Los sabios talmúdicos buscaban
alejarse lo más posible de la idolatría y de todos sus componentes. Por dicho
motivo prohibieron tener tanto contacto íntimo con los idólatras (como veíamos
hace algunas semanas), como también se prohibieron todos los utensilios,
objetos, alimentos y bebidas, que se utilizaron para hacer idolatría. Huelga
decir que también el objeto en sí mismo que fue la fuente de idolatría también
quedaba prohibido.
En nuestro Daf (hoja talmúdica)
se discute en torno a los elementos de la naturaleza que de alguna manera
forman parte de aquello que los paganos rinden culto. Lo que nos dice la Mishná
en primera instancia es que las montañas y los montes donde los idólatras
rinden cultos paganos están permitidos (no tienen que ser destruidos y un judío
puede tener provecho de los mismos); mientras que lo que esta encima de
aquellos montes, los altares, sus sacrificios, etc., están prohibidos y deben
ser destruidos.
“Destruiréis
inexorablemente los lugares donde los pueblos que vais a expulsar han rendido
culto a sus dioses: sobre las altas montañas, sobre las colinas y bajo todo
árbol frondoso.” (Devarim 12:2) Rabi Iosi Haglili al
interpretar este versículo dice que lo que se debe destruir no son las montañas
y las colinas sino lo que esta “por encima de ellos”, ya que él comprendía que
los antiguos paganos no alababan en sí mismo a las montañas sino que rendían
culto a aquellas figuras que ponían sobre los altares arriba de las montañas.
El problema de los árboles. A
diferencia de las montañas, la gran mayoría de los árboles son plantados por
los seres humanos, y el Talmud nos dice que, de practicarse allí idolatría sí deben ser destruidos ya que hay sobre ellos “Tefisat iedei Adam”;
ya que son objetos de la naturaleza que fueron, de alguna manera, trabajados
por los seres humanos. Y el Talmud aclara que todo objeto que fue alterado o
trabajado de alguna manera por el ser humano debe ser destruido si se encuentra
que sobre los mismos se cometieron actos de idolatría. Las montañas no son destruidas
porque no fueron “construidas” por los seres humanos pero si un árbol es
plantado con el fin de ser un sitio donde se hará idolatría el mismo debe ser
arrancado de raíz y destruido.
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