viernes, 24 de febrero de 2012

Sanhedrín 25 - Inhabilitado para ser juez o testigo


Ya establecimos varias veces que son 3 los jueces necesarios para integrar un Beit Din. También dijimos como son elegidos. Ahora nos falta algo que ya mencionamos cierta vez ¿Quiénes están calificados y quienés no lo están para ser jueces? En primer lugar aclaremos que en líneas generales todo aquel que puede dar testimonio puede ser juez y viceversa. Habiendo dicho esto digamos también que los descalificados para dar testimonio o para ser jueces son en primer lugar los “parientes cercanos” de algún litigante. No puede haber relación de parentesco entre alguna de las partes en conflicto y los jueces o los testigos. En segundo lugar nuestra Mishná presenta una serie de hombres que por sus actividades no son válidos ni para actuar como testigos (edim) ni para ser jueces (daianim). Vamos analizando uno por uno:

1)      HaMesajek VeKubia: El que juega con los dados. En nuestros tiempos hablaríamos de los apostadores. El Talmud brinda dos razones distintas para descalificar a los apostadores: La primera es que son “Asmajta” y estas personas no son confiables. Asmajta viene de la raíz SMJ que significa apoyar-confiar, y éstas al parecer no son personas confiables ya que prometen algo que esperan no tener que cumplir. Un ejemplo clásico: “si pierdo esta partida, algo que ningún jugador quiere, te doy 100 dólares.” Otro sabio nos dice que es porque estos jugadores de la suerte no se ocupan del asentamiento productivo del hombre en el mundo. Su plata va y viene con facilidad y sin esfuerzo sin tener conciencia del valor del dinero y del esfuerzo cotidiano de millones de personas para conseguirlo. Si ellos no cuidan su dinero ¿cómo van a cuidar el dinero de los demás durante el juicio? En definitiva, no son hombres confiables. 

2)      Malve Vereviit. El que presta con interés. Al que se lo llama comunmente: usurero. Los sabios no dan una explicación en extenso por qué está inhabilitado para ser juez. Uno podría suponer que tiene que ver como el caso anterior en que su “quehacer” no es productivo para el mundo y que al apostar a la “suerte” de las finanzas, los créditos y otras cuestiones no tienen conciencia real del dinero. Un dato a tener en cuenta para todos estos casos. La halajá queda fijada que está inhabilitado para ejercer funciones judiciales cualquiera de estos hombres que su única ocupación sea alguna de las mencionadas. Si uno juega de vez en cuando unos dólares en el casino pero semanalmente trabaja y “crea valor” está habilitado para ser juez o testigo. 

3)      Mafrijei Ionim. Los que sueltan a los pájaros. El Talmud explica y discute que esta categoría de hombres inhabilitados para dar testimonio es similar a la de los apostadores. Ya que dicen que estos “soltadores de pájaros” son los que realizan carreras de pájaros diciendo “si tu pájaro le gana al mío, tu ganas”. El Talmud discute que esta actividad es muy parecida a la de los jugadores de dados pero unos sabios dicen que ambas se diferencian en el hecho de que en relación a los jugadores de dados su decisión depende de ellos, ellos creen ser mejores que los otros y que por ese motivo van a ganar, mientras que en el caso de las palomas, sus dueños ponen la confianza en las palomas, en un tercero, y no en ellos mismos. En definitiva ambas son actividades relacionadas con la suerte y no con el trabajo “digno” y es por este motivo que estos hombres quedan inhabilitados. 

4)      Sojarei Sheviit. Los que comercian en el séptimo año. Esta categoría la analizaremos en más detalle el día de mañana. 

El Talmud también incluye en la categoría de los que están inhabilitados para ser jueces o testigos a los ladrones, asaltantes y a los pastores de ganado en campos de otras personas, ya que también son considerados ladrones. Por regla general podríamos decir que cualquier persona que exclusivamente se ocupa de una profesión deshonrosa o impropia para lo que la sociedad considere correcto queda inhabilitado para actuar como juez. 

Raba enseña que “nadie se hace a sí mismo malvado”. Este principio es muy importante ya que nadie se puede auto-acusar. Si alguien dice que trasgredió algún precepto, lo cual lo inhabilita también para ser juez o testigo, o bien realiza alguna de las actividades previamente descriptas, no queda descalificado. Uno no puede auto incriminarse, según la halajá. Si otro da testimonio que este hombre traspasó algún precepto queda sí inhabilitado. Tengamos en cuenta esto último ya que la ley judía es muy estricta en relación a los testimonios, estos deben provenir de personas observantes. Un ejemplo típico de nuestros días es que para que un casamiento sea valido se necesitan dos testigos y estos dos deben ser Shomrei Mitzvot, observantes de los preceptos, si no lo son el matrimonio no es válido.

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