En un comienzo, nos relata Rab Jisda, la Shejiná [la presencia Divina] residía sobre cada uno de los integrantes del pueblo de Israel sin embargo, una vez que el pueblo pecó a través de la promiscuidad y de relaciones sexuales prohibidas [Ervat Davar], la Shejiná se apartó de ellos. Para los sabios de Israel, la prostitución y el adulterio constituyen algunas de las peores transgresiones. Los profetas (Oshea por ejemplo) suelen comparar la prostitución y a la promiscuidad de los hombres con el alejamiento del pueblo de Israel de Dios; ellos lo abandonan cual hombre que se va tras otras prostitutas, es decir: dioses paganos. Por está razón los rabinos son muy severos en relación a las leyes en torno a la Ishá Sotá [mujer adúltera].
Rabi Akiva y Rabi Ishmael suelen disentir en cada punto que abordan. El caso de la Ishá Sotá no es la excepción. El primero establece que es obligatorio que el hombre cele a su esposa, es decir que si ve que ella está posiblemente intimando con otro hombre debe obligatoriamente advertirle que si lo vuelve a hacer le dará de tomar las aguas para "verificar" si es adultera o no. No tiene opción, debe hacerlo. En cambio Rabi Ishmael sugiere que no lo debe hacer de forma obligada [Jová] sino de forma optativa [Reshut]; si él desea puede celar a su mujer, y sino puede "hacerse el distraído". La halajá queda como Rabi Akiva.
"si viniere sobre él espíritu de celos" (Bemidvar 5:14) La Torá afirma que para que el hombre cele a su mujer deben venir sobre él "espíritu de celos" [Ruaj Kinah]. El Talmud, sin embargo, discute de qué tipo de espíritu habla la Torá. Los sabios dicen que se trata de un Ruaj Tumah (espíritu de impureza) mientras que Rab Ashí dice que se trata de un Ruaj Tahara (espíritu de pureza). Entiendo yo que esta discusión se basa en que según los sabios, el hombre cuando le entraba este espíritu buscaba que a través de las aguas se comprobase que su mujer era adúltera para tener que divorciarla. Mientras que según Rab Ashí el hombre cuando le da de probar estás aguas "mágicas" busca, por el contrario, confirmar que su mujer no fue adultera para volver a poseerla sin sospechas ni celos ulteriores.
Extra: Según Rabi Iojanan todo aquel que realiza un mandamiento en este mundo, el mismo se le adelanta a él en el mundo venidero. Mientras que si uno realiza una transgresión en este mundo la misma se presenta como querellante en el día del juicio. Los mandamientos nos acompañan hasta la eternidad mientras que las transgresiones nos acompañan y certifican en contra nuestro en nuestro juicio final. Hermosa metáfora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario