidad espiritual.
En el pasaje de Talmud que hoy nos toca estudiar se nos enfatiza que todos pueden ser llamados a la Torá, para leer de ella en público, incluso (y el Talmud hace el énfasis y explicita) las mujeres y los niños. Según la ley original de la Torá, dicen los sabios, una mujer o un menor de edad pueden leer de la Torá igual que un hombre. Sin embargo ¿Por qué esto estuvo prohibido durante mucho tiempo? Porqué los sabios le adosan un pasaje en el cual establecen que las mujeres no deben leer de la Torá por Kvod HaTzibur (por el honor del público). Es decir: una mujer no puede leer la Torá frente a los hombres porque estos, si no saben leer se pueden sentir ofendidos en que una mujer (que en aquel entonces tenía una posición social muy por debajo de la que hoy gozan en la mayoría de nuestras sociedades) pueda leer mejor que ellos. Por la vergüenza de hombres analfabetos e ignorantes es que se prohibió por cientos de años que las mujeres lean Torá. Sin embargo en nuestros días donde las mujeres son presidentas, directoras de empresas, grandes profesoras en la universidad y ocupan al igual que los hombres casi cualquier puesto de trabajo ¿alguien se sentiría ofendido si una mujer lee Torá? ¿Se dañaría el honor de la congregación si una mujer lee Torá frente a ellos? La respuesta debe ser inequívoca: no! Si alguien se siente ofendido porque una mujer lea Torá no es más que un machista y un misogino. Si aceptamos gustosamente que la mujer cada día ocupe mayores lugares en las diversas esferas de nuestra vida también debemos hacerlo, permitirlo e impulsarlo en las esferas espirituales y religiosas.
El origen del Minian. La Mishná nos da una lista de cosas que no deben hacerse sin la presencia de un Minian. Por ejemplo: no se puede recitar la repetición de la Amida, no se puede leer Torá ni leer Haftará, etc. Ahora bien ¿de dónde se origina que se necesitan 10 judíos para realizar ciertos actos de culto? La respuesta talmúdica a continuación:
El Talmud para deducir ciertas cuestiones hace una conexión semántica entre versículos. Para saber que un Minián lo constituyen 10 personas utilizaremos 3 versículos. El primero lo encontramos en Vaikrá 22:22 que dice וְנִקְדַּשְׁתִּי בְּתוֹךְ בְּנֵי יִשְׂרָאֵל, y me santificarán de entre medio de los hijos de Israel. D´s le dice a Moshe que Él será santificado "Betoj", entre medio, de los hijos de Israel. Ahora acompáñenme....saltamos a la Bemidvar 16:21 donde dice הִבָּדְלוּ מִתּוֹךְ הָעֵדָההַזֹּאת, sepárense de entre medio de esta congregación. En este versículo D´s se refiere con Haeda (congregación) a los 10 espías que fueron a investigar la tierra de Israel y trajeron calumnias sobre la misma. Fijense que antes de la palabra Haeda (congregación) dice Betoj (de entre medio). Y ahora el último versículo (Bemidvar 14:27): עַד מָתַי לָעֵדָה הָרָעָה הַזֹּאת ¿Cuánto tiempo habré de soportar a esta congregación malvada? Fijense que aquí la Tora utiliza nuevamente la expresión Haeda para referise a los 10 espías que dijeron que sería imposible conquistar la tierra de Israel. Como allí se habla de 10 personas, aquí para santificar a D-s también se deben necesitar 10 personas, por eso es que para las cuestiones de santidad se necesitan 10 judíos para poder santificar el nombre de D-s.
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