viernes, 22 de noviembre de 2013

Baba Batra 15 - Moshé y Iob

Moshe y la Torá:

¿Quién escribió la Torá? El sólo hecho de preguntar algo semejante sería considerado como una herejía en la actualidad dentro de muchos sectores reaccionarios del judaísmo. Ya hemos visto en el último post como los sabios sostienen que los diversos libros del Tanaj fueron escritos por diversas personas en un periodo de más de 700 años. En está oportunidad los sabios incluso se preguntan quién escribió la Torá, y no tienen ningún tapujo en preguntarlo. Según dicen la Torá la escribió Moshé. Sin ser grandes académicos modernos los sabios, sin embargo, insisten en que si esto es así nos encontramos con un problema. Los últimos 8 versículos de la Torá relatan hechos que suceden luego de la muerte de Moshé ya que se está escrito (Debarim 34:5): "Y murió allí Moisés siervo de Adonai, en la tierra de Moab". Si Moshé murió no pudo haber escrito los versículos que le siguen y que concluyen con el relato de la Torá. Cierto maestro sugiere entonces que debemos decir que toda la Torá la escribió Moshé mas los últimos 8 versículos los escribió su sucesor Ioshua bin Nun. Rabi Shimon sostiene que ninguna otra persona excepto Moshé podría haber escrito la Torá por lo cual debemos decir que las últimos ocho versículos eran dictados por Dios y Moshé los fue escribiendo con sus propias lagrimas. Con dolor y lagrimas Moshé escribe, antes de morir, su propio destino. 

Este es un pequeño ejemplo de la libertad de pensamiento de los sabios talmúdicos. No existían las preguntas prohibidas. Cualquier pregunta era válida si tenía una correcta intención. Algunos sabios eran más racionales y sostenían que era posible que no toda la Torá la haya escrito Moshé. Otros, sin embargo, preferían justificar que toda la Torá fue revelada a Moshé regalándonos una hermosa imagen de un hombre escribiendo su propia muerte con sus lagrimas saladas. Si hace 1700 años los rabinos pudieron hacerse estás preguntas sin miedos ¿Por qué nosotros con las herramientas académicas modernas (análisis lingüístico, arqueología, literatura comparada, historia, etc.) no podemos volver a preguntarnos quién escribió la Torá, o por lo menos ciertas partes? La santidad de la Torá no radica en quien fue su autor sino en la fuerza de su mensaje. 

Iob y las metáforas: 

¿Y si todo era una metáfora? El Rambam nos enseñaba que si hay un pasaje de las escrituras que se contradice con nuestra razón y con la lógica debemos intentar comprenderlo como si este fuera una metáfora. ¿Y si toda la Torá es una metáfora? ¿Por qué no podemos comprender que "históricamente" las aguas no se abrieron sino que aquel episodio es relatado en forma de metáfora? ¿Y qué pasa si lo mismo ocurre con la creación o con cualquier otro episodio "sobrenatural" del Tanaj? Dios nos entregó el maravilloso regalo de una mente poderosa y profunda, si nos privamos de pensar libremente estamos rechazando este regalo divino. 

Los rabinos del Talmud consideraban, por ejemplo, que toda la historia de Iob podía bien haber sido una metáfora, una hermosa y poderosa metáfora. Al igual que la metáfora y la alegoría del Kibshat Harash (ver Shmuel II 12:3) Iob bien podría nunca haber existido. Así sentencian los sabios: Iob no existió ni existirá, es sólo una metáfora (Mashal). Una vez más con audacia los sabios comprendieron que semejante historia de dolor no podía haber sido "histórica"; debía ser una metáfora para enseñarnos algo a todos nosotros. Una metáfora con una profunda moraleja que se resume en un hermoso y conmovedor pasaje de su libro (1:21): "Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Adonai dio, y Adonai quitó; sea el nombre de Adonai bendito."

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