Rab Huna y Rab Iehuda tuvieron una importante discusión. Ambos sostenían que se debía ayudar a los más necesitados sin embargo disentían si se debía averiguar o asegurarse si realmente la persona que venía a solicitar ayuda era realmente un carenciado. A muchos de nosotros alguna vez nos ha pasado lo mismo. Andabamos por la calle o el tren y alguien se nos acercó a pedir unas monedas. Por un lado siempre nuestro corazón tiende a dar y a tratar de ayudar mas hemos escuchado muchas historias de "estafadores callejeros". Cuando nos dicen que son minusvalidos, o que tienen HIV o que tienen 7 hijos traídos de Rumanía ¿les creemos o no? Queremos creerle pero a veces dudamos. A veces dudamos pero le damos igual y otras veces nos abstenemos de ayudarlos.
Rab Huna y Rab Iehuda tenían hace 1700 años el mismo dilema. Rab Huna decía que si la persona venía en busca de ropa se le debía dar inmediatamente porque una persona no se pondría ropas harapientas porque sí, ya que eso es humillante. Sin embargo si una persona venía a pedir comida se debía investigar si realmente aquella era una persona necesitada o solamente era un "vago" o alguien que andaba buscando molestar o sacar algún rédito económico extra. Rabi Iehuda opina exactamente lo contrario. Si alguien viene buscando ropa podemos esperar y hacer las averiguaciones correspondientes. Sin embargo si alguien viene y pide comida se lo debe alimentar inmediatamente. No se debe dudar ni hacer ninguna averiguación. Quizás está debe ser una de nuestras actitudes a la hora de ayudar a los más necesitados. Muchas veces dudamos si con el dinero que le damos se irán a drogar o lo gastarán en alcohol, entonces siguiendo la enseñanza de Rab Iehuda siempre podemos dar algún alimento. Ir un instante a un almacén y darles algo para comer quizás valga mucho más que unos pesos que podamos darle.
Los sabios estimaban mucho y le daban una gran importancia a la practica de la tzedaká. Tzedaká no traducida como caridad sino como justicia social. La tzedaká no es un acto de caridad que hacemos por amor sino es un acto de justicia redistributiva. Es tomar conciencia que no todo lo que poseemos nos es propio, que siempre una parte de lo nuestro le pertenece a los más necesitados. Es por eso que Rab Así enseñó: [el cumplimiento del mandamiento de] tzedaká se equipara con [el cumplimiento] de todos los preceptos.
Y así nos enseñaba, para finalizar, Rabi Itzjak: "El que sigue la justicia (tzedaká) y la misericordia
hallará la vida, la justicia (tzedaká) y la honra (Mishlei 21:21)." Si entendiésemos este pasaje en su sentido simple este nos vendría a enseñar que quien da tzedaká finalmente terminaría recibiendo tzedaká, es decir: terminaría siendo pobre necesitando de la justicia de los demás. Sin embargo Rabi Itzjak nos enseña que toda persona que persiga la tzedaká finalmente Dios le pondrá más monedas en el camino para que pueda seguir haciendo justicia.
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