Ya habíamos establecido que para que una mujer pueda ser juzgada como Sotá [mujer adúltera] el marido primero debía advertirle que no debía hablar/encontrarse más con cierto hombre. Si ella lo hacía debía haber por lo menos un testigo que la viera entrando con ese mismo hombre a una habitación. Este encuentro, para que la acusación del marido sea válida, debía durar una cantidad de tiempo; el tiempo necesario para que pueda existir una relación sexual o por lo menos una penetración. Si la reclusión en un cuarto entre la mujer y aquel hombre dura menos que lo que dura un encuentro sexual debemos presuponer que la mujer no se acostó con aquel hombre ergo no puede ser acusada como Sotá.
Ahora bien ¿Cuánto es ese tiempo? En otras palabras ¿Cuánto debe durar como mínimo el encuentro sexual? Como muy pocas veces sucede en el Talmud, para esta pregunta casi diez rabinos dan sus opiniones al respecto. Como en aquel entonces no existían los relojes, no podían discutir si la misma debía durar un minuto, 21 minutos o tres horas; debían dar diversos ejemplos de la vida diaria para calcular el tiempo del encuentro sexual. Como decir por ejemplo "el tiempo que uno tarda en lavarse los dientes". Los diversos rabinos, dan respuestas muy dispares y algunas respuestas bastante cómicas. Rabi Ishmael sugiere que es el tiempo que uno tarda en dar una vuelta a una palmera (muy poco tiempo no?), Rabi Eliezer el tiempo que uno tarda en llenar una copa de vino, mientras que Rabi Ioshua sugiere que es el tiempo que te lleva tomar una copa de vino. Ben Azai sugiere que es el tiempo que le lleva a uno cocinar un huevo, mientras que Rabi Akiva el tiempo que a uno le lleva comer un huevo. Rabi Iehuda ben Beteira va un poco más y dice que es el tiempo que a uno le lleva comer tres huevos. Estos son algunos de los ejemplos de cuantificación que traen los sabios en el Talmud.
Si lo notaron, cada una de las sugerencias tomaba más tiempo que la anterior. Sin duda dar una vuelta a una palmera tarda mucho menos que comer tres huevos duros. Es decir para un sabio la relación sexual se puede dar en apenas unos 3 segundos mientras que para otros se necesita por lo menos un minuto. Ahora bien ¿en que se basaron los sabios para dar estás opiniones? Como no podía ser de otra manera: de sus propias experiencias sexuales. Así lo sugiere Rabi Iojanan. Cada sabio tomó de referencia su tiempo de duración promedio para tener el mínimo contacto sexual (no estamos hablando de una relación sexual completa sino del mínimo tiempo necesario para la penetración) y luego lo cuantificó. Ah, para quien se lo preguntaba, la halajá queda como Rabí Akiva. Vayan para atras y vean cual fue su medida de tiempo!
Un poco de halajá. Luego de interiorizarnos en la vida sexual de los sabios saltemos, como hace la Guemará, a algo de halajá. Rabi Asi nos enseña que quien quiera comer pan sin Netilat Iadaim [lavado de manos] es como si se estuviera acostando con una prostituta (tengan en cuenta que el Talmud no lo dice como algo bueno!). Rabi Eleazar es más duro todavía y establece que quien desprecia el lavado ritual de manos es arrancado de este mundo.
Existen por lo menos dos lavados de manos rituales. Maim Rishonim [las primeras aguas] que son las que nos vertemos antes de comer pan. Al lavarnos las manos debemos elevarlas para que el agua que chorree no vuelva a caer en nuestros dedos limpios. Al finalizar la comida está la costumbre de hacer Maim Ajronim [las últimas aguas], al contrario del primer lavado debemos en esta ocasión tirar los dedos hacia abajo para dejar caer el agua.
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